La policía intenta proteger a los residentes que huyen del barrio Carrefour-Feuilles en Puerto Príncipe, Haití, después de que las bandas lo tomaron, el 15 de agosto de 2023. (Reuters/Ralph Tedy Erol)
La policía intenta proteger a los residentes que huyen del barrio Carrefour-Feuilles en Puerto Príncipe, Haití, después de que las bandas lo tomaron, el 15 de agosto de 2023. (Reuters/Ralph Tedy Erol)

Haití se incorpora a la relación de países donde numerosos asesinos de periodistas continúan impunes

Por Arlene Getz

La duradera ausencia de justicia por los crímenes de periodistas es una amenaza de primer orden contra la libertad de prensa. Diez años después de que las Naciones Unidas declararon la observancia del Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, y más de 30 años después de que el CPJ comenzara a documentar estos casos, prácticamente el 80 % de los crímenes no han sido resueltos.

Haití, nación caribeña azotada por una profunda crisis, se ha convertido en uno de los países donde los asesinos de periodistas andan impunes, según datos del Índice de Impunidad Global de 2023, elaborado por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). La violencia provocada por las pandillas, la pobreza crónica, la inestabilidad política y la disfunción del Poder Judicial son los factores que han llevado a la primera inclusión de Haití en la lista anual del CPJ sobre los países donde los asesinos de periodistas siguen libres.

Haití ahora ocupa el tercer lugar en la relación, a continuación de Siria y Somalia, en ese orden. Somalia, al igual que Iraq, México, Filipinas, Pakistán y la India, ha aparecido en el índice todos los años. Siria, Sudán del Sur, Afganistán y Brasil también han figurado con frecuencia, un grave recordatorio del carácter persistente y funesto de la impunidad.

Personas lloran sobre el ataúd de un periodista sirio asesinado por los militantes del Estado Islámico en la línea del frente en Deir al-Zour, durante un funeral en Kobani, Siria, el 14 de octubre de 2017. (Reuters/Erik De Castro)

Son diversas las razones por las cuales los asesinos de periodistas no son enjuiciados en estos países: la presencia de conflictos armados y de grupos rebeldes, la corrupción, las fallas en los organismos del orden público, y la ausencia de voluntad política para castigar a aquellos individuos dispuestos a matar periodistas independientes. Estos Estados abarcan democracias y autocracias, naciones en crisis y otras con Gobiernos estables. Algunos están saliendo de prolongados conflictos, pero la reducción de las hostilidades no ha puesto fin a la persecución de periodistas. Y conforme la impunidad se arraiga, denota una indiferencia que tiende a incentivar a futuros asesinos y a inhibir el periodismo independiente, pues los periodistas, alarmados, huyen de sus países, se autocensuran o abandonan la profesión completamente.

El índice de este año registra 261 casos de periodistas asesinados por su trabajo entre el 1 de septiembre de 2013 —año en que las Naciones Unidas proclamaron el 2 de noviembre como el Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas— y el 31 de agosto de 2023. Según datos recabados por el CPJ, durante ese decenio, nadie ha rendido cuentas ante la Justicia en 204 de estos casos, o sea, más del 78 %. (Los casos de los periodistas que han muerto en la guerra que estalló el 7 de octubre entre Israel y Hamás no están incluidos en esta relación porque no ocurrieron dentro del decenio del índice). La tasa de impunidad del 78 % representa una leve mejora en comparación con la tasa del 90 % que el CPJ documentó hace una década, pero ello no debe verse con optimismo: la impunidad continúa rampante y la triste realidad es que casi cuatro de cada cinco asesinos de periodistas no rinden cuentas ante la Justicia por los crímenes que han cometido.

En total, el CPJ ha documentado 956 casos de periodistas que han muerto asesinados por su labor desde que la organización comenzó a recopilar datos sobre esta problemática, en 1992. De ese total, en 757 casos, más del 79 %, ni siquiera ha habido un proceso judicial.

Más allá del índice 

El Índice de Impunidad Global del CPJ comprende aquellos países con un mínimo de cinco casos de asesinato de periodistas no resueltos durante un período de 10 años. Solamente se incluyen los casos en que la impunidad fue absoluta. No se incluyen los casos en que la impunidad fue parcial: cuando algunos acusados son condenados, pero otros sospechosos siguen libres. Se calcula el puntaje de cada país en relación con su población, lo que significa que países más poblados como México y la India ocupan puestos más bajos en la lista, a pesar de tener más casos de asesinato de periodistas.

Pero los efectos nocivos de la impunidad se extienden más allá de las fronteras de los países que con frecuencia ocupan un lugar en el índice anual del CPJ. La impunidad tiene un efecto intimidante sobre los periodistas de otras partes, y socavan la libertad de prensa y el periodismo centrado en asuntos de interés público. 

En la Cisjordania ocupada, los periodistas palestinos que fueron entrevistados por el CPJ para el informe Patrón mortal, publicado este mismo año, afirmaron que su trabajo se ha visto minado por el creciente temor por su integridad física a raíz de que las Fuerzas de Defensa de Israel mataron a disparos a la corresponsal del canal en árabe de Al-Jazeera Shireen Abu Akleh en mayo de 2022. De acuerdo con esta investigación del CPJ, nadie ha rendido cuentas por la muerte de 20 periodistas a manos del ejército israelí en 22 años. “La impunidad en estos casos ha socavado gravemente la libertad de prensa y ha dejado los derechos de los periodistas en una posición precaria”, destacó el informe. (Israel no aparece en el Índice de Impunidad Global porque menos de cinco periodistas muertos durante el período del índice se clasifican como blancos de asesinato).

En varios países de la Unión Europea, que normalmente se consideran entre los más seguros para el ejercicio del periodismo, la libertad de prensa enfrenta crecientes presiones, y naciones como Malta, Eslovaquia, Grecia y los Países Bajos tienen casos de asesinato de periodistas sin resolver.

En Malta y Eslovaquia, todavía no se ha logrado plena justicia por el asesinato de Daphne Caruana Galizia y de Ján Kuciak. En Grecia nadie ha rendido cuentas ante la Justicia por el asesinato de Sokratis Giolias, en 2010. Un reciente informe de la iniciativa “Un mundo más seguro para la verdad”, una colaboración de organizaciones defensoras de los derechos humanos entre las que se encuentra el CPJ, encontró deficiencias en la investigación de las autoridades respecto al asesinato de Giolias y la muerte similar de Giorgos Karaivaz 11 años después.

En los Países Bajos, nueve acusados están a la espera de juicio por asesinar a tiros al periodista holandés Peter R. de Vries cuando salía de un estudio de TV en 2021. Aunque no se ha confirmado que De Vries y Karaivaz hayan sido asesinados por su labor informativa, sus compañeros en Grecia y los Países Bajos han declarado al CPJ que las muertes de ambos comunicadores sociales han provocado autocensura e inseguridad duraderas en el gremio periodístico. La muerte de De Vries tuvo “un efecto paralizante sobre los periodistas”, declaró al CPJ Paul Vugts, reportero holandés especializado en noticias judiciales y policiales y el primer periodista de su país que recibe protección policial completa por las amenazas de muerte recibidas en relación con su labor.

En países considerados menos seguros para los periodistas, continúan los actos de represalia violenta por la cobertura informativa.

En Camerún, país del África central, el cadáver mutilado del periodista Martinez Zogo fue hallado el 22 de enero de 2023. Al menos un periodista que tenía vínculos con Zogo, Jean-Jacques Ola Bebe, fue encontrado muerto 12 días después. Varios periodistas a quienes Zogo advirtió que estaban en una lista de objetivos, huyeron del país, mientras que otros optaron por autocensurarse. “El asesinato, agresión física, secuestro, tortura y hostigamiento de periodistas por parte de la Policía, organismos de inteligencia, el ejército y actores no estatales en Camerún sigue teniendo un grave efecto inhibidor [sobre los medios]”, resaltó un informe publicado en julio y presentado ante las Naciones Unidas por una coalición que incluyó al CPJ.

El difícil camino a la justicia

Desde 1992, se ha logrado justicia plena en tan sólo 47 casos de periodistas asesinados, es decir, menos del 5 % de ese total. Los datos del CPJ demuestran que factores como la presión internacional, la jurisdicción universal y los cambios de Gobierno pueden ser cruciales para lograr que los responsables de los crímenes rindan cuentas de sus actos.

Familiares y periodistas somalíes entierran el cuerpo del reportero Abdiaziz Mohamud Guled, que trabajaba para la emisora estatal Mogadiscio y murió en un atentado suicida en la capital somalí, Mogadiscio, el 21 de noviembre de 2021. (Reuters/Feisal Omar)

Un caso emblemático es el del periodista peruano Hugo Bustíos Saavedra. Bustíos murió en una emboscada a manos de soldados el 24 de noviembre de 1988, cuando cubría el conflicto entre las fuerzas de seguridad gubernamentales y el movimiento guerrillero Sendero Luminoso. Tuvieron que pasar 35 años para que un juzgado penal peruano condenara a Daniel Urresti Elera, quien era jefe de inteligencia del ejército en la zona donde mataron a Bustíos, a 12 años de cárcel por su papel en la muerte. (Consulte la cronología del caso Bustíos aquí).

La condena de Urresti fue resultado de distintos factores como los cambios en el liderazgo político en Perú, la reapertura de investigaciones sobre violaciones de los derechos humanos a raíz de que la Corte Suprema de Justicia de Perú anulara en la práctica la ley de amnistía de 1995 que protegía a los miembros de las Fuerzas Armadas, y el continuo activismo de organizaciones defensoras de los derechos humanos como el CPJ ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

En la República Centroafricana, la muerte de Yevgeny Prigozhin, líder de un ejército de mercenarios ruso, en un accidente aéreo ocurrido en agosto, dos meses después de ordenar a sus tropas que marcharan sobre Moscú, ha despertado esperanzas de que alguien pueda brindar información sobre el asesinato de tres periodistas rusos en 2018, señala Gulnoza Said, coordinadora del Programa de Europa y Asia Central del CPJ. Los periodistas Orkhan Dzhemal, Kirill Radchenko y Aleksandr Rastorguyev fueron asesinados a tiros a los tres días de haber llegado al país para investigar las actividades del Grupo Wagner.

La jurisdicción universal, que permite a las autoridades de un país abrir un proceso penal por crímenes de lesa humanidad sin importar dónde se cometieron, también puede ser un instrumento eficaz. Bai Lowe, acusado de integrar el escuadrón de la muerte que mató al periodista gambiano Deyda Hydara, enfrenta un juicio en Alemania, el primer individuo acusado de cometer violaciones de los derechos humanos durante la dictadura de Yahya Jammeh que es juzgado fuera de Gambia.

La presión internacional es otro factor que puede motivar a las autoridades a investigar crímenes de periodistas no resueltos, inclusive si las investigaciones no terminan necesariamente en la apertura de un proceso penal. De acuerdo con el informe del CPJ Patrón mortal, sobre casos de periodistas muertos a manos del ejército israelí, es más probable que las autoridades investiguen la muerte de periodistas con pasaportes extranjeros. “El grado hasta el cual el Gobierno de Israel investiga, o dice investigar, los casos de muerte de periodistas parece estar vinculado con la presión externa”, señaló el informe.

El caso Bustíos puede haber ofrecido un atisbo de esperanza, pero también pone de relieve que el camino a la justicia puede ser largo y accidentado, y que, para la mayoría de los periodistas asesinados, la justicia nunca llega. 

Los países que conforman el Índice de Impunidad Global de 2023 del CPJ

 
1) Siria
Un total de 14 periodistas fueron asesinados con plena impunidad en Siria en el período del índice de 2023. De ellos, 10 murieron entre 2013 y 2016, cuando la rebelión inicial contra el régimen encabezado por Bashar al-Assad se convirtió en una guerra a gran escala que involucró a potencias regionales y mundiales, y el grupo radical Estado Islámico comenzó a ejercer el control de zonas del territorio sirio. Se cree que el Estado Islámico asesinó a ocho de los 10 periodistas que murieron entre 2013 y 2016. Los combates han disminuido desde que Assad recuperó el control de la mayor parte del país, pero los medios sirios han recibido duros golpes, pues numerosos periodistas huyeron al exilio y las autoridades militares continúan hostigando, amenazando y deteniendo periodistas.    

2) Somalia
Somalia, el país con el peor puntaje del índice en los últimos ocho años, ocupa el segundo lugar en el índice de 2023, después de Siria. Este descenso al segundo puesto no indica que haya mejorado el historial de Somalia en materia de impunidad, sino que se deriva del método empleado por el CPJ para determinar el orden de los países que figuran en el índice: tres de los cuatro periodistas que murieron en 2013 fueron asesinados antes del 1 de septiembre de ese año, lo que quiere decir que quedan fuera del período del índice de este año. La mayoría de los 11 periodistas incluidos en el período del índice murieron entre 2013 y 2018, y se cree que murieron a manos de Al-Shabaab, un grupo insurgente que pretende erigir un Estado islámico en esta nación. Somalia sigue siendo un país muy inestable en momentos en que las autoridades han emprendido una nueva ofensiva contra Al-Shabaab. Informar sobre las actividades de este grupo insurgente sigue siendo una cobertura peligrosa, incluso mortal. Los medios continúan enfrentando serios obstáculos para ejercer su labor, debido a que los periodistas siguen siendo objeto de arrestos, amenazas y hostigamiento.

3) Haití
La inclusión de Haití en el índice se debe a los asesinatos no resueltos de seis periodistas desde 2019. De ellos, cinco fueron muertos en 2022 y 2023, y se cuentan entre los cientos de haitianos muertos a manos de las bandas criminales que han asumido el poder en extensas zonas de Haití, conforme el país se enfrenta a una crisis económica agudizada por varios desastres naturales y por el vacío político que surgió a raíz del asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. Además, los periodistas haitianos han sido objeto de secuestros y se han visto obligados a abandonar sus hogares, pues sienten que corren un mayor peligro que otros civiles debido a la labor que realizan. (Lea más sobre la situación de Haití aquí).  

4) Sudán del Sur
Los cinco periodistas asesinados en Sudán del Sur murieron cuando pistoleros no identificados emboscaron una caravana oficial en el estado de Bahr al Ghazal Occidental el 25 de enero de 2015. Durante mucho tiempo, los medios de prensa de Sudán del Sur han sido sometidos a presiones en un país que ha sufrido una guerra civil y violaciones de los derechos humanos desde que proclamó la independencia en 2011. En los últimos años, el CPJ ha documentado numerosos casos de hostigamiento, detención y encarcelamiento de periodistas, así como la muerte de un corresponsal de guerra en un incidente de fuego cruzado. 


5) Afganistán
El grupo radical Estado Islámico se ha atribuido la autoría de la muerte de 13 de los 18 periodistas asesinados en Afganistán durante el último decenio. Diez murieron tan solo en 2018, nueve de ellos en dos atentados suicidas perpetrados en Kabul el 30 de abril de ese año, mientras que otro murió asesinado a tiros la semana anterior en Kandahar. Aunque aparentemente los asesinatos de periodistas han disminuido desde que los talibanes retomaron el poder en 2021, numerosos periodistas han huido del país ante el aumento de la represión, lo que ha diezmado el otrora dinámico panorama mediático del país.


6) Iraq
El CPJ no ha documentado ningún caso de periodista que haya sido asesinado por su labor en Iraq desde 2017. De los 17 casos que aparecen en la base de datos del CPJ, 14 pertenecen a periodistas que murieron en 2013 y 2015 debido al regreso de la violencia sectaria. Si bien la violencia contra los medios se ha reducido, continúan las restricciones y las amenazas contra los comunicadores sociales, particularmente en el Kurdistán iraquí.

7) México
La cifra de asesinatos de periodistas en México ha descendido desde el máximo histórico del año pasado, pero el país continúa siendo uno de los más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo. De los 23 periodistas que murieron asesinados en el período del índice, se cree que 17 murieron a manos de grupos criminales. Según las investigaciones del CPJ, los elevados niveles de violencia contra la prensa pueden atribuirse en parte a que las autoridades estatales y federales no han logrado crear un clima más seguro para el gremio periodístico y ni siquiera se han tomado en serio los crímenes contra la prensa. 

 
8) Filipinas
Filipinas no ha dejado de ser un país peligroso para el ejercicio del periodismo, en particular para los periodistas radiales. Si bien el presidente Ferdinand Marcos Jr. ha adoptado un tono más conciliador con los medios desde que asumió el poder en junio de 2022, el CPJ ha constatado que persiste una tradición de autocensura y que la nueva postura del presidente Marcos todavía no ha estado acompañada de medidas sustantivas encaminadas a revertir el daño causado a la libertad de prensa durante la gestión del presidente Rodrigo Duterte. Desde septiembre de 2013, 20 periodistas han sido asesinados en Filipinas; tres de ellos desde que el presidente Marcos asumió el poder.

9) Myanmar
La cifra de periodistas asesinados con impunidad en Myanmar se mantiene en cinco, y este año no se documentó ningún caso nuevo. El país apareció en el índice por primera vez en 2022, el mismo año que la junta militar en el poder encarceló a decenas de periodistas y empleó una amplia gama de leyes vinculadas con la seguridad del Estado para reprimir el periodismo independiente a raíz del golpe militar de febrero de 2021. 


10) Brasil
El Gobierno brasileño está tratando de restablecer buenas relaciones con los medios a raíz del triunfo electoral de Luiz Inácio Lula da Silva frente al ultraderechista presidente Jair Bolsonaro en 2022, y se han adoptado medidas como la creación de un Observatorio de la Violencia contra Periodistas este mismo año. Ningún periodista murió asesinado en Brasil en 2023, pero los asesinos —en su mayoría pertenecientes a grupos criminales— de los 11 periodistas asesinados en Brasil durante el período del índice siguen libres. El asesinato del periodista británico Dom Phillips y del indigenista Bruno Pereira en la Amazonia, en 2022, es un ejemplo de los peligros que enfrentan los periodistas que informan sobre el medio ambiente en la región. 

11) Pakistán
En Pakistán, uno de los países que han aparecido siempre en el índice, ocho periodistas murieron impunemente durante el período del índice. De ese total, se cree que cuatro fueron asesinados por criminales y dos por organizaciones políticas. El CPJ ha documentado numerosas violaciones de la libertad de prensa en esta nación tras la destitución del ex primer ministro Imran Khan en abril de 2022.


12) India

India también ha figurado en el Índice de Impunidad Global del CPJ todos los años desde 2008. Se cree que la mayoría de los 19 periodistas que han muerto desde septiembre de 2013 fueron asesinados por criminales debido a su labor sobre temas como el medio ambiente y la política local, pero los periodistas enfrentan crecientes presiones con vistas a las elecciones de 2024. Además de recurrir a detenciones, allanamientos policiales y bloqueos de medios digitales, las autoridades están utilizando una ley antiterrorismo contra los medios.

Metodología

El Índice de Impunidad Global del CPJ calcula el número de asesinatos no resueltos de periodistas como un porcentaje en relación con la población de cada país. Para este índice, el CPJ tuvo en cuenta casos de asesinato de periodistas que se registraron entre el 1 de septiembre de 2013 y el 31 de agosto de 2023 y que siguen sin resolverse. Únicamente aquellas naciones con cinco o más casos no resueltos fueron incluidas en este índice. El CPJ define como asesinato el homicidio deliberado de un periodista, ya sea de manera espontánea o premeditada, en represalia directa por su trabajo informativo. Este índice no incluye casos de periodistas caídos en combate o cuando realizaban coberturas peligrosas, como la cobertura de protestas que se tornaron violentas. Los casos se consideran no resueltos cuando las autoridades no hayan condenado a los responsables, aunque se haya detenido a algún sospechoso. Los casos en que algunos acusados, aunque no todos, hayan sido condenados, se clasifican como impunidad parcial. Los casos en que los sospechosos de la autoría material del crimen hayan muerto en el momento de la captura por parte de las autoridades, también se clasifican como impunidad parcial. El índice solamente contabiliza los asesinatos que se hayan cometido con absoluta impunidad, y no incluye aquellos casos donde se haya logrado justicia parcial. Se utilizaron los datos de población de los Indicadores Mundiales para el Desarrollo de 2022 del Banco Mundial, consultados en octubre de 2023, para calcular el puntaje de cada país.