Miami, 22 de mayo de 2019–El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) instó hoy a las autoridades colombianas a garantizar la seguridad del reportero gráfico Federico Ríos, quien se vio obligado a abandonar su país tras recibir acoso en las redes sociales por comentarios de congresistas.
Ríos, colaborador de varios medios informativos, entre ellos el diario The New York Times, declaró hoy al CPJ que había salido de Colombia el 19 de mayo por razones de seguridad, luego de que por lo menos tres congresistas circularan una fotografía por Twitter que erróneamente identificaba a Ríos como el jefe de la corresponsalía en la región andina del New York Times, Nicholas Casey. Ríos declaró que los mensajes de los congresistas se habían retuiteado miles de veces, y que otros usuarios de Twitter lo habían hostigado y acusado de ser un “guerrillero” y de recibir dinero del grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Casey también abandonó Colombia cuando varios congresistas falsamente lo acusaron en las redes sociales de estar vinculado con las FARC, el CPJ documentó esta semana. Casey declaró al diario colombiano El Tiempo que tales acusaciones eran graves, debido a la falta de seguridad y protección para la prensa en Colombia.
El acoso se inició luego de la publicación de un artículo de Casey en el New York Times, el cual sostenía que el jefe del ejército colombiano les había ordenado a las tropas duplicar el número de bajas de criminales y combatientes.
“La irresponsable conducta de varios congresistas colombianos, quienes realizaron acusaciones falsas e incendiarias, tiene efectos reales en la vida diaria de los periodistas, particularmente de los locales como Federico Ríos”, declaró Carlos Martínez de la Serna, director de programa del CPJ, desde Nueva York. “En un país donde los periodistas corren el riesgo de ser atacados por su trabajo, los funcionarios electos deben esforzarse por garantizar su seguridad, en lugar de lanzar acusaciones que aumentan el peligro para los periodistas”.
La fotografía de Ríos fue difundida por primera vez en Twitter por la senadora María Fernanda Cabal, del Centro Democrático, el 18 de mayo. Ese tuit identificó incorrectamente a Ríos como Casey. Una nota publicada ayer por los verificadores de datos en idioma español de Agence France-Presse, AFP Factual, quienes hablaron con Casey y Ríos, confirmó que la persona que aparecía fotografiada en el asiento trasero de una motocicleta conducida por un guerrillero de las FARC era Ríos y no Casey.
Ríos declaró al CPJ que la nota reavivó el tema en Twitter, y causó una segunda oleada de acoso dirigida contra él. Ríos expresó que él no había trabajado en el artículo del New York Times que provocó el acoso contra Casey. Ríos había trabajado en otro artículo distinto publicado días antes. El periodista agregó que el New York Times lo ha apoyado durante el incidente.
Ríos afirmó que él había cubierto las negociaciones de paz entre las autoridades colombianas y grupos rebeldes en los últimos años, y que la fotografía que había circulado en Twitter había sido tomada durante una cobertura periodística previa en un campamento de las FARC.
Los tuits de los congresistas con la fotografía de Ríos se han retuiteado más de 5400 veces, según una revisión del CPJ de mensajes publicados en esa red social.
El New York Times confirmó hoy al CPJ que la persona de la foto era Ríos. Cuando el CPJ solicitó declaraciones sobre los primeros incidentes de acoso esta semana, el New York Times remitió al CPJ a su respuesta al mensaje de Cabal en Twitter, en el cual el diario sostuvo que no toma partido en ningún conflicto político en ninguna parte del mundo, y que informa de manera precisa e imparcial.
Cabal no respondió inmediatamente a las solicitudes del CPJ para que comentara al respecto.
Colombia es un país peligroso para el ejercicio del periodismo, y ocupa el octavo lugar en la edición anual del Índice de la Impunidad del CPJ, que incluye países donde se asesina a periodistas y los autores de los crímenes no reciben castigo.