Por Mike O’Connor/Representante del CPJ en México
El conocido escritor estadounidense Russell Banks marcó el tono de la jornada del domingo al reunirse junto a otros autores internacionales y sus colegas en Ciudad de México: “Los periodistas y escritores de un país, como sus poetas y narradores, son los ojos, los oídos y las voces de la gente. Cuando los periodistas no pueden hablar con libertad sobre lo que ven o escuchan de la realidad que los rodea, la gente tampoco puede ver, escuchar o hablar”. Banks figura entre los líderes de una delegación del PEN Club Internacional que se está reuniendo con funcionarios mexicanos para presionarlos a mejorar el sistema de justicia en casos de asesinatos de periodistas, y a modificar la ley para que sean delitos federales.
Los periodistas mexicanos están cayendo por su labor a un nivel alarmante. Desde diciembre de 2006, 43 periodistas han sido asesinados o han desparecido. En 13 de tales casos, el CPJ ha logrado establecer un vínculo claro entre la actividad periodística y el crimen. El número podría ser aún mayor. Con frecuencia, parece que los responsables de los crímenes son integrantes de los carteles del narcotráfico que buscan silenciar la cobertura periodística sobre sus actividades. En muchos casos, los asesinatos se producen cuando los grupos del crimen organizado toman control de una ciudad o de una región e intentan también controlar a la prensa. En ocasiones, los cuerpos son hallados con mensajes del crimen organizado que se atribuyen los asesinatos. La consecuencia de los crímenes, más allá de las tragedias personales para sus familias, es que en una extensa y creciente parte de México la prensa ha dejado de funcionar. Diarios, radio y televisión están aterrados de cubrir temas sobre crimen y corrupción por amenazas de los carteles. Estos grupos, luego de tomar control de regiones enteras corrompiendo a las autoridades civiles y de seguridad, están acumulando dinero a través de una vasta red de actividades criminales, que van desde el tráfico de drogas hasta la extorsión.
Esto es a lo que hacía referencia Banks: la prensa en estas regiones ahora es ciega y sorda, y por lo tanto lo mismo ocurre con el público. Poco después de su discurso ante unos 40 escritores y periodistas, Elena Poniatowska, la reconocida autora y periodista mexicana, expresó en pocas palabras el significado de ser periodista en México. “En México, decir la verdad es jugarse la vida”.
Ambos intelectuales explicaron bien dónde está el problema. Pero ahora surgen dos preguntas. Primero, cómo llegaron las cosas a este estado de situación? Y luego, qué se puede hacer? Las dos preguntas conducen al gobierno federal. No ha sido capaz de detener efectivamente a los carteles de la droga que han asumido el control de grandes extensiones del territorio, lo que implica que el público y los periodistas allí no tienen casi protección. Luego cuando se amenaza a un periodista, el gobierno federal no es capaz de brindar protección; si son asesinados, no puede resolver los crímenes y castigar a los responsables. En otras palabras, existe impunidad para amenazar o asesinar a periodistas.
El PEN espera reducir la impunidad con una campaña internacional que incluye a escritores famosos, un esfuerzo destinado a avergonzar a México para que se decida a hacer algo. La presión comenzó el viernes con un aviso de página en uno de los grandes diarios nacionales, El Universal, en apoyo a los periodistas y escritores mexicanos. Fue firmado por 170 prominentes escritores, incluyendo varios ganadores del Premio Nobel. Se produjo el mismo día en que la delegación del PEN se reunía con el Procurador General de la República y el Presidente del Senado. Habrá otras reuniones similares esta semana, según integrantes de la delegación.
John Ralston Saul, un escritor canadiense, es presidente del PEN Internacional. Anunció que el informe de la misión se distribuirá entre los más de 100 capítulos del PEN en el mundo. No utilizó la palabra “advertencia” para describir como el grupo manejó las reuniones con los funcionarios mexicanos. En su lugar, usó las palabras “cordial” y “amable”. Pero la advertencia de PEN a México quedó en el aire. El escritor indicó al CPJ: “Expresamos nuestra solidaridad con nuestros ciudadanos, los ciudadanos del mundo. Estamos diciendo que si no mejoran, esto se convertirá en un tema de debate en todo el mundo”.