Ex jefe de policía detenido en asesinato de fotógrafo

Nueva York, 7 de julio del 2005—Un ex jefe de policía en México está detenido por su presunta participación en el asesinato de Gregorio Rodríguez Hernández, fotógrafo de la edición de Mazatlán del diario El Debate, en el estado noroccidental de Sinaloa, según informes de prensa.

Abel Enríquez Zavala fue detenido el domingo luego de que los investigadores lo vincularan a un sicario que trabaja para el cartel de la droga de Sinaloa, informó la prensa mexicana. El ex jefe policial no ha sido aún formalmente acusado y tampoco se describió la naturaleza de su presunta participación en el crimen. Enríquez fue suspendido de su trabajo como jefe de policía de la ciudad de Escuinapa en diciembre del 2004.

Rodríguez fue asesinado a balazos delante de su familia en una cafetería de Escuinapa. Asaltantes armados se acercaron a su mesa, y le dispararon al menos en cinco oportunidades. La noche del asesinato de Rodríguez, agentes policiales de Escuinapa fueron asignados a labores de vigilancia fuera de la ciudad y el teléfono de la estación policial se encontraba misteriosamente fuera de servicio, indicó el matutino El Universal, de Ciudad de México.

En diciembre del 2004, la policía local detuvo a dos jornaleros como sospechosos. Pero El Universal informó que el testigo que acusó a los jornaleros ha cambiado su declaración y señaló que Enríquez le ofreció dinero para incriminarlos.

Los fiscales afirmaron que están investigando motivos relacionados con el trabajo periodístico de Rodríguez, pero no han descartado razones vinculadas con su vida personal.

El fotógrafo de 35 años trabajaba para El Debate, un diario con ediciones en Culiacán, la capital de Sinaloa, así como también en la ciudad costera de Mazatlán. Rodríguez también aceptaba encargos personales para cubrir eventos sociales en la comunidad.

Los periodistas mexicanos que trabajan en estados norteños y cubren temas delicados como el narcotráfico, la delincuencia organizada y la corrupción política, a menudo son blanco de ataques como represalia por la labor informativa que desempeñan. Los datos del CPJ muestran que los estados norteños de México figuran entre los lugares más peligrosos para periodistas en América Latina.

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