Por John Otis, corresponsal del CPJ para la región andina
Durante sus 15 años de trayectoria, en los que ha satirizado a figuras públicas, el más conocido caricaturista editorial de Colombia se ha ganado numerosos enemigos. En sus caricaturas para el diario bogotano El Tiempo, Julio César González, más conocido por su nombre artístico, Matador, ha ridiculizado a políticos de todas las tendencias.
Con frecuencia, Matador se centra en Álvaro Uribe, un popular senador y ex presidente de Colombia. Matador ha descrito al derechista Uribe como a un caudillo de dos caras: un saboteador del proceso de paz de Colombia mediante el cual cesó la prolongada lucha armada por parte de una guerrilla en 2016, y un titiritero político que manipula para situar en la presidencia a uno de sus aliados ideológicos.
En respuesta, algunos partidarios de Uribe han prodigado insultos a Matador en discursos y en mensajes de los medios sociales, han intentado llevarlo a los tribunales para obligar al caricaturista a disculparse por sus caricaturas — una jueza desestimó la acción a inicios de año– y, en un giro más reciente y preocupante, han hecho un llamado a favor del asesinato del periodista.
Matador recibió una amenaza el mes pasado, cuando Ariel Ortega Martínez, un empleado de las empresas municipales de la ciudad de Cali y partidario de Uribe, se lamentó en Twitter de la muerte de un conocido líder de grupos de exterminio paramilitares, ocurrida en 2004, y sugirió que si estuviera vivo podría silenciar a Matador, según informaciones de prensa. Las autoridades colombianas, así como Uribe y su partido, del cual Ortega fue posteriormente expulsado, denunciaron inmediatamente la amenaza de muerte. La Unidad de Protección Gubernamental del Gobierno también le asignó al caricaturista varios guardaespaldas, un vehículo blindado y un chaleco antibalas.
Con motivo de la amenaza, Matador anunció que había decidido dejar de publicar sus caricaturas en las redes sociales y en la Internet, donde cree que la mayor cantidad de personas las ven. Sus caricaturas se siguen publicando en la edición impresa y la página web de El Tiempo.
Matador habló recientemente con el CPJ sobre su situación.
[NOTA DEL EDITOR: Se ha editado esta entrevista para hacerla más breve y para facilitar su comprensión].
¿Alguna vez lo habían amenazado por sus caricaturas?
Nunca. Pero con frecuencia recibo insultos.
Cuando comenzaba en la profesión en el periódico de mi ciudad natal, Pereira, hice una caricatura que se refería a los escándalos de abuso de menores en la Iglesia Católica. En mi caricatura, un muchacho le confiesa al cura que es homosexual. El cura le dice que recite 10 oraciones y que le dé su número telefónico. Al día siguiente, funcionarios de la Iglesia me llamaron “el diablo”.
Pero los insultos son parte del oficio, especialmente ahora que los medios sociales son tan importantes. Mis caricaturas envían mensajes y plantean argumentos políticos. Cuando las personas no pueden respaldar sus propios argumentos, recurren a los ataques personales. Eso está bien. Pero una amenaza de muerte lleva las cosas a otro nivel. Y es un riesgo que no quiero correr porque en este país, cuando matan a periodistas, no pasa nada.
[NOTA DEL EDITOR: Como mínimo, 37 de los 44 periodistas asesinados en represalia directa por su labor en Colombia desde 1992 han sido asesinados con impunidad, según datos del CPJ].
¿Las amenazas y los insultos afectan la manera como haces tu trabajo?
Siento que me apuntan con una pistola a la cabeza cuando dibujo. Trato de no dejar que me afecte, pero no se puede ignorar a la cabeza y al corazón. Trato de enfrentarlo con sentido del humor; sin embargo, esto ha sido muy difícil, especialmente para mi familia. Aunque me salí de las redes sociales, todavía recibo mensajes desagradables.
¿Por qué muchas de tus caricaturas se concentran en Uribe?
Por causa de mis caricaturas, la gente piensa que odio a Uribe. Pero no tiene nada que ver son eso. Utilizo el humor para explorar cuestiones muy difíciles. Me concentro en los políticos nacionales que tienen más poder, y entre ellos está Uribe. Él es un gran comunicador y llega a la gente con sus mensajes. Pero mis caricaturas revelan que gran parte de lo que dice es falso o que manipula la verdad. Para eso se suponen que sean las caricaturas.
¿Por qué se ha alejado de las redes sociales?
Dibujo como unas 100 caricaturas al mes. La mitad aparecen en El Tiempo y la otra mitad las publico en las redes sociales. Entonces ahora el público apenas verá la mitad de mi trabajo. Pero ya era hora de hacer algo. Las redes sociales son un reflejo de lo que somos como sociedad y están llena de mentiras, ataque y veneno. Es una torre de Babel. Por eso pensé que sería bueno parar las cosas.
¿Por qué se decidió a seguir trabajando como caricaturista luego de haber recibido esta amenaza?
Porque tengo que ganarme la vida.