Por Natalie Southwick, investigadora del programa de las Américas del CPJ
Tres jóvenes de unos veinte y tantos años se inclinan sobre un escritorio en una pequeña habitación en Tucupita, una baja ciudad de unos 90,000 habitantes que se extiende por la región del delta del río Orinoco, en el noreste venezolano. A gran distancia de los gases lacrimógenos y las protestas callejeras que sacuden a ciudades como Caracas y Valencia, estos periodistas se concentran en trabajar en la última noticia del delta, y esperan poder publicarla antes de que se interrumpa el suministro eléctrico.
Perder el suministro eléctrico es algo común para el personal de Tane Tanae, un sitio web noticioso que atiende al público de Delta Amacuro, un vasto estado rural en una de las regiones más pobres de Venezuela. El nombre del sitio web significa “así pasó” en la lengua de los waraos, el mayor pueblo indígena en una región que depende significativamente de la asistencia estatal.
A veces el suministro eléctrico se interrumpe por las inundaciones, las tormentas o las poco confiables conexiones que son comunes en las zonas rurales. En otras ocasiones, los partidarios de figuras políticas locales que están descontentos con el periodismo crítico del medio de prensa, desconectan los cables, declaró al CPJ Alba Perdomo, periodista y miembro de la organización de libertad de prensa IPYS Venezuela, en entrevista telefónica sostenida anteriormente este año.
Los periodistas en Venezuela habitualmente son objeto de acoso, intimidación, detenciones y censura, según investigaciones del CPJ. No obstante, los peligros son mayores para los periodistas de las comunidades indígenas, o para los que trabajan para pequeños medios comunitarios que raramente tienen acceso a los recursos básicos de que disponen los periodistas afiliados a las publicaciones importantes.
Por el contrario, ellos improvisan con los recursos a su disposición –tecnología desactualizada, servicio telefónico irregular, la difusión de boca en boca– para informar sobre conflictos por la tenencia de la tierra, el tráfico ilícito y las industrias de extracción. Es una fuente que ofrece innumerables oportunidades para el trabajo periodístico, pero también amenazas de violencia constantes.
La cobertura de Tane Tanae sobre cuestiones tales como la atención de salud, la corrupción y el contrabando ha conllevado a enfrentamientos con funcionarios locales, quienes, de acuerdo con los periodistas de Tane Tanae, ven a la publicación digital como parte de la oposición política.
Amador Medina, director del sitio y uno de sus fundadores, declaró al CPJ que en abril funcionarios regionales le dijeron que el sitio aparecía en una lista de medios digitales que podrían ser bloqueados por las autoridades –una práctica cada vez más común en el polarizado panorama digital de Venezuela–.
CONATEL, el organismo estatal regulador de las telecomunicaciones, no respondió de manera inmediata a la solicitud que el CPJ le envió por correo electrónico para que declarara al respecto.
“[Tane Tanae es] el único medio crítico que queda”, expresó Perdomo. “Ello incomoda a algunas personas y genera problemas, sobre todo cuando tiene que ver con la corrupción”.
Perdomo citó como ejemplo un incidente de 2016, cuando dos sujetos en una motocicleta gritaron amenazas de muerte contra Medina después de que Tane Tanae publicara un artículo que denunciaba que un funcionario estaba vinculado a un proyecto de construcción en tierras indígenas. Por separado, Medina declaró al CPJ que en junio un periodista de Tane Tanae había recibido una llamada telefónica de una persona que no se identificó y quien le ordenó al periodista que no publicara nada sobre los grupos criminales que actúan en Delta Amacuro. [Nota del editor: se ha omitido el nombre del periodista por motivos de seguridad].
Todos los periodistas a quienes el CPJ entrevistó describieron tensiones en la relación entre Tane Tanae y la gobernadora de Delta Amacuro, Lizeta Hernández, quien ha acusado públicamente a los periodistas de Tane Tanae y de la radioemisora Fe y Alegría de incitación a la violencia. Medina expresó que cree que el trabajo periodístico del medio molestó a los partidarios de la gobernadora, y considera las amenazas contra él y el medio como intentos de acallar a una voz crítica.
La oficina de Hernández no respondió a la solicitud que el CPJ le envió por correo electrónico para que ofreciera una declaración al respecto.
La conflictiva relación de Tane Tanae con influyentes personas locales significa que muchas figuras políticas deciden no comprar avisos publicitarios, indicó Perdomo. La mayor parte de los ingresos publicitarios de muchos medios de prensa de Delta Amacuro proviene de avisos patrocinados por el Gobierno y de campañas políticas. Perdomo señaló que algunos empresarios deciden comprar avisos para apoyar el sitio web, pero la falta de apoyo gubernamental ha afectado los ingresos de Tane Tanae.
Para salvar estos obstáculos, inclusive lo que Perdomo caracterizó de “censura eléctrica”, el personal depende de la bondad de vecinos que ofrecen apoyo: desde difundir de boca en boca y compartir artículos noticiosos con personas que no tienen acceso a la Internet, hasta pasar un cable de ethernet o una extensión por la ventana de la Redacción durante las interrupciones del suministro eléctrico.
En una región con poca conectividad, con un historial de marginación y con elevados índices de analfabetismo, pudiera pensarse que un portal de noticias no es efectivo. Sin embargo, los periodistas de Tane Tanae, así como los periodistas no indígenas que los apoyan, sostienen que es un paso necesario con vistas a una mayor representación y mayor conciencia para comunidades indígenas como los waraos.
Antes de Tane Tanae, la versión digital de El Periódico del Delta era la única fuente noticiosa digital de la capital. En este panorama mediático limitado, un medio noticioso liderado por periodistas locales y orientado hacia lo local, se convirtió con rapidez en una fuente de información alternativa vital. “Como medio de comunicación, rompemos con la estigmatización [hacia nuestra comunidad]”, declaró Medina.
Eldrys Valenzuela, periodista de El Periódico del Delta, el mayor periódico impreso del estado, declaró: “Los waraos son personas que son muy cerrados, por eso sorprende que sean los mismos waraos quienes van a las comunidades y investigan estos temas fuertes”.
Perdomo, quien lleva más de 14 años colaborando con IPYS Venezuela, coordinó la primera sesión de capacitación para el personal de Fe y Alegría, a comienzos de 2015, que contribuyó a inspirar a un grupo de jóvenes waraos a crear Tane Tanae.
“Dos personas [de este grupo] decidimos que queríamos crear una página para mostrar lo que hemos aprendido”, señaló Medina, de 27 años, quien comenzó a trabajar en Fe y Alegría cuando tenía 18. “Y entonces creamos Tane Tanae, manteniendo una filosofía de trabajo de darle prioridad a la comunidad”.
Con el apoyo de Francisco Pérez, gerente general de Fe y Alegría, el equipo de siete personas estableció una oficina en una pequeña habitación de la radioemisora. El espacio cuenta con cinco escritorios y unas cuantas computadoras, y carece de televisión, nada lujoso pero suficiente para realizar la tarea.
“No somos profesionales, pero sabemos que ningún otro medio lo hace, destapando la realidad tanto para la comunidad indígena como para la población general”, declaró Medina. “En Venezuela, hay muy pocos medios de comunicación donde los comunicadores son indígenas. Es muy difícil conocer a las comunidades indígenas, si nosotros mismos indígenas no toman estos temas, nadie más lo va a hacer”.
En el último año, Tane Tanae ha informado sobre temas como la atención de salud materna, el incremento en la incidencia del VIH/SIDA, la existencia de viviendas inadecuadas y la situación de los desplazados en todo el estado. “Tane Tanae son los únicos que hablan de estas cosas”, indicó Perdomo. “Por eso ellos son tan necesarios. Ellos muestran otra cara de nuestra realidad venezolana”.
Medina explicó que ve a Tane Tanae como un modelo en potencia para otros periodistas indígenas. “A pesar de las amenazas, queremos seguir siendo una referencia, seguir con este medio de comunicación que nació precisamente de la comunidad warao”, añadió. “Hay muchas poblaciones indígenas que necesitan este acceso a la información. Queremos que las personas sepan de su propia situación, y queremos seguir cambiando parte de la historia del pueblo acá”.