Nueva York, 3 de octubre del 2007—El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) está preocupado por comentarios efectuados el martes por el Presidente Álvaro Uribe Vélez que podrían poner en peligro al periodista colombiano Gonzalo Guillén.
Uribe llamó a las estaciones nacionales de radio Caracol y RCN para negar imputaciones recientes que lo vinculaban con el difunto narcotraficante Pablo Escobar. Las acusaciones fueron realizadas por la amante de Escobar, Virginia Vallejo, en su nuevo libro Amando a Pablo, odiando a Escobar. Uribe declaró que Guillén, corresponsal del diario El Nuevo Herald de Miami, había colaborado con Vallejo en la redacción del libro publicado en septiembre.
Durante su entrevista, Uribe también acusó a Guillén de ser “una persona persistente en tratar de maltratarme y cuando no puede en el país, se va a hacerlo en el extranjero”.
Guillén indicó al CPJ que no había tenido nada que ver con el libro. Explicó que la única vez que se había reunido con Vallejo fue el año pasado para entrevistarla sobre la participación de Escobar en el asesinato del candidato presidencial Luis Carlos Galán en 1989.
“Nos preocupa que los comentarios del presidente puedan poner en peligro a nuestro colega Gonzalo Guillén”, declaró el Director Ejecutivo del CPJ, Joel Simon. “Instamos al Presidente Uribe a abstenerse de hacer ese tipo de acusaciones”.
Guillén ha recibido varias amenazas recientes. Sus reportajes tratan sobre actividades paramilitares y supuestos vínculos entre grupos armados ilegales y miembros de la administración Uribe, entre otros temas. El programa de protección para periodistas del gobierno otorgó al periodista recientemente un esquema de seguridad y un vehículo blindado como consecuencia de las amenazas.
El 25 de mayo, un mensaje electrónico anónimo fue enviado a las oficinas de El Nuevo Herald en Miami, indicando que existía una orden para asesinar a Guillén como parte de un plan organizado por un grupo paramilitar y miembros de la policía local, Metrobog. Cuatro días más tarde, varios individuos en motocicletas marcadas con insignias de Metrobog llegaron al edificio en el que se encontraba el periodista y comentaron en voz alta que el lugar no tenía seguridad. Guillén llamó de inmediato a Metrobog, dónde le indicaron que ninguna unidad había sido despachada a esa dirección, el periodista señaló al CPJ.
Guillén explicó al CPJ que creía que los comentarios de Uribe podían incitar nuevos actos de intimidación en su contra. El periodista señaló que enviaría una carta a las oficinas del presidente para pedir una rectificación pública de las acusaciones efectuadas por Uribe.
Humberto Castelló, director de El Nuevo Herald, declaró que los comentarios de Uribe eran irresponsables. En una declaración publicada en la edición de hoy, Castelló aseveró: “Lamento la ligereza, la injusticia y la irresponsabilidad que ha cometido con ese comentario la persona de más alta investidura en un país en donde se ha visto que los defensores armados del Presidente, al margen de la ley, no corrigen a los periodistas con cartas, sino con balas”.
Castelló señaló que Uribe nunca ha solicitado ni las más mínima solicitud de corrección sobre los artículos de Guillén. En la edición de hoy, El Nuevo Herald notó que uno de los artículos citados por Uribe como difamatorios no fue escrito por Guillén sino por otro reportero de El Nuevo Herald.