Nueva York, 11 de abril del 2007—Autoridades mexicanas detuvieron a dos individuos en relación con el asesinato del periodista Amado Ramírez Dillanes la semana pasada en Acapulco.
Leonel Bustos Muñoz y Genaro Vásquez Durán fueron arrestados el martes en Acapulco, a 198 millas (320 kilómetros) de la Ciudad de México. Según un comunicado oficial de al Procuraduría General de la República (PGR), al detener el vehículo en el que viajaban Bustos y Vásquez como parte de una requisa rutinaria, la Policía Federal notó el parecido de Vásquez con la descripción del asesino mientras que encontró una pistola calibre .38 parecida a la que había sido utilizada en el asesinato. Más tarde, testigos identificaron a Vásquez como el presunto asesino, declaró la PGR.
Las autoridades estatales de Guerrero tienen a los dos sujetos detenidos para interrogarlos, informó la prensa local. Los investigadores están siguiendo dos móviles posibles: venganza personal o represalia por el trabajo, según la prensa mexicana.
“Saludamos la acción de las autoridades mexicanas en la investigación sobre la muerte de nuestro colega”, declaró el Director Ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), Joel Simon. “Sin embargo, es crucial llevar a cabo una indagación profunda, encontrar a todos los responsables, incluyendo a los autores intelectuales, y enjuiciarlos”.
Un individuo no identificado acribilló a Ramírez el viernes en la tarde cuando éste salía de la estación Radiorama dónde acababa de grabar su noticiario “Al Tanto”. Ramírez también realizaba informes sobre noticias generales para Televisa, indicó un colega que pidió al CPJ no ser identificado. En marzo, el periodista había presentado una investigación especial sobre el asesinato de policías judiciales locales en Televisa, relacionando el crimen con narcotraficantes locales, según su colega.
Misael Habana de los Santos, co-presentador del programa en Radiorama, narró en el diario La Jornada que el periodista había recibido varias amenazas de muerte en su teléfono celular antes del asesinato. De acuerdo con Habana, Ramírez no había prestado mucha atención a las amenazas y se había negado a denunciarlas a la policía local.
Fuentes del CPJ en Radiorama señalaron que Habana también había recibido amenazas de muerte. El viernes, horas después del asesinato de Ramírez, un individuo no identificado llamó a las oficinas de Radiorama y declaró al guardia nocturno que el próximo en morir sería Habana, su colega indicó al CPJ. Habana huyó de Acapulco ayer pero no se conoce su paradero.
En una carta del lunes para al presidente Felipe Calderón Hinojosa, el CPJ expresó alarma tras la muerte de Ramírez y sobre una serie de ataques mortales contra la prensa. En la carta, el CPJ instó a Calderón a tomar acciones rápidas y decisivas al nivel federal para ponerle fin a esta ola de violencia que continúa a un ritmo alarmante. Según las investigaciones del CPJ, seis periodistas han caído en represalia directa por su trabajo desde el 2000, mientras continuamos investigando las circunstancias que rodean otros 11 asesinatos desde entonces, incluyendo el de Ramírez, para determinar si las muertes están relacionadas con el trabajo de los reporteros. Tres periodistas han desaparecidos desde el 2005. Dos de ellos cubrían la fuente policial.