Crackdown on the Independent Press in Cuba

El escritor y poeta Manuel Vázquez Portal es uno de los 29 periodistas independientes que fueron detenidos, procesados y sentenciados a penas de prisión de entre 14 y 27 años.

En las filas de la prensa independiente desde 1995, en enero de 1999 Vázquez Portal, junto a otros periodistas, fundó la agencia noticiosa independiente Grupo de Trabajo Decoro, para la que trabajó hasta que fue detenido. Sus artículos aparecían regularmente en la página de Internet CubaNet, con sede en Miami.

El diario de prisión del periodista fue sacado a escondidas de la cárcel por su mujer, Yolanda Huerga, en una de sus visitas.

Vázquez Portal, uno de los periodistas galardonados con el Premio Internacional a la Libertad de Prensa del CPJ en el 2003, fue liberado sin explicación alguna en junio del 2004. Luego de su liberación, dos agentes de la seguridad del Estado le sugirieron que abandonara el país. En octubre, le entregaron un documento donde constaba que había recibido una licencia extrapenal por motivos de salud.



Manuel Vázquez Portal, condenado a 18 años de prisión. Cárcel de Boniato, Santiago de Cuba.

19 de marzo: Registro de la casa y arresto.

4 de abril: Juicio sumarísimo. Sin conocer ni hablar con mi abogado defensor.

24 de abril: Salida de Villa Marista para cárcel de Boniato.

25 de abril (Madrugada): Llegada a cárcel de Boniato. Ubicados en celdas de aislamiento. Celda 30. Retrete tupido. No agua. Colchón en el suelo, sucio.

25 de abril (Tarde): Traslado celda 31. Retrete. Agua. La celda se inunda todos los días con las aguas residuales del pasillo. Presión arterial alta. Me llevan al hospital con grilletes en los pies y esposas en las manos. Colchón de guata, sucio, roto, viejo, duro.

27 de abril: Llueve fuerte. Descubro goteras en el techo de la celda. Abundante.

28 de abril: Permanezco celda de aislamiento. Me rapan la cabeza y la cara. Luego me afeito. La comida, como todos los días, indescriptible. Nos sacan juntos al sol. (Normando Hernández, Próspero Gainza y yo). Nos tomaron huellas dactilares.

30 de abril: Visita. Yoly, Xiomy. 30 minutos. No nos permiten privacidad.
5 de mayo: Hoy ingresan a mi hijo Gabriel para operación. Los días pasan lentos. Leo mucho.

8 de mayo: Sobre el muro de más de ocho metros presencio un acto terrible. Los hermanos Agustín y Jorge Cervantes se amotinan gritando consignas contra el gobierno. La guarnición no logra bajarlos. Envían a reclusos que los derriban del muro por la fuerza. Deben haberse golpeado fuertemente. No supe nada más del hecho.

12 de mayo: Fotos, huellas otra vez.

14 de mayo: El jefe de la prisión, acompañado del jefe de Reeducación y el jefe del pabellón donde nos hallamos nos informan que, por mandato de la nación, se nos mantendrá en régimen de mayor severidad (primera fase). Nos dan el calendario de visitas, jabas y licencia matrimonial, que es como sigue: VISITAS: Mayo 31, Agosto 30, Noviembre 29. JABAS: Junio 30, Octubre 30. LICENCIA MATRIMONIAL: Junio 18, Noviembre 17.

15 de mayo: Análisis de VIH y serología. Jeringuillas no desechables.

15 de mayo (Tarde): Visita de un teniente coronel de Villa Marista acompañado de un mayor de la Seguridad en Santiago de Cuba, además de Arrate (quien nos “atiende” por la Seguridad en el penal). Discusión fea. Se quejan de mi esposa y tratan de amenazarme. El teniente coronel me llamó mentiroso. Le respondí que yo no trabajaba en Granma.

16 de mayo: Presión alta 100/150. Me inyectan furosemida. Aún sin acceso a ninguna prensa. No acceso a televisión. La comida sigue infernal. No me han cambiado de colchón a pesar de que se lo he solicitado a todos los jefes en reiteradas ocasiones. Pusieron teléfonos de tarjetas magnéticas en el pabellón donde estamos.

17 de mayo: Seguimos en celdas de aislamiento y en mayor severidad. Los fines de semana no nos dan sol. Presión arterial normal.

19 de mayo: En tres ocasiones hablé con los jefes para que me permitieran llamar por teléfono para saber sobre la operación de mi hijo Gabriel. No me lo permitieron a pesar de que todos me lo prometieron. No acepté la comida (cena).

Nos sacaron al patio por separado. Normando con un condenado a cadena perpetua; Edel y Juan Carlos; Villarreal y Nelson; Próspero y yo. Dicen que es una orden de arriba.

20 de mayo (101 aniversario de la independencia de Cuba): No acepté el desayuno. Salí al patio. Alerté a mis compañeros sobre la llamada a mi familia. No acepté los medicamentos (Vitamina C y E). No acepté el almuerzo. Inmediatamente “el reeducador” Sabino me llamó a su oficina. Me dijo que había hablado con mi hermana Xiomara y que la operación del niño se había pospuesto para junio. No sé la razón. Después hablamos, supuestamente, sobre política, durante 2 _ horas. Es una lástima su adoctrinamiento. No parece un mal hombre. A eso de las 5 de la tarde cayó un lindo, plácido, plateado aguacero (el primero de mayo aquí en Boniato; saqué las manos por los barrotes para mojarme). Era como si la naturaleza, con una hermenéutica sencillísima, estuviera saludando el 101 aniversario de la proclamación de la República y a la vez llorara por su encarcelamiento durante 44 años. Me acordé de la ferretería del abuelo de mi esposa, intervenida por el gobierno de Castro; se llamaba El 20 de Mayo. Normando me regaló unos caramelos. Pensaba escribir algunas crónicas sobre la cárcel, pero es mejor el diario.

21 de mayo: Me siento más tranquilo. Saber que Gabriel y el resto de mi familia está bien me reconforta. Ya logré que la celda no se inunde. Enrollé dos jabas plásticas y las puse entre el piso y la reja. A veces entra agua, pero poca. Con el aguacero de ayer tuve algunas goteras. No me han cambiado la colchoneta. Tengo el cuerpo molido. Casi no duermo. Pero no me quejaré. Cuando vaya a tomar una decisión será definitiva. La comida sigue infernal.

Hoy nos entrevistó una psicóloga. La pobre es de manualitos y además algo presuntuosa ¡provinciana! Nos sometió a un test elementalísimo. Me pidió que dibujara una persona de cada sexo. Le hice unos garabaticos infantiles. Quiso realizarme un perfil de personalidad de frases que yo debía asociar con lo primero que se me ocurriera. Me divertí mucho. Le fabriqué oraciones a modo de sentencias o proverbios filosóficos (pseudifilosóficos, quiero decir), y aunque fui sincero también fui un poco burlón. Tendrán que resucitar a Sigmund Freíd, o por lo menos a Pavlov. Ella también es de los robotitos del MININT –teniente. Si no saben cómo pensar con cabeza propia, no sé qué pueden llegar a saber –averiguar– de las ajenas. No sé qué pensaría de ella el Dr. Rafael Aviza o el Dr. Licea, con los que alguna vez hablé de estos temas. Tienen un pensamiento estático debido al adoctrinamiento y el temor. Son incapaces de un análisis que se aparte de lo que ellos creen verdades inamovibles y refrendadas por el pobre poder que los protege y ostentan. Se pasan de aristotélicos. La mayéutica para ellos nunca existió, y hasta tienen una eurística particular. Fuera de sus significados son incapaces de ver atrás. Me divertiré mucho en el futuro. La burla sagaz es ahora mi única arma. Ya les conozco la pata coja: quieren parecer cultos a mi vista. No saben en el embrollo en que se han metido, aunque no los subestimo, creo que será gracioso. Impostan como nadie puede imaginarse.

Tengo pocas noticias: seguimos sin acceso a la prensa, nada de radio, nada de televisión. Nada de nada. Me voy acostumbrando. Leo casi todo el día. Por las noches es imposible. No hay luz en la celda. “La Guerra y la Paz” me sigue pareciendo una novela monumental. “Bomarzo” volvió a gustarme. Leí “El Perfume” y me pareció bien. Me morí de la risa con “Juegos para mortales” y “El corazón de la serpiente”. Son cuentos de ciencia ficción de cuando los soviéticos creían en la ficción de globalizar el comunismo. No he leído nada más simpático en mi vida. La historia acabó con esos escritores. ¡Pobrecitos! ¿Quién pensaría que les ocurriría tan rápido? Leo mucho la Biblia, una en muy mal estado que me prestaron. Me estoy leyendo ahora a “Harry Potter y la piedra filosofal”. Es una lástima que ya haya visto las películas. Me leí también un libro muy interesante sobre la visión cristiana del origen del Universo y el hombre, “Existe un creador que se preocupa por nosotros”. Aunque está dirigido a los Testigos de Jehová me interesó mucho. Aprendí cosas que son buenas también para los católicos. En fin, he leído más cosas, pero no estoy haciendo un inventario. Por las tardes antes de bañarme hago ejercicios. A pesar de la mala alimentación me mantengo en forma. Me he quemado mucho con el sol. Llevan casi una semana sacándome al patio a pleno mediodía, entre los ultravioletas y los infrarrojos me provocarán cáncer en la piel o terminaré “color santiago de cuba”.

Estoy excretando como los lactantes ¡y gracias a Dios que mi familia me trajo leche, si no hubiera muerto de hambre! Mi familia también tuvo que traerme sábanas, frazada, toalla, dentífrico, mosquitero, etc. Aquí avituallan a los presos sólo con unos shorts y una camisa sin mangas ni cuello. Tenía razón Miguel Hernández cuando invocó al Dante y escribió en su celda: “Dejad toda esperanza”, y eso que fue bajo Franco. Si lo coge el de aquí no hubiera podido escribir ni “La nana de las cebollas” antes de morir de tuberculosis.

Pero no todo es malo. Por la noche veo las estrellas entre los barrotes, aunque me paso el día también viendo las estrellas. Me acuerdo mucho de César Vallejo cuando en una cárcel del Perú escribió “Trilce”. Aquí tampoco la algazara deja testar, y uno también se pone los húmeros a la mala. Lo mejor de todo es cuando nuestros carceleros nos prestan el sol por una hora y vemos algunos pájaros en pleno vuelo. No acepté la comida. ¡Puaff! Infame. Los cerdos vomitarían.

22 de mayo: Muy interesante: salimos al sol, hoy me sacaron con Edel García. Me he vuelto su psicoterapeuta particular. No acepté el almuerzo. ¡Puaff! Otra vez. Normando Hernández no sale de una diarrea para empezar con otra. Próspero Gainza y Antonio Villarreal se mantienen fuertes. Con Nelson Aguiar no he podido hablar. No hemos coincidido en el patio con Juan Carlos Herrera el guantanamero –si Joséito Fernández lo conociera le haría otra canción. No he podido conversar más que por las rejas que dan al patio. Es un tipo divertido. ¿Cómo estarán los otros 68 que andan desperdigados por las cárceles cubanas? Algo sabré cuando tenga visita de mis familiares. Los presos, aunque no tenemos contacto con ellos, son solidarios y atacan al sistema más que nosotros. Nosotros hemos optado por dejar que el mundo nos defienda. Bajo la presión de la cárcel casi todo es imposible, aunque algo siempre se podrá hacer. Los guardias se mantienen respetuosos. Son pobre gente que recibe órdenes y percibo que están como asustados.

Ya descubrí la manera de sofocar un poco la peste que brota del retrete, con un pomo plástico que contenía aceite. Lo llené de agua y lo introduje en el aguacero nauseabundo; el diámetro del hueco es igual al del pomo. ¡Qué alivio! Descansa un poco la nariz, aunque hay ciertos horarios que ni mi inusitado “tapón de retrete” protege de la vaharada asqueante. ¿Qué dirían los eximios (no tiene nada que ver con los monos) “colegas” de la Mesa Redonda si descubrieran en EE.UU. una cárcel con estas magníficas condiciones higiénico–sanitarias? No olvidar que esta cárcel tiene más de 60 años de construida. Por aquí han pasado Fidel Castro, Indamiro Restano y yo. De milagro no se ha hundido sin dejar huellas en el Valle de Puerto Boniato.

No acepté la comida (cena). ¡Recontrapuaff! Se me acabaron los libros. Menos mal que tengo la Biblia que me prestaron y que el “tapón de retrete” le impide a las ratas sus paseos por mi celda.

23 de mayo: Salí al patio. Tomé mis vitaminas. Normando volvió a regalarme caramelos. El capitán ¿Vázquez? está preocupado porque no quiero aceptar la comida. Le dije que era muy mala. Me dijo que hiciera el esfuerzo. Le dije que me asqueaba, que hablara para que la mejoraran. Me quiso explicar las condiciones en que estaba el país. Le dije que yo estaba preso precisamente porque quería mejorar las condiciones del país. El problema, por la ¿alimentación? puede agravarse entre él y yo. No estoy dispuesto ni mi estómago preparado para semejante sancocho. No acepté el almuerzo. No olvidar la descripción que hice sobre lo que ellos llaman alimentos. No es de extrañarse; si en la calle, supuestamente en libertad, le zumba, ¿qué se puede esperar aquí adentro?

Por la tarde “reforzaron” la comida. Acepté el pan –ya lo describí– y un pedacito de pollo ¡Aplausos: dieron agua fría! ¿Por qué no lo harán todos los días y nos obligan a beber la de la llave? Dieron hoy un poco de zambumbia –diz que café. He pensado en las represalias cuando se publiquen estas páginas. Estoy preparado. Si por el simple hecho de oficiar el periodismo me condenaron a 18 años de privación de libertad, ya nada puede ser más injusto y desmesurado. He visto con asombro la expulsión de los “diplomáticos” cubanos de E.U. Parece que no quisieron seguir el ejemplo de Castro encarcelando a los opositores y periodistas. Cualquiera diría que allá hay espacio para los que opinan y escriben diferente.

24 de mayo (Sábado, sin sol): Día gris y húmedo. Anoche llovió. Terminé de leer “Hasta que la muerte nos separe”, de John Dickson Carr.

[Taken from the CubaNet web site, www.cubanet.org]

Diario de prisión: Segunda parte


31 de mayo: Las primeras horas de la mañana fueron de mucha ansiedad. Esperaba la llegada de mi familia. Sería la primera visita en la cual verdaderamente tendría tiempo de hablar con ellos. ¡Qué alegría! Vino mi hija Tairelsy y mi hijo Gabriel. ¡Qué lindos son! ¿A quién habrán salido? La verdad es que tuve buen gusto para elegir a sus madres. Yoly es la verdadera heroína. ¡Qué grandeza de mujer! ¡Qué esposa me ha otorgado Dios! Estoy tan orgulloso de ella. No debí nunca haber conocido otra mujer. A veces creo que no me la merezco, que Dios ha sido demasiado bondadoso conmigo. Haré todo lo que deba para seguir mereciendo su amor. Gabriel me trajo fotos de toda la gente que quiero. Un tal Moisés, de la Seguridad del Estado, estuvo en la casa molestando a Yolanda. La amenazó con encarcelarla y declarar a Gabriel “hijo de la patria”. Ya eso sería el colmo de una dictadura. Van a chocar contra un muro. Yolanda está hecha de la fibra de los inclaudicables. Nunca quise vincularla a mis ideas y mis actividades, pero los sicarios del régimen no tendrán en cuenta que ahora sólo defiende a su esposo de la injusticia. Es bueno que el mundo esté alerta. Los tiranos no tienen límites en su crueldad.

La visita fue estimulante. Y vaya sorpresa. Cuando regresé a mi celda, encontré que me habían cambiado la colchoneta rota, sucia, dura por una colchonetica de espuma de goma. Los huesos se aliviarán. ¡Ah, mis viejos, viejos, cansados huesos! No dormí bien. Mucho calor, muchos mosquitos, muchas ideas y recuerdos agolpándose. Compartí mi comida -la que me trajo mi familia- con Próspero y Normando. La moral de los que estamos aquí es alta. Los presos siguen siendo solidarios y los guardias respetuosos.

Mañana trataré de escribirle a mis hermanos Darío y Arturo, a mis amigos Ernestico y Oscar Mario, a mis amigas Anita, Betty y Maité. Hacer cartas no deja que se me muera el amor por la gente dentro de tanta miseria que observo en este lugar. Los guardias revisaron todas las cartas que escribí y envié. ¡Qué respeto a la privacidad humana!

1 de junio: Como ya tengo fotos, por las mañanas saludo a la gente que amo. Después oro un Padrenuestro, leo algún pasaje de la Biblia. Luego literatura. Estoy terminando “Un asunto personal”, del japonés Oë Kenzabairo, una novela de corte existencialista a la manera de Camus sobre el corolario que dejó la explosión atómica de Hiroshima y Nagasaki. Es buena, aunque algo sórdida para mi gusto. Gracias a Dios, Yoly me trajo algunos libros. Tendré lecturas por lo menos un mes. Entre otras cosas me trajo las obras completas de Yeats, un poeta irlandés que admiro mucho. ¡Qué lástima no tener a Quevedo, vaya, para joder un poco entre los dos.

Una pequeña alegría me regalé hoy. Me estrené un calzoncillo, muy sexy él, que me trajo Yoly. Vaya, está como para hacer un strip tease escuchando las notas de “Patricia”. Las otras ventajas de la visita: puedo tomar café (Yoly me trajo instantáneo) puedo combatir las pestes (Yoly me trajo aromatizante) puedo limpiar la celda (Yoly me trajo una frazada de piso) puedo escribir (Yoly me trajo más papel) puedo comer (Yoly me trajo féferes abundantes) puedo vivir (Yoly me trajo su amor y a mis hijos) Si no fuera por Castro pudiera decir que soy feliz. Ha sido un domingo más ** que cualquier domingo. Amaneció nublado. No llovió al fin. Luego hizo mucho calor. De la comida que ofrecen en la cárcel ni me he enterado desde ayer.

2 de junio: Me desperté con añoranzas. Recordé mi primera frase matinal: “Pucha, dame un poquito de café”. Cuando me di cuenta de que Yoly no estaba, me preparé yo mismo mi café instantáneo. Lo bebí. Fumé. Oré y leí un pasaje de la Biblia sobre Jesús. Terminé “Un asunto personal”. Tiene un bello final. Gana el amor del hombre por su descendencia. La novela es una buena pancarta sobre la lucha contra la proliferación de las armas nucleares. No acepté hoy tampoco la comida del penal. Creo que no la aceptaré mientras me alcancen los bastimentos que me trajo Yoly. Me sacaron al patio solo y bajo el sol del mediodía. Hoy nos volvieron a fotografiar, el médico militar nos auscultó. Sigo con la presión alta. Nos vacunaron contra la leptospirosis y la meningoencefalitis. Ya era hora. Aquí las ratas pululan, y de otros insectos ni se diga; gusanos, lo que se llama gusanos, somos siete. Ojalá la vacuna no haga reacciones molestas. Ya lo único que nos falta es que nos cosan una matrícula en las nalgas. ¡Qué peligrosos somos! Llovió. La loma que veo por mi ventana oeste se veía hermosa envuelta por la grisura. ¡Ja! Digo ventana oeste como si tuviera otra. Mi celda es una Polifema cualquiera, tiene un solo ojo al mundo, y el mundo para ella acaba en ese cerro pelón al cual han talado sin misericordia. La tormenta eléctrica fue más grande que el aguacero. Después quedó una especie de garuíta fría que refrescó la tarde. Había hecho mucho calor. La moral de los siete “emboniatados” sigue siendo alta. Nelson y yo nos cruzamos a la hora de las fotos y la auscultación, y pude darle un abrazo. Con Villarreal, Normando y Juan Carlos (Don Cojones de las Manchas, padece de vitiliasis) hablamos a gritos desde el patio que da a sus ventanas. Por la noche me dolió la cabeza. Tomé Tylenol. Me dormí tarde.

3 de junio: Me duele un poco el brazo. Debe ser la vacuna que me aplicaron ayer. ¡Qué bueno es tener café! Bebí. Lástima que no tenía agua caliente. Sabría mejor. Oré y leí un pasaje de la Biblia. Sobre la resurrección de Dorca a por parte de Pedro y el viaje de éste hasta casa de Cornelio, el Capitán italiano. Luego emprendí la relectura de los cuentos de Carpentier. Yoly me los trajo. No pude dejar de recordar la tarde en que conocí a “Don Gil de la Boina Negra” (Baguer). Fue en la sala del té de la Unión de Periodistas (23 e I). Yo estaba recién llegado a La Habana y mis cicerones eran Raúl Rivero y Bernardo Marqués. Raúl entonces se desempeñaba como Jefe de Relaciones Públicas y Divulgación de la Unión de Escritores y Artistas. Era toda una celebridad. Bernardo trabajaba en la redacción de la revista Bohemia. Llegamos y la sala se conmocionó. Todos los “guatacas” de Raúl se levantaron a saludar. Entre ellos “Don Gil de la Boina Negra”, que a esa sazón gastaba su dinero invitando a almorzar y a beber a Raúl, para que éste le ayudara a publicar un libro (pésimamente escrito) sobre el poeta y periodista José Z. Tallet. Al fin consiguió que Raúl se lo publicara en la editorial de la UNEAC. Cuando nos sentamos a la mesa, “Don Gil”, que siempre ha sido un buen cazador de oportunidades, se las arregló para ocupar la cuarta silla. Raúl me lo presentó: “Néstor Baguer, periodista y académico de la Lengua”, me dijo. El anciano, que ya lo era entonces, me hizo una reverencia casi cortesana. Yo sabía que la verdadera miembro de la Academia de la Lengua era Dulce María Loynaz, pero en esa época era peligroso hablar de ella. Pero bueno, a falta de Dulce María Loynaz, Baguer venía siendo como el casabe para una tertulia. ¡Qué fiasco! El anciano se impostó de tal manera que Don Gil de las Calzas Verdes era menos hispano que él, hasta las zetas pronunciaba en su afectación. No sé por qué razón la conversación se encaminó por la ruta de Carpentier. Y fue que conocí verdaderamente al “genial académico”. Su único aporte a la tertulia fue decir que Alejo Carpentier le disgustaba porque era “afrancesado”. Por supuesto, el anciano no sabía que Carpentier padecía de frenillos. Me di cuenta de que no tenía nada que decir sobre Alejo. Azucé a Bernardo. Le pregunté si él consideraba que la bella sofocante, pasional Sofía del Siglo de las Luces le parecía muy francesa. Bernardo explotó en una de sus garrulas carcajadas, y con los ojos anegados y las mejillas rojas me contestó: “Sofía es tan francesa como el Ti Noel de El Reino de este Mundo”. Y Raúl, para no perderse el chascarrillo, apuntó: “Tan parisina como el descendiente de Salvador Golomón en Concierto Barroco”. El anciano habló poco después. Todos nos dimos cuenta de que de Carpentier había, a lo sumo, leído las notas de contraportada de sus libros. Raúl hizo entonces una broma premonitoria: “Baguer -le dijo- para el ‘engome’* de esta tarde, Vázquez se escribe con Z, ¿sabes?” Nos bebimos el té con ron y nos fuimos. ¡Qué recuerdos! Algún día los escribiré con más sosiego, recreándolos en todo su encanto. Quizás si puedo escribir la tercera parte de Memorias de la Plaza, que esta celda es una bomba antineuronas.

* Engome: informe que hacen los chivatos a la policía política.

El resto del día, tedioso, largo. ¡Si tuviera una máquina de escribir! No sólo de lecturas puede vivir el hombre, a veces me impaciento esperando porque el ministerio del Interior me preste el sol por una hora. El patio resulta un buen interludio del hastío que produce hospedaje tan pequeño, alivio de la nariz, calor para los huesos, energía para los músculos, terapia para los nervios. Esto es verdaderamente Orrio-pilante. Norges Cervantes, un ciego que lleva más de cuatro años preso, ruge contra los guardias. Alberto Díaz Sifonte, un muchacho moronero de apenas 24 años, condenado a muerte por una fuga masiva producida en la prisión de Ciego de Avila, donde resultaron muertos algunos guaridas, grita a voz en cuello porque lo lleven al hospital. Un homosexual canta desafinadamente imitando a Shakira, un vecino de Normando, allá por las primeras celdas del pasillo (Normando ocupa la No. 2) golpea con furor la plancha de acero de su puerta mientras aspira a que algún guardia atienda su solicitud de que le traigan algún analgésico. Es dantesco, tengo que hacer un esfuerzo hiperhumano para concentrarme en la lectura. ¿Cuántas cárceles hay en Cuba? ¿A cuántos prisioneros ascenderá la población penal cubana? Realmente he pensado que si la educación fuera realmente inversamente proporcional al número de cárceles y de prisioneros, con los alardes que hace el gobierno cubano sobre la educación en Cuba no debería haber cárceles ni prisioneros. Hay algo que está fallando, pero no tengo los datos para demostrarlo. Lo que sí veo es que la poca población penal que he visto -incluyendo los guardias- tiene muy bajo nivel cultural, y educacional, que es otra cosa, como se sabe.

El “reeducador” Sabino me trajo las tarjetas magnéticas para el teléfono. Yoly le había dado el dinero para que me las comprara. Me dijo que todavía desconocía la fecha de la licencia matrimonial, que pretendemos adelantar debido a la próxima operación de mi hijo Gabriel. El día de la visita (31 de mayo) le sugerí a Yoly la idea de que ella y el niño viajaran a Estados Unidos y se realizara la operación allá. Y ninguno de los dos estuvo de acuerdo. No quieren viajar sin mí, el niño fue muy simpático. Afirmó: “Papi, yo aquí contigo muero quema’o”. No dejé que se me aguaran los ojos. A él se le habían aguado al verme, y yo le hice el chiste de que le había caído una basurita en el ojo. El sonrió y cambió la expresión. Pero cuando me dijo eso, al que le dieron deseos de llorar fue a mí; me enorgulleció tanto mi hijo que me sentí hondamente conmovido. Hice un esfuerzo contra la basurita en el ojo.

Por la noche antes de dormir pensé en los métodos de la policía política cubana. Tuve noticias de que fueron al barrio y a la escuela de mi hijo Gabriel. Lo que supieron de mí no les sirve para su show desmoralizante contra la disidencia. Sé que en el barrio les hablaron bien de mí -no podía ser de otra manera. Sé que en la escuela de mi hijo recibieron igual respuesta, quizás más elogiosa de lo que esperaban. No por gusto mis dos hijos mayores son dos brillantes graduados universitarios. ¿Hasta cuándo querrán demostrarle al mundo que los opositores son gente de dudosa moralidad y pésima conducta social? ¿Hasta dónde llega la inmoralidad de ellos?

4 de junio: Desperté animoso. Descolgué el mosquitero (que me trajo Yoly). Ordené mi jergón de prisionero. Me aseé. Oré. Leí la parábola del mayordomo que abusó de la confianza de su amo, y cómo Jesús le explicó a sus discípulos que no se puede servir a Dios y a la riqueza. Mientras más leo la Biblia más dudo que se pueda escribir otro libro más sabio, a menos que Dios se lo dicte a uno. Cuánta necedad implica la manía de escribir sin el mandato divino, cuán exagerada es esa tendencia de creernos apostólicos a la hora de redactar lo que creemos verdades eternas. Alguien lo dijo antes que yo: la estolidez humana no tiene límites.

Hoy hace dos meses de la farsa donde me condenaron a 18 años de prisión. La sala parecía una locación de televisión. Jamás un tribunal. Es una lástima que no hayan podido usar sus cintas de video en el show de la mesa redonda. ¡Qué va! La virilidad de los periodistas independientes cubanos no era lo que querían mostrar. Parece que les jodí el guión que habían preparado. Algún día hablaré sobre el “juicio”. Por ahora hay que conformarse con breves apuntes. Eso no fue siquiera un juicio amañado -palabrita muy de moda por estos días. Fue una orden militar que pretendió legitimarse por medio de lacayos que empudecen el sagrado deber de la jurisprudencia. Mal anda un gobernante que se ve obligado a esas trácalas para ejercer su mandato. ¡Qué pena me dieron los abogados defensores tratando de dejar clara su filiación a la “revolución” para no ser juzgados a su vez. Su preocupación fundamental era hacer patente que eran revolucionarios aunque nos estuvieran defendiendo. ¡Qué bochorno! Ahora yo sí puedo decir, como T.S. Eliot: “Abril es el mes más cruel”. El 4 de abril para mí es terrorífico. Aquel 4 de abril cuando se fundó la Unión de Pioneros (que así se llamaba en mi época de niño) mi madre me dio 18 cocotazos por ingresar a la Asociación sin su consentimiento, este 4 de abril me condenaron a 18 años de cárcel por “escribir sin permiso”. Un castigo fue de niño; el otro, al borde la ancianidad. Parece que la represión no da buenos resultados, o yo soy demasiado testarudo. De milagro no me he convertido en un ácrata irreductible. Todavía creo en la democracia, aunque no haya gozado de ella en toda mi vida. Quizás antes de morir ayude a instalarla en mi país.

Hoy conseguí -por el módico precio de una caja de cigarrillos- la nómina de reos con que comparto. Con ella en la mano se pueden sacar algunas conclusiones. Obsérvese:

Celda 1: Alfredo Rondón Duarte. 29 años. Asesinato. Pendiente. Pena capital.

Celda 2: Normando Hernández. 33 años. CR (contrarrevolucionario). Periodista independiente en realidad. 25 años de privación de libertad.

Celda 3: Norges Cervantes Doscal. 36 años. Asesinato. Pendiente. Pena capital. Ciego desde hace 4 años.

Celda 4: Fernando Núñez Guerrero. 37 años. Asesinato. Cadena perpetua.

Celda 8: Francisco Portuondo Medina.37 años. Asesinato. Pendiente. Pena capital.

Celda 13: Lamberto Hernández Plana. 34 años. 12 años de privación de libertad.

Celda 14: Próspero Gainza. 44 años. CR (contrarrevolucionario). Opositor pacífico en realidad. 25 años de privación de libertad.

Celda 10: Lorenzo Boll Reliz. 36 años. Asesinato. Cadena perpetua.

Celda 17: Urbano Escalona Borba. 26 años. 8 años de privación de libertad. Portador de VIH/SIDA.

Celda 18: Andrés Núñez Ramos. 41 años. Cadena perpetua.

Celda 19: Juan Carlos Mores Figuerola. 41 años. Cadena perpetua.

Celda 21: Miguel Quirot Gerón. 20 años. 8 años de privación de libertad. Portador del VIH/SIDA.

Celda 16: Yanier Osorio Hernández. 26 años. Cadena perpetua.

Celda 23: Carlos Luis Díaz Fernández. 33 años. Salida ilegal del país. 8 años de privación de libertad.

Celda 25: Jorge Ochoa Leyva. 37 años. Asesinato. Pendiente. Cadena perpetua.

Celda 26: René Mustelier Savigne. 32 años. Pendiente. Asesinato. Pena capital.

Celda 28: Alberto Díaz Pérez. 24 años. Asesinato. Pena capital.

Celda 31: Manuel Vázquez Portal. 51 años. CR (contrarrevolucionario). Periodista independiente. 18 años de privación de libertad.

Celda 32: Antonio de la Cruz Argote. 37 años. Robo con fuerza sobre las personas. Pendiente. Cadena perpetua.

Celda 36: Ovni Bárzaga Garrido. 29 años. Asesinato y robo con fuerza. 38 años de privación de libertad.

Conclusiones obvias:
Todos los reos, excepto yo, son más jóvenes que la revolución de Castro, quiero decir, hijos de ella.

Este pabellón es el de los presos más peligrosos a la vez que sirve de “corredor de la muerte”.

Estamos mezclados con portadores del VIH/SIDA. Aunque las celdas son de aislamiento.

Con estas personas compartimos la hora de patio. Todos los días con alguno distinto.

El nombre con el que se conoce el pabellón es “Boniatico”. Sirve, como se notará, para régimen especial: Máxima seguridad. Esposas y grilletes en los pies para todo: salir al patio, llamar por teléfono, al hospital, tomar medicamentos, etc.

¿Qué diría de esto Felipe Pérez Roque?