La cifra de periodistas presos en todo el mundo registra su máximo nivel

El conteo a escala mundial alcanza la cifra más elevada desde 1990, cuando el CPJ comenzó a llevar estadísticas sobre esta problemática. Los gobiernos se valen de acusaciones de terrorismo y otros delitos contra la seguridad del Estado para silenciar a voces críticas. Turquía es el país con mayor número de periodistas encarcelados. Un informe especial del CPJ

Al menos 49 periodistas permanecen encarcelados en Turquía. (AFP)
Al menos 49 periodistas permanecen encarcelados en Turquía. (AFP)

Publicado el 11 de diciembre del 2012

NUEVA YORK
El encarcelamiento de periodistas a escala mundial alcanzó una cifra récord en 2012, impulsado en parte por el empleo generalizado de acusaciones de terrorismo y otros delitos contra la seguridad del Estado contra editores y reporteros críticos, según un análisis del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). En su censo anual de estadísticas sobre periodistas presos, el CPJ identificó a 232 periodistas encarcelados al 1 de diciembre, un incremento de 53 en comparación con la cifra de 2011.

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El encarcelamiento a gran escala de periodistas en Turquía, Irán y China contribuyó a aumentar la cifra mundial a su punto más elevado desde que el CPJ comenzó a llevar estadísticas mundiales en 1990. El récord anterior era de 185 periodistas presos, en 1996. Estos tres países, líderes en el encarcelamiento de periodistas, recurrieron sistemáticamente a la aplicación de leyes y disposiciones relativas a la seguridad del Estado para silenciar opiniones políticas disidentes, entre ellas las expresadas por grupos étnicos minoritarios. En todo el mundo, las acusaciones de delitos contra el Estado tales como el terrorismo, la traición y la subversión fueron las más comunes contra los periodistas en 2012. Al menos 132 periodistas están presos en todo el mundo acusados de este tipo de delitos, según el análisis del CPJ.

Eritrea y Siria también estuvieron entre los países líderes en este aspecto: ambos han encarcelado a numerosos periodistas sin formularles cargos ni aplicar el debido proceso, y los albergan en prisiones secretas sin acceso a abogados ni a familiares. En todo el mundo, 63 periodistas están encarcelados sin que públicamente se les haya formulado ningún cargo.

Vietnam, Azerbaiyán, Etiopía, Uzbekistán y Arabia Saudita completan la lista de los 10 países con mayor número de periodistas encarcelados. En dos de ellos, Azerbaiyán y Uzbekistán, las autoridades se valieron de acusaciones de delitos como el vandalismo y la posesión de drogas para enviar a la cárcel a editores y reporteros críticos. En 19 casos de distintos países, los gobiernos apelaron a varios delitos no relacionados con el periodismo para silenciar a periodistas críticos. En los casos incluidos en este análisis, el CPJ determinó que las acusaciones habían sido inventadas.

En Turquía, que con 49 periodistas presos es el líder mundial en esta estadística, las autoridades encarcelaron a decenas de editores y reporteros kurdos bajo acusaciones relacionadas con el delito del terrorismo. Otros periodistas sufren cárcel acusados del delito de conspirar contra el gobierno. En 2012, el CPJ revisó detalladamente los casos de varios periodistas turcos encarcelados y, en muchos que anteriormente no aparecían en la relación anual de periodistas presos del CPJ, pudo confirmar que estaban presos por motivos vinculados al ejercicio del periodismo. Ello aumentó significativamente el total de periodistas turcos en prisión. El CPJ determinó que las autoridades turcas se han aprovechado de leyes antiterrorismo y disposiciones del código penal para vincular la cobertura informativa sobre grupos ilícitos y la investigación de temas delicados con el terrorismo declarado u otras actividades contra la seguridad del Estado.  

Estas leyes y disposiciones “no establecen distinciones entre el ejercicio de la libertad de expresión por parte del periodista y el apoyo [de un individuo] al terrorismo”, señaló Mehmet Ali Birand, uno de los principales editores del canal de TV de Estambul Kanal D. Refiriéndose a la aplicación de leyes y disposiciones relativas a la seguridad del Estado contra periodistas como a una “enfermedad nacional”, Birand subrayó que “el gobierno no diferencia entre dos cuestiones mayores: la libertad de expresión y el terrorismo”. Entre los encarcelados se encuentra Tayip Temel, editor jefe de Azadiya Welat, el único diario en idioma kurdo del país, quien pudiera ser condenado a más de 20 años de cárcel por acusaciones de pertenecer a una organización kurda proscrita por el gobierno. Como prueba, el gobierno apunta al trabajo publicado por Temel, junto con llamadas telefónicas interceptadas en las que Temel conversa con colegas y fuentes.

Irán, que con 45 periodistas tras las rejas ocupa el segundo puesto en la lista de países líderes en periodistas encarcelados, ha mantenido una oleada represiva que comenzó tras las disputadas elecciones presidenciales de 2009. Las autoridades liberan a algunos detenidos previo pago de fianzas de seis dígitos, mientras realizan nuevos arrestos, en lo que ya conforma un patrón. Entre los encarcelados figura Zhila Bani-Yaghoub, la reconocida editora del Iranian Women’s Club, un sitio web de noticias que se concentra en problemáticas de la mujer. Ella comenzó a cumplir sentencia de un año de cárcel en septiembre tras ser objeto de acusaciones por el delito de “diseminar propaganda contra el régimen” y “vilipendiar al presidente” por artículos que escribió durante las elecciones de 2009. Su esposo, el periodista Bahman Ahmadi Amouee, cumple una condena de cinco años de cárcel por presuntos delitos contra la seguridad del Estado.

China, el tercer puesto en la lista, ha recurrido con frecuencia a los delitos contra la seguridad del Estado para encarcelar a periodistas de Internet que expresaron opiniones divergentes, así como a periodistas que informaban sobre grupos étnicos minoritarios. De los 32 periodistas encarcelados en China, 19 son de origen tibetano o uigur, quienes han sido presos por documentar tensiones étnicas que se iniciaron en 2008. Entre los presos se encuentra Dhondup Wangchen, productor de documentales que fue encarcelado después de entrevistar a tibetanos para que hablaran sobre la situación bajo el gobierno central chino. CPJ galardonó a Wangchen con uno de los Premios Internacionales a la Libertad de Prensa en 2012.

“Los periodistas que informan en las zonas consideradas ‘más sensibles’ por el Estado –las convulsas regiones étnicas del Tibet y Xinjiang– son los más vulnerables”, indicó Phelim Kine, subdirector del programa de Asia de la organización de derechos humanos Human Rights Watch. “Los periodistas que viven y trabajan en esas regiones no sólo deben preocuparse por las líneas ‘rojas’ que el Estado ha establecido para todos los periodistas, sino también por las cambiantes líneas ‘grises’, en un momento en que la presencia de las fuerzas de seguridad gubernamentales es mayor que nunca”.

El país que más viola el debido proceso es Eritrea, que encarcela a 28 periodistas, el cuarto mayor total a nivel mundial. Ningún periodista eritreo bajo custodia del gobierno ha sido acusado públicamente de la comisión de ningún delito, ni ha comparecido ante un tribunal de justicia. El gobierno del presidente Isaias Afwerki se ha rehusado a rendir cuentas del paradero, el estado jurídico o la salud de los periodistas encarcelados, o siquiera confirmar versiones de que hasta cinco de ellos han muerto en prisión debido a tratos inhumanos. El CPJ sigue incluyendo en su relación a periodistas que según versiones difundidas han muerto, mientras se dedica a verificar tales versiones. En total, la lista de periodistas eritreos privados de libertad comprende a nueve periodistas independientes encarcelados en una ola represiva a gran escala emprendida en 2001 y 2002 y a 19 periodistas de medios del Estado que violaron los rígidos controles gubernamentales. “Si escribes algo en contra del Estado, acabas en prisión”, asevera Bealfan Tesfay, quien se desempeñó como reportero y editor en varios medios de prensa estatales antes de huir del país. “Abandoné Eritrea hace un año y tres meses. Caminé durante tres días y tres noches. Si me hubiesen agarrado, probablemente jamás se hubiera sabido de mí…. Nadie sabe nada sobre el paradero de estos periodistas presos. Nadie sabe nada, si están muertos o vivos. Nunca les han formulado cargos. Sus familias no tienen el menor contacto con ellos”.

Las fuerzas sirias leales al presidente Bashar al-Assad han encarcelado a por lo menos 15 periodistas, lo cual coloca a Siria en el quinto puesto en la lista de países que encarcelan a reporteros. A ninguno de los detenidos se les ha acusado formalmente de ningún delito, y las autoridades se han negado a responder por su paradero o su estado de salud. Entre los periodistas que se cree están detenidos figura Austin Tice, reportero independiente estadounidense cuyas colaboraciones sobre el conflicto civil sirio han sido publicadas en The Washington Post, McClatchy, Al-Jazeera English y varias otras organizaciones noticiosas. “El Gran Hermano nunca está muy lejos –y desde que comenzó la revolución la situación es incluso más difícil–. A medida que la rebelión se fue militarizando más, aumentó el riesgo de ser detenido”, declaró Rania Abouzeid, corresponsal de la revista Time radicada en Beirut y quien ha viajado a Siria clandestinamente en varias ocasiones para informar sobre el conflicto. “El régimen con frecuencia improvisa puntos de control, y una vez que quedas atrapada en uno de ellos, es difícil darse vuelta”.

Con 14 periodistas tras las rejas, Vietnam ocupa el sexto lugar en el censo. En cada uno de los últimos años, las autoridades vietnamitas han reforzado la represión contra los periodistas críticos, y se han enfocado intensamente en los periodistas digitales. Todos los periodistas encarcelados en 2012, excepto uno, publicaban blogs o colaboraban con publicaciones de noticias digitales. Salvo uno de ellos, todos fueron acusados de delitos contra la seguridad del Estado por sus artículos sobre temas políticos sensibles tales como las relaciones Vietnam-China y el trato a la comunidad católica vietnamita.

A escala mundial, 118 periodistas cuyo trabajo aparecía principalmente en medios digitales estaban en prisión al 1 de diciembre, lo cual constituye poco más de la mitad de los casos de periodistas encarcelados. Esa proporción coincide con las constatadas en los últimos tres análisis anuales del CPJ, que habían sido precedidos por varios años de incrementos significativos en las cifras de periodistas digitales presos. Los periodistas de medios impresos conformaron el segundo mayor grupo dentro de la profesión, con un total de 77 en prisión en todo el mundo. Los otros periodistas detenidos trabajaban en la radio, la televisión o en documentales.

Azerbaiyán, el séptimo en la relación de casos del CPJ, reprimió intensamente a los críticos del gobierno mientras ejercía de sede de dos importantes eventos internacionales, el festival Eurovisión 2012 y el Foro para la Gobernanza de Internet. Las autoridades encarcelaron a por lo menos nueve periodistas críticos, a quienes atribuyeron la comisión de delitos comunes como el vandalismo, la posesión de drogas y la extorsión. El CPJ llegó a la conclusión de que estas acusaciones eran fraudulentas y que fueron inventadas en represalia por la labor informativa de los periodistas.

Con seis periodistas presos, Etiopía ocupó el octavo lugar en la relación mundial de periodistas presos. Las autoridades ampliaron el alcance de la ley antiterrorismo de 2009 y pasaron a tipificar como delito la cobertura informativa de las actividades de cualquier grupo que el gobierno considerara “terrorista”, una lista que incluye a partidos políticos opositores. Uno de los periodistas encarcelados, Eskinder Nega, es un reconocido bloguero cuyas críticas acerca del empleo indiscriminado de leyes antiterrorismo por parte del gobierno conllevaron a que él mismo fuera hallado culpable del delito de terrorismo.

“En esencia, el gobierno tipifica el ejercicio del periodismo como un delito”, expresó Martin Schibbye, un periodista independiente sueco que estuvo en prisión junto con su colega Johan Persson durante más de 14 meses en Etiopía. Ambos fueron condenados por el delito de terrorismo porque habían viajado con un grupo separatista como parte del trabajo de investigación de un reportaje. “En nuestra profesión es necesario obtener las versiones de todas las partes. El gobierno ha hecho que sea ilícito conversar con una de las partes del conflicto. Solamente el hecho reunirse con miembros de una organización o comunicarse mediante correo electrónico es catalogado de terrorismo”.

Uzbekistán y Arabia Saudita, con cuatro periodistas presos cada uno, completan la lista de los 10 países líderes en el encarcelamiento de comunicadores. Entre los periodistas detenidos en Uzbekistán figuran Muhammad Bekjanov y Yusuf Ruzimuradov, los dos periodistas que llevan más tiempo encarcelados, según el análisis del CPJ. Ambos fueron enviados a la cárcel en 1999 por publicar un periódico ilegalizado. En Arabia Saudita, el columnista del periódico Hamza Kashgari pudiera ser condenado a la pena de muerte por el delito de desacato a la religión. Kashgari había enviado mensajes mediante su cuenta de Twitter en los que describía una imaginativa conversación con el profeta Mahoma.

CPJ confirmó la muerte de un periodista preso, el bloguero iraní Sattar Beheshti. Arrestado en octubre y acusado del delito de “actuar contra la seguridad nacional”, Beheshti murió a los pocos días. Otros presos afirmaron que Beheshti, de 35 años de edad, fue golpeado durante el interrogatorio, amenazado reiteradamente de muerte y colgado del techo por sus extremidades, según informes de prensa.

A continuación se destacan otras tendencias y detalles que surgieron del análisis del CPJ:

  • El aumento del 29,6 por ciento a escala mundial frente a 2011 fue el mayor incremento porcentual en una década y el segundo aumento anual consecutivo superior al 20 por ciento. El encarcelamiento de periodistas había aumentado 23,4 por ciento de 2010 a 2011.
  • Por primera vez desde 1996, Birmania no se encuentra entre los países que encarcelan a periodistas. Como parte de la histórica transición de Birmania hacia un gobierno civil, las autoridades liberaron a por lo menos 12 periodistas presos, mediante varios indultos otorgados en los últimos 12 meses.
  • La cantidad de periodistas privados de libertad y acusados de delitos contra la seguridad del Estado, 132, es la mayor que el CPJ jamás haya registrado, aunque su proporción del total, aproximadamente 57 por ciento, coincide con las estadísticas recopiladas en los últimos años.
  • Las acusaciones por delitos comunes fueron la segunda táctica más empleada en aquellos casos en que se formularon cargos públicamente: 19 periodistas habían sido acusados de este tipo de delitos en todo el mundo.
  • Siete periodistas estaban en prisión acusados de “desacato” hacia alguna religión o etnia y seis otros estaban tras las rejas acusados de cometer el delito de la difamación. En tres casos, las autoridades argumentaron que los periodistas habían violado disposiciones relativas a la censura, y en otros dos argumentaron que los periodistas habían difundido “noticias falsas”.
  • Como parte de una amplia y prolongada revisión de los casos de periodistas presos en Turquía, el CPJ divulgó los resultados de una investigación de los casos de encarcelamiento al 1 de agosto. CPJ halló que existía un vínculo directo entre los casos de 61 periodistas y su labor periodística, y que otros 15 estaban presos en circunstancias menos claras. Desde la divulgación de los resultados de la investigación del CPJ, las autoridades turcas han liberado a varios periodistas que estaban en prisión a la espera del proceso judicial o el fallo del tribunal.
  • Cuba, después de ausentarse por un año de la relación de periodistas presos del CPJ, volvió a integrarla. Los agentes de seguridad del Estado arrestaron a Calixto Ramón Martínez Arias, reportero de la agencia de noticias independiente Centro de Información Hablemos Press, en septiembre, y lo acusaron de desacato. En ese entonces, Martínez Arias investigaba versiones de que un cargamento internacional de medicamentos y equipos médicos había resultado dañado.
  • Aparte de Cuba, el CPJ no documentó ningún otro caso de periodista preso en las Américas, donde el encarcelamiento de periodistas es cada vez más inusual. En 2011 el CPJ no documentó ningún caso en la región.
  • La abrumadora mayoría de los periodistas privados de libertad son periodistas encarcelados por el gobierno de su propio país. Tres periodistas extranjeros están en prisión a escala mundial, según datos del CPJ.
  • Los periodistas de Internet y de medios impresos constituyeron los dos mayores grupos dentro de la profesión. Entre otros tipos de medios informativos, 24 periodistas de televisión, 12 reporteros de radio y un documentalista están privados de libertad.
  • Ochenta y cinco periodistas independientes estaban encarcelados en todo el mundo al 1 de diciembre, lo cual comprende el 37 por ciento de los casos. La proporción de periodistas independientes, que había mantenido una tendencia al alza en los últimos años, disminuyó por primera vez desde 2006.
  • Junto con Dhondup Wangchen, encarcelado en China, otros tres ganadores del Premio Internacional a la Libertad de Prensa del CPJ se encontraban en prisión. Ellos son Azimjon Askarov de Kirguistán, Shi Tao de China y Mohammad Davari de Irán.

El CPJ considera que los periodistas no deben ser encarcelados por ejercer la profesión. La organización les ha enviado cartas a las autoridades de cada país con periodistas presos y les ha expresado sus serias objeciones. En el último año, la labor del CPJ en defensa de la libertad de prensa conllevó a la liberación anticipada de por lo menos 58 periodistas presos en todo el mundo.

La relación de casos del CPJ refleja el total de periodistas encarcelados al 1 de diciembre del 2012 y no incluye a los numerosos periodistas que han sido encarcelados y liberados a lo largo del año. Los datos sobre esos casos pueden consultarse en www.cpj.org. Los periodistas permanecen en la relación de casos del CPJ hasta que la organización determina con certeza razonable que han sido liberados o han fallecido bajo la custodia de las autoridades.

Los periodistas que desaparecen o son secuestrados por actores no estatales tales como pandillas o grupos de militantes no figuran en la lista de periodistas encarcelados del CPJ. Estos casos se clasifican como “desaparecidos” o “secuestrados“.

Este informe fue elaborado por el personal del CPJ y fue complementado con el trabajo reporteril de Sumit Galhotra, Becario Steiger del CPJ.