Periodista mexicano quien cubría crimen fue secuestrado y asesinado en el estado norteño de Durango

Nueva York, 3 de noviembre de 2009—Bladimir Antuna García, reportero de la fuente policíaca, fue hallado asesinado el lunes por la noche, según informes de prensa, luego de haber sido secuestrado en una calle de la ciudad mexicana de Durango esa mañana. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) instó hoy a las autoridades mexicanas a demostrar su compromiso con la libertad de prensa y la protección de periodistas mexicanos enjuiciando a todos los responsables del crimen.

Antuna, de 39 años, un reportero para el diario El Tiempo de Durango, estaba en camino a su trabajo cuando, según testigos citados por la prensa local, su carro fue encerrado por otros dos vehículos en Durango, 558 millas (899 kilómetros) al noreste de la Ciudad de México. Sujetos armados descendieron de un Jeep Cherokee y empujaron a Antuna al vehículo en el que se trasladaban antes de darse a la fuga. El periodista fue de inmediato dado por desaparecido.

Las autoridades locales encontraron el cuerpo del reportero esa noche no lejos del lugar dónde fue secuestrado. Junto a su cuerpo una nota decía: “Esto me pasó por dar información a los militares y escribir lo que no se debe”, según el diario La Jornada. Investigadores locales afirmaron a la prensa que Antuna había sido aparentemente estrangulado y que no existían indicios notables de heridas de bala.

“El asesinato de Bladimir Antuna García es otro recordatorio brutal de la precaria y peligrosa situación en la que trabajan los periodistas mexicanos, especialmente aquellos que cubren crimen y corrupción”, afirmó Carlos Lauría, coordinador senior del programa de las Américas del CPJ. “Las autoridades mexicanas deben investigar de inmediato la muerte de Antuna y enjuiciar a todos los responsables en un esfuerzo para probar su verdadero compromiso con la libertad de prensa y la protección de periodistas”.

Victor Garza, editor de El Tiempo de Durango, indicó al CPJ que antes de su muerte, Antuna había dado la primicia de una nota sobre corrupción en la Policía de Durango. Antuna también había investigado el asesinato de su colega de El Tiempo de Durango, Carlos Ortega Samper, quien fue secuestrado el 3 de abril de manera similar y luego asesinado a tiros. Antuna aún no había publicado la nota, señalaron sus colegas en Durango. Ortega informaba sobre corrupción local. Su asesinato sigue sin resolverse y el CPJ continúa investigando posibles vínculos entre la muerte de Ortega y su trabajo como periodista.

Los colegas de Antuna revelaron que había recibido por lo menos tres amenazas de muerte en los últimos meses. La más reciente, detallaron al CPJ, fue una amenaza telefónica por parte de un individuo no identificado quien explicó al reportero que no recibiría otra advertencia. Antuna no dio indicios de por qué estaba siendo amenazado. En abril, hombres armados se acercaron a su hogar en la noche pero no dispararon, según reveló un colega. Antuna presentó una denuncia ante las autoridades locales por problemas no especificados, informó la agencia de noticias española EFE.

El grupo local Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET) señaló hoy que Antuna le comunicó a la organización en junio que había estado en contacto con el periodista Eliseo Barrón Hernández, asesinado en mayo en Durango. Según CEPET, Antuna explicó que él y Barrón habían intercambiado información sobre corrupción policial y crimen organizado en Durango.

A finales de octubre, la nueva Cámara de Diputados de México decidió no renovar el mandato de la comisión especial para el seguimiento de las agresiones contra la prensa, establecida en 2006: El CPJ instó al Congreso mexicano a demostrar su firme compromiso con la libertad de prensa otorgando a las autoridades federales jurisdicción para investigar los crímenes contra la libertad de expresión, una reforma aún pendiente en la legislatura.

Según las investigaciones del CPJ, 39 periodistas, incluyendo a Antuna, han caído desde 1992 en México. Por lo menos 17 fueron asesinados en represalia directa por su trabajo. Siete periodistas han desparecido desde 2005. La mayoría informaba sobre crimen organizado o corrupción gubernamental.

El 25 de mayo, Barrón Hernández, reportero de los diarios La Opinión y Milenio, fue secuestrado en su casa y asesinado a balazos. En junio, las autoridades federales acusaron a cinco individuos por  el asesinato de Barrón. El cabecilla del cártel Los Zetas habría impartido la orden de asesinar al reportero como forma de dar una lección a otros periodistas locales de no mezclarse en el trabajo de la organización criminal, explicó la Procuraduría General de la República, según informes en la prensa local. Otros cinco reporteros han sido asesinados en México durante 2009. El CPJ continúa investigando si los asesinatos están vinculados al trabajo de los reporteros.