Las autoridades cubanas amenazaron al periodista Abraham Jiménez Enoa, en la foto, con acciones legales y medidas contra su familia por causa de sus trabajos para el diario The Washington Post. (Nuria López.)

El CPJ hace un llamado a las fuerzas de seguridad cubanas a cesar las amenazas contra el columnista del Washington Post Abraham Jiménez Enoa

Miami, 6 de octubre de 2020—Las autoridades cubanas deben cesar de inmediato el acoso y las amenazas contra el periodista Abraham Jiménez Enoa, y permitir que todos los periodistas del país puedan ejercer la profesión libremente, declaró hoy el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).

El 2 de octubre, agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil hicieron desnudar a Jiménez para registrarlo, lo esposaron y lo llevaron a la sede del organismo, donde lo interrogaron casi cinco horas y lo amenazaron, antes de soltarlo, según informaciones de prensa y declaraciones del propio Jiménez, quien conversó ayer con el CPJ por vía telefónica. Ese día, Jiménez se había presentado en una estación de policía en La Habana, pues había recibido una citación el día anterior. Jiménez publicó una copia de la citación en su cuenta de Twitter.

Jiménez, periodista freelance y uno de los fundadores de la revista de periodismo literario digital cubana El Estornudo, tiene una columna mensual en la edición en español de The Washington Post y en la revista noticiosa regional Gatopardo, donde principalmente escribe sobre la vida en Cuba. Durante el interrogatorio, los agentes le advirtieron en específico a Jiménez que enfrentaría represalias en forma de un proceso judicial y acciones contra sus familiares si continuaba publicando sus trabajos en The Washington Post, declaró Jiménez.

“Me dijeron que si vuelvo a publicar en The Washington Post me procesarán por usurpación de funciones, porque el medio no está acreditado en Cuba, que comenzarán una guerra contra mi familia y mis allegados y que todo esto era porque detrás de mí está el Gobierno de Estados Unidos”, escribió Jiménez el día de su interrogatorio en su cuenta de Twitter.

“El interrogatorio del periodista Abraham Jiménez Enoa por parte de las fuerzas de seguridad cubanas y las amenazas contra su familia son vergonzosas y demuestran que el régimen del presidente Miguel Díaz-Canel insiste en despreciar las libertades fundamentales consagradas en el derecho internacional”, declaró Natalie Southwick, coordinadora del programa de Centroamérica y Sudamérica del CPJ, desde Nueva York. “Exigimos que se les permita a Jiménez Enoa y a todos los demás periodistas ejercer la profesión libremente en Cuba”.

Ayer, Jiménez publicó su más reciente columna en The Washington Post, con el título “Si esta es mi última columna aquí, es porque estoy preso en Cuba”, donde describió su interrogatorio.

Durante el último año, Jiménez ha sido acosado reiteradamente por las autoridades cubanas, que les han impedido a él y a otros periodistas salir de sus hogares y les han cortado el servicio de Internet móvil durante días de hechos noticiosos, como lo ha documentado el CPJ. Además, Jiménez declaró al CPJ que él está “regulado”, que es el término que se emplea en Cuba para referirse a las personas —por lo general defensores de derechos humanos, disidentes y periodistas independientes— a quienes las autoridades arbitrariamente les impiden salir del país.

El CPJ envió un correo electrónico al Ministerio del Interior para obtener una declaración, pero no recibió respuesta. 

Entre los casos que el CPJ ha documentado sobre detención arbitraria e interrogatorios de periodistas por parte de las autoridades cubanas se encuentra el de Yadisley Rodríguez Ramírez.

Cuba ocupó el décimo puesto en la relación del CPJ sobre los 10 países con los mayores niveles de censura en 2019, el único país de las Américas que figuró en la lista.

Otro colaborador del Washington Post, el periodista exiliado saudita Jamal Khashoggi, fue asesinado en 2018 por agentes sauditas en el consulado de ese país en Estambul, Turquía, presuntamente en represalia por criticar en el periódico a los líderes del Gobierno saudita.