Nueva York, 26 de febrero de 2016–El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) saluda la condena de 11 años de cárcel dictada el jueves contra el exparamilitar Alejandro Cárdenas Orozco por los delitos de secuestro y tortura, cometidos contra la periodista colombiana Jineth Bedoya Lima en 2000.
Bedoya, quien al momento del ataque trabajaba en un reportaje para el diario El Espectador sobre escuadrones de la muerte paramilitares, fue secuestrada afuera de la penitenciaría La Modelo, en Bogotá, el 25 de mayo de 2000. Los agresores la ataron de pies y manos, le taparon la boca con cita adhesiva y le vendaron los ojos. Luego la llevaron en un auto a la cercana ciudad de Villavicencio, donde la golpearon y violaron, según la Fiscalía General de la Nación.
“No es un día de felicidad. Es un día de reivindicación”, declaró Bedoya al CPJ luego de conocer la condena.
Cárdenas, conocido por el alias J.J., se declaró culpable de los delitos de secuestro y tortura ante la Fiscalía Nacional Especializada de Derechos Humanos, según una declaración divulgada el jueves por la Fiscalía General. La declaración precisó que Cárdenas no aceptó el cargo de violación. La declaración expresó que la Fiscalía continuaría investigando su presunta complicidad en la agresión sexual a Bedoya. El juez también le impuso a Cárdenas una multa de aproximadamente USD 17,500.
“Esta condena es un paso importante adelante hacia la impartición justicia, pero exhortamos a las autoridades a continuar el procesamiento de Cárdenas por el delito de violación y enjuiciar a todos los responsables por el ataque de Jineth Bedoya Lima”, declaró Carlos Lauría, coordinador sénior del programa de las Américas del CPJ.
En 2011, Cárdenas confesó su responsabilidad en los delitos de secuestro y tortura como parte del programa judicial de “justicia y paz” que les ofreció a exparamilitares la reducción de condenas a cambio de sus confesiones. En 2013, sin embargo, Cárdenas retractó su confesión, según versiones periodísticas.
La audiencia del jueves fue realizada de conformidad con el proceso penal regular de Colombia y no como parte del programa de justicia y paz. El juez le otorgó una reducción del 40 % a la condena de Cárdenas por cooperar con la justicia, según versiones periodísticas.
La condena fue dictada unas semanas después de que una segunda persona confesó haber participado en el ataque. En audiencia pública celebrada el 2 de febrero, Mario Jaimes Mejía, otro paramilitar, se declaró culpable de los delitos de secuestro, tortura y violación. Mejía expresó que cometieron el ataque para “acallar” a la periodista, según versiones noticiosas. En la presa se informó que Mejía pudiera ser condenado a una pena de más de 25 años de cárcel.
Este mes, la Fiscalía les solicitó a los juzgados que excluyeran a Cárdenas y a Mejía del programa judicial de justicia y paz con el argumento de que sus contradictorias declaraciones y anteriores negaciones demostraban que no habían aceptado su responsabilidad por el crimen ni habían cumplido con las obligaciones de la verdad que son el fundamento del programa.
Paralelamente a la condena contra Cárdenas, los diarios colombianos El Tiempo y El Espectador anunciaron que publicarían la investigación sobre tráfico de armas y asesinatos en el interior de la penitenciaría La Modelo en la cual Bedoya trabajaba al momento de su secuestro. “Después de 16 años se da el primer paso real de la justicia. Es el primero de un largo camino, que llega justo cuando los dos periódicos más importantes de Colombia deciden publicar conjuntamente la investigación que quedó truncada por mi secuestro”, declaró Bedoya al CPJ.
“Mis últimos 15 años y seis meses han sido una mezcla de obstinación, dolor, rabia, amor infinito por mi trabajo y desesperanza.”, Bedoya escribió en “La tristeza del 25 de mayo”, un artículo que aparece en la edición de 2016 del informe Ataques contra la prensa del CPJ, que saldrá publicado el 27 de abril. “Aún no comprendo de dónde salió la fuerza para regresar a la redacción, a mis apuntes y a mi grabadora. Lo que sí tengo claro es qué la motivó. Definitivamente mi trabajo como reportera, mi oficio de reportera y el amor por mi profesión fue más grande que el dolor del cuerpo y del alma”.