Recuadro: Nuevo comienzo en antiguos asesinatos en Serbia
Slavko Curuvija fue asesinado hace 15 años, pero Veran Matić, veterano periodista de los medios independientes serbios, nunca se olvidó.
Curuvija, influyente propietario de un periódico independiente en lo que entonces era la antigua Yugoslavia, recibió varios disparos en la espalda el 11 de abril de 1999 a manos de dos sujetos afuera del edificio de apartamentos donde vivía. Curuvija era un conocido crítico del presidente Slobodan Milosevic y pese a la existencia de pruebas que implicaban a los servicios de inteligencia de Milosevic en el atentado, nadie jamás compareció ante la justicia. Otros casos de asesinato de periodistas ocurridos en la antigua Yugoslavia, entre ellos el atentado fatal en 2001 contra el reportero de sucesos Milan Pantic y la muerte de Radoslava Dada Vujasinovic, también quedaron sin resolverse. El cadáver de Vujasinovic, quien investigó actos de corrupción del gobierno de Milosevic, fue hallado en su apartamento con heridas de bala en 1994. Las autoridades declararon la muerte de la periodista como un suicidio.
“Soy contemporáneo de colegas que fueron brutalmente asesinados”, declaró Matić en entrevista con el CPJ.
Milosevic murió en 2006 en La Haya mientras era enjuiciado por haber cometido crímenes de guerra. El paisaje político de los Balcanes ha cambiado y desde 2006 Serbia es una república independiente, pero estos casos nunca fueron resueltos. Las amenazas y los ataques contra los periodistas serbios continuaron. “Cada coalición de gobierno nombrada, cada gobierno, cada nuevo primer ministro y cada nuevo presidente, todos prometieron al inicio de sus mandatos que encontrarían a los asesinos, sin obtener ningún resultado. Por ello la matriz estaba clara: no había ninguna intención de resolver los asesinatos”, afirmó Matić.
Cuando se presentó una oportunidad política, Matić la aprovechó. Tras las elecciones de 2012, que llevaron al poder al Partido Progresista Serbio, antiguo socio de coalición del partido de Milosevic, el periodista se acercó al nuevo viceprimer ministro, Aleksandar Vučić, con la idea de formar una comisión que unificaría el trabajo investigativo tanto de los periodistas como de las instituciones gubernamentales con la finalidad de resolver estos asesinatos. Matić pensó que, en su calidad de ministro de Información en la época del asesinato de Curuvija, Vučić acogería de buena gana una posibilidad de demostrar una ruptura con su pasado político. “Se me ocurrió que, para él, encontrar también a los asesinos y a los autores intelectuales de los crímenes era la manera más constructiva de enfrentar su propio y deficiente pasado”, expresó. Vučić, quien se convirtió en primer ministro en abril de 2014, aprobó la idea, y al poco tiempo se conformó la Comisión Serbia para la Investigación de los Asesinatos de Periodistas.
La comisión está compuesta de representantes del gremio periodístico, el ministerio de Asuntos Internos, y el organismo de seguridad nacional serbio, la Agencia de Información de Seguridad. Sus miembros supervisan la labor de equipos investigativos mixtos de inspectores de policía y agentes de los servicios de seguridad en cada caso de asesinato. La comisión logró que los casos de Curuvija, Pantic y Vujasinovic fueran reabiertos, con el objetivo, Vučić expresó en un correo electrónico dirigido al CPJ, de “rectificar todos los errores que los representantes de la comisión noten”. La comisión revisó las pruebas ya recabadas, y comenzó nuevas investigaciones de pistas no seguidas. También hay que añadir un elemento de concientización de la sociedad, en colaboración la Oficina del Representante sobre Libertad de los Medios de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE, por sus siglas en inglés). La audaz campaña, que ganó un premio en la edición 2014 del Festival Internacional de la Creatividad Cannes Lions, circuló entre el público en forma de falsas cartas de amenazas insertadas en periódicos, con las palabras reales de mensajes recibidos por periodistas. La campaña también se realizó en formato video.
Después de casi dos años, los resultados son significativos. En el caso Curuvija, se les ha formulado cargos a cuatro sospechosos, y el móvil del crimen se ha atribuido a las críticas que el periodista dirigía a las figuras que detentaban el poder político y a la capacidad de Curuvija de influenciar a la opinión pública. Dos de los sospechosos fueron arrestados este año. Un tercer sospechoso, el extitular de Seguridad Nacional, Radomic Markovic, ya está en prisión cumpliendo una pena por el asesinato del político Ivan Stambolić, hecho ocurrido en el año 2000. Las autoridades buscan al cuarto sospechoso en el extranjero. Los abogados de los sospechosos han rechazado los cargos y todavía no se ha fijado la fecha del juicio, según Matić. En los otros dos casos, las autoridades han identificado a algunos sospechosos.
Estos no son logros pequeños en un contexto global en que cientos de casos no resueltos de asesinato de periodistas permanecen abandonados.
El equilibrio entre la participación de las instituciones de gobierno y la de la sociedad civil es un factor clave en el éxito de la comisión, según Matić. Vučić coincidió. “El papel desempeñado por los representantes de la comunidad de medios de prensa demostró ser crucial en este caso”, expresó Vučić al CPJ. Los periodistas involucrados tienen la voluntad y las habilidades para revisar y analizar de una manera crítica el trabajo previo de las autoridades y defender la apertura de nuevas hipótesis de investigación, mientras que el gobierno puede otorgar el acceso a los materiales de la investigación y apoyar la acción de los fiscales. La comisión también se comunica con regularidad con altas figuras del gobierno. La plena transparencia en el trabajo de la comisión es esencial, sostuvo Vučić, para “desmitificar los misterios, el secretismo y otras ambigüedades que rodean esos casos de asesinato”.
Al mismo tiempo, la colaboración ha tenido que enfrentar desafíos. “Descubrí que la cooperación más difícil era con el organismo de inteligencia militar”, afirmó Matić, “y todavía nos queda la duda de si nos mostraron toda la información y los documentos de importancia”.
El CPJ planteó esta inquietud ante Vučić, quien señaló: “El gobierno serbio y yo personalmente hemos hecho nuestro mayor esfuerzo para proporcionar toda la documentación de los casos de forma tal que la Fiscalía y los grupos de trabajo tengan a su disposición todas las pruebas, pero también para permitirle a la comisión estar informada sobre la situación real”.
El trabajo de la comisión no ha concluido, pero sus comienzos han sido alentadores. “Creo que se puede decir que ya sirve de modelo para otros países en este respecto”, comentó Deniz Yazici, funcionario asistente de investigaciones de la Oficina del Representante sobre Libertad de los Medios de la OSCE. Yazici apuntó a una iniciativa similar lanzada a finales de 2013 en Montenegro e inspirada en la comisión serbia, pero hizo una importante advertencia. “La responsabilidad en última instancia recae en las instituciones de gobierno”, afirmó Yazici, “y aunque una comisión de esta índole puede desempeñar un papel clave, de ninguna manera puede ser vista como que releva al gobierno de su responsabilidad de investigar los asesinatos”.