Los brotes del virus de Ébola en África Central; el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés) en Asia; el virus H1N1 en regiones tropicales y otras zonas del planeta, y el cólera en Haití son todos ellos ejemplos de epidemias que han puesto a prueba a la prensa. Los acontecimientos que involucran al bioterrorismo, como así también las emergencias químicas o radioactivas plantean otro conjunto de riesgos para los periodistas y fotoperiodistas que los cubren. Como se describe en el Capítulo 7, los periodistas freelance deben saber que tal vez deban enfrentar riesgos y aceptar sus consecuencias por sus propios medios. Un periodista freelance que desee cubrir una epidemia o un peligro masivo debería contactarse con los editores de forma anticipada para asegurarse el interés ante posibles coberturas y para determinar el nivel de apoyo institucional que un medio de prensa podría brindarles.
República Democrática del Congo, confirmado en septiembre de 2007, brote de Ébola
Un brote en Kasai occidental duró hasta febrero de 2008. Las noticias radiales brindaron información crucial sobre salud que alcanzó al 60 por ciento de la población.
Muertos: Al menos 166
Zimbabwe, declaró en agosto de 2008, brote de cólera
En el pico del brote, se hospitalizaba un paciente por minuto. Los hospitales no dieron abasto con el personal, los alimentos y los equipos. Las autoridades negaron y luego minimizaron la crisis, acusando a los reporteros de intentar ensuciar la imagen del país.
Muertos: 3.623
Afectados: 76.127
Pakistán, se confirmó en julio de 2011, brote de fiebre dengue
Una temporada cargada de vientos monzones llevó a que se criaran muchos mosquitos. Los medios locales criticaron al gobierno por descuidarse en relación a la crisis de salud, que se cobró la vida de un ex presidente del Sindicato de Periodistas de Pakistán del Este.
Muertos: 300
Afectados: 20.000
Somalia, se declaró en julio de 2011, hambruna
La sequía provocó una hambruna que forzó a miles a huir a Etiopía y Kenia. Ya en 2012, las Naciones Unidas afirmaron que millones de personas necesitaban asistencia. Violencia política de larga data había devastado a la prensa local e imposibilitado el acceso al país de medios internacionales.
Muertos: Decenas de miles
Afectados: 10 millones
En todo el mundo, se declaró en junio de 2009, brote de H1N1
La Organización Mundial de la Salud dijo que la nueva cepa de fiebre porcina se esparció a más de 200 países. Funcionarios de salud indicaron la transmisión en el transporte aéreo y de humano a humano como causales de la epidemia. Los centros de prensa emitieron directivas de seguridad para los reporteros que cubrían la epidemia.
Muertos: Al menos 15.292
Estados Unidos, 20 de abril de 2010, derrame de petróleo en el Golfo
Una explosión en una operación de perforación profunda en el mar a cargo de la empresa BP provocó que se desparramara petróleo ininterrumpidamente durante tres meses. El total derramado llegó a los 200 millones de galones; se consideró el peor derrame en la historia. Autoridades y representantes de BP impidieron que un número de periodistas informara sobre el problema.
Muertos: 11
Daños: US$40 mil millones
Haití, se confirmó en octubre de 2010, brote de cólera,
Diez meses después del terremoto que mató a más de 200 mil personas, las autoridades dieron a conocer la aparición de un brote de cólera. La prensa que había quedado devastada por el sismo luchó para cubrir la información del nuevo desastre.
Muertos: Casi 7.000
Afectados: Casi 500.000
Japón, marzo de 2011, accidente nuclear
El terremoto de magnitud 9.0 y el tsunami que siguió al mismo desataron accidentes en tres reactores nucleares. Las autoridades ordenaron la evacuación en un radio de 20 kilómetros. Funcionarios impidieron que los medios de prensa informaran y evitaron las preguntas más duras sobre la crisis.
Daños: US$235 mil millones
China, 23 de julio, 2011, choque de trenes,
Dos trenes colisionaron luego del mal funcionamiento de una señal. Las autoridades brindaron información contradictoria y ordenaron que los medios no informaran sobre importantes aspectos del accidente.
Muertos: 39
Los brotes del virus de Ébola en África Central; el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés) en Asia; el virus H1N1 en regiones tropicales y otras zonas del planeta, y el cólera en Haití son todos ellos ejemplos de epidemias que han puesto a prueba a la prensa. Los acontecimientos que involucran al bioterrorismo, como así también las emergencias químicas o radioactivas plantean otro conjunto de riesgos para los periodistas y fotoperiodistas que los cubren. Como se describe en el Capítulo 7, los periodistas freelance deben saber que tal vez deban enfrentar riesgos y aceptar sus consecuencias por sus propios medios. Un periodista freelance que desee cubrir una epidemia o un peligro masivo debería contactarse con los editores de forma anticipada para asegurarse el interés ante posibles coberturas y para determinar el nivel de apoyo institucional que un medio de prensa podría brindarles.
Cualquier periodista que planee cubrir una epidemia o una emergencia creada por el hombre deberá estar en buen estado de salud, tener su sistema inmunológico funcional y no tener ninguna condición propia que pudiera predisponerlo a enfermarse.
Antes de viajar a un área afectada, consulten el manual de la Organización Mundial de la Salud de Viajes internacionales y salud, junto con sus publicaciones específicas regionales, como así también el periódico de Enfermedades Infecciosas Emergentes (Emerging Infectious Diseases Journal) del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. La Organización Mundial de la Salud brinda pautas para enfermedades específicas, explicando la ciencia detrás de la enfermedad y otras medidas para evitar el contagio. En 2005, la organización divulgó un manual para periodistas sobre la pandemia de influenza. Los boletines sobre salud, actualizaciones regionales y restricciones para viajar se hallan disponibles en la página de Internet de la organización, que se ofrece en muchos idiomas.
La Organización Mundial de la Salud y Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos brindan cada uno información sobre emergencias biológicas, químicas, y radioactivas. Estas fuentes y otras más deberán verificarse periódicamente para ver qué información se ha actualizado. Ambos sitios ofrecen archivos de audio, descargas RSS y otra información actualizada para ayudar a los periodistas a permanecer informados sobre los acontecimientos a medida que suceden.
Consulte con especialistas en atención de la salud antes de partir. Reciba las vacunas recomendadas y suministre el tiempo necesario para que puedan actuar. (Ver la sección Atención Médica y Vacunas en el Capítulo 1). Asegúrese de que su equipo médico esté al día con elementos y medicación específica según los riesgos que pueda enfrentar en las coberturas informativas (Ver Apéndice A Listas de Control). Lleve tanta medicación según le permitan, porque puede haber escasez a nivel local.
Revise su seguro médico y también determine si cubrirá el tratamiento y otros gastos posibles que pueden surgir en caso de enfermedad, incluyendo el costo de una evacuación médica de emergencia. Se les puede negar a periodistas y demás personas abandonar un área si se enferman. Esto podría exponerlos a más lesiones físicas y psicológicas. Tengan en cuenta que toda emergencia de salud grave podría sobrepasar las posibilidades de atención de la salud a nivel local, de modo que preparen planes alternativos.
Los periodistas siempre deben priorizar su propia seguridad. Ninguna nota periodística vale la vida, y si muriera o se enfermara por una situación riesgosa se convertiría en una carga más que en una ventaja.
Inclusive la combinación de buena salud y vacunas no garantiza que pueda evitar enfermedades. Lávese las manos con frecuencia e inmediatamente después de alguna posible exposición, tal como recomienda el manual sobre Viajes Internacionales y salud de la Organización Mundial de la Salud, que se actualiza todos los años. Lleve consigo desinfectantes de mano en cualquier situación. Evite consumir agua o alimentos potencialmente contaminados. Evite todo tipo de contacto posible con fluidos corporales, piel, membranas mucosas y residuos médicos relacionados.
Averigüe cómo se contagia la enfermedad en cuestión y adopte las precauciones adecuadas. La Organización Mundial de la Salud enumera siete formas en que pueden diseminarse las enfermedades: a través de alimentos y agua, de portadores como mosquitos, animales infectados, la tierra, el aire y el contacto sexual o contacto con fluidos sanguíneos y corporales. Las precauciones a tomar incluyen dormir cubiertos por mosquiteros, evitar el contacto sexual, y de ser posible, evitar situaciones donde haya multitudes y espacios reducidos.
Investigue cómo pueden propagarse los peligros masivos. El bioterrorismo y otros peligros biológicos podrían incluir el ántrax, botulismo, brucelosis, plaga, viruela, tularemia y fiebres hemorrágicas virales, según el Centro para Control y la Prevención de Enfermedades. Cada agente biológico es particular en la forma en que se difunde, sus síntomas, prevención y tratamiento. Existen otros agentes químicos que pueden ser de origen militar, industrial o natural. De modo semejante, cada agente químico se dispersará de modo diferente y exigirá una particular forma de protección y tratamiento. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos brindan información sobre emergencias causadas por la radiación, incluyendo los efectos de las llamadas bombas sucias, explosiones nucleares, accidentes en reactores nucleares y accidentes de transporte. La exposición a la radiación puede producir efectos a corto y largo plazo, incluyendo ciertas secuelas que pueden aparecer años después.
Conozca cuál es la ciencia de las amenazas biológicas, químicas o radioactivas. “En una emergencia radiactiva, debemos pensar en la distancia, el tiempo y el resguardarse como dispositivos de protección”, escribieron los editores del New York Times en un documento de 2011 preparado para sus periodistas. “La distancia significa no acercarse demasiado al lugar donde se produjo el derrame de material radiactivo u otras fuentes de radiación. El tiempo significa que si está en un área que sus dosímetros indican tiene radiactividad, no se quede más de lo que necesita. En algunas circunstancias, tal vez deba conseguir algo de protección refugiándose en un edificio de hormigón o ladrillo”.
El peligro tal vez sea imperceptible. “El medidor de radiactividad puede subir, pero usted no siente nada”, relató Tetsuo Jimbo, periodista japonés y fundador del sitio de Internet Videonews, a la cadena CNN en 2011, luego de que viajara con un contador Geiger a la zona en cuarentena nuclear cercana al dañado reactor en Fukushima en Japón. “No necesita oler nada, no necesita sentir calor, no se siente simplemente nada. Y eso es tal vez lo que más miedo da en todo el viaje”.
Se requiere precaución extrema en todos los casos. Los periodistas y demás personas deben darse cuenta anticipadamente de que algunos lugares son demasiado peligrosos para ir a reportear mientras la amenaza persista. Los periodistas deben investigar la amenaza específica y la posible duración del agente que la produce, como así también las medidas o el equipo de protección que pudiera necesitarse. La lista de equipos recomendados es extensa en casos severos. Los antídotos para contrarrestar los agentes peligrosos deben obtenerse sólo a través de expertos médicos calificados, ya que son específicos, están limitados en su uso y pueden plantear riesgos importantes.
No dude en pedirle a sus empleadores o a las agencias u organizaciones de prensa que le encomendaron el trabajo que adquieran equipos de protección. Al mismo tiempo, sea consciente de que inclusive las mejores medidas y los equipos más avanzados pueden resultar ineficaces en situaciones graves.