Nueva York, 1 de octubre de 2002 El periodista brasileño Domingos Sávio Brandão Lima Júnior fue asesinado ayer en la tarde. Brandão era dueño, director y columnista del diario Folha do Estado, radicado en la ciudad de Cuiabá, en el central estado de Mato Grosso.
Brandão, de 40 años de edad, recibió al menos 5 disparos por parte de dos sujetos no identificados que se desplazaban en una motocicleta, según varias notas de la prensa local. Los dos hombres habían estado esperando a Brandão cerca de la nueva sede del diario, que está en construcción.
Cuando Brandão revisaba la fachada del edificio con un ingeniero de la empresa constructora, los pistoleros se acercaron al periodista, le dispararon en el pecho y la cabeza con una pistola calibre 9 mm, y luego huyeron en la motocicleta. Varias personas presenciaron el asesinato.
En un editorial publicado hoy, el diario culpó del crimen a un «poder paralelo», en una alusión a los grupos del crimen organizado que han tomado el control de Mato Grosso. El diario atribuyó la muerte de Brandão a la amplia cobertura informativa que el diario había dado a temas como el narcotráfico, los juegos de azar ilegales y actos de corrupción que involucraban a funcionarios públicos; pero también mencionó que el periodista era un empresario que poseía una empresa constructora y una editorial.
Brandão no había recibido ninguna amenaza, según el periódico. Los investigadores de la policía afirmaron que varios indicios hacen creer que se trató de un asesinato por encargo, pero que el móvil aún no ha sido esclarecido. Ningún sospechoso ha sido detenido.
«Nos entristece la muerte de nuestro colega», señaló Ann Cooper, directora ejecutiva del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). «Instamos a las autoridades brasileñas a que hagan todo lo que esté a su alcance para descubrir quién mató a Brandão y enjuiciar a los responsables del crimen».
Diez periodistas han sido asesinados en Brasil en los últimos 10 años, entre ellos el veterano reportero investigativo Tim Lopes, quien fue asesinado en junio en Río de Janeiro. La mayoría de los periodistas asesinados trabajaban en zonas del interior de Brasil y los asesinatos recibieron poca atención.
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