Ataques a la Prensa en 2001: HAITÍ

HAITÍ

La prensa haitiana hizo frente a una campaña represiva que coincidió con la toma de posesión en febrero del presidente Jean-Bertrand Aristide y que continuó luego de una aparente intentona golpista en diciembre que buscaba forzar la salida de Aristide del poder. El 17 de diciembre, alrededor de dos docenas de sujetos armados invadieron el Palacio Nacional al amanecer. Por lo menos 13 personas fueron asesinadas en el ataque y la violencia callejera que sobrevino en la capital, Puerto Príncipe, y otras ciudades.

Horas después del ataque, cientos de simpatizantes del gobierno armados con machetes y pistolas acosaron y amenazaron a por lo menos doce periodistas que trabajaban para radioemisoras privadas de la capital, lo cual provocó que por lo menos cuatro medios de comunicación suspendieran las transmisiones por ese día. Otras radioemisoras salieron del aire por varios días. Varios radiodifusores recibieron amenazas telefónicas anónimas, mientras que los simpatizantes de Aristide atacaron radioemisoras y vehículos pertenecientes a organizaciones privadas de noticias.

Más tarde ese mismo día, Aristide pidió a los haitianos que respetaran los derechos de los partidos políticos y los periodistas. Los partidos de oposición, por su parte, sostuvieron que el presidente había utilizado el intento de golpe como pretexto para aplastar la disidencia. Como resultado de los violentos ataques, por lo menos 15 periodistas abandonaron el país para pedir asilo en los Estados Unidos y Francia, y unos 40 periodistas pasaron a la clandestinidad, según versiones de la prensa internacional.

Ya antes de la violencia de diciembre, frecuentes reveses habían plagado la investigación del asesinato, ocurrido el 3 de abril de 2000, de Jean Léopold Dominique, quien era el periodista más destacado del país y un antiguo activista pro democracia. La radioemisora de Dominique, Radio Haïti Inter, había criticado al partido oficialista lidereado por Aristide y conocido como Familia Lavalas (FL). Dominique por sí solo se había atrevido a transmitir reportajes investigativos y señalar por el nombre en un país donde los antecedentes de represión estatal han dictado que la cobertura política sea elusiva y evasiva.

Aunque aún no ha sido formalmente acusado, muchos sospechan que el senador de FL Dany Toussaint fue el autor intelectual del asesinato de Dominique, en represalia por un editorial de octubre de 1999 donde lo criticaban duramente. Por lo menos seis personas han sido arrestadas y más de 80 sospechosos han sido interrogados, entre ellos Toussaint. Pero el juez de instrucción Claudy Gassant renunció en junio, diciendo que había recibido protección inadecuada contra las amenazas. El ministro de Justicia, Gary Lissade, prometió garantizar la seguridad de Gassant. El juez entonces retomó el caso pero las amenazas continuaron.

Aunque el ex presidente René Préval en su último discurso de rendición de cuentas a la nación pidió al Parlamento que asegurara que el caso de Dominique se resolviera rápidamente, varios senadores fueron muy criticados por cuestionar el porqué la investigación merecía tanta atención y si la inmunidad parlamentaria de su colega y sospechoso Toussant debería ser suspendida. En protesta, Radio Haïti Inter suspendió las transmisiones por tres días en febrero.

En junio, los simpatizantes de Toussaint erigieron barreras de neumáticos en llamas en suburbios de Puerto Príncipe y reclamaron el arresto de Gassant. En septiembre, Gassant pidió que el Parlamento suspendiera la inmunidad parlamentaria del legislador pero para fines de año una decisión oficial aún no había sido tomada. Gassant abandonó Haití con destino a Estados Unidos en enero del 2002 y está considerando pedir asilo. Aún no está claro si el caso de asesinato continuará con un juez interino o si un nuevo juez tendrá que comenzar de nuevo toda la investigación.

En Haití, donde el 55 por ciento de la población es analfabeta y el precio de un televisor puede sobrepasar el sueldo anual promedio, la radio sigue siendo el principal medio de comunicación, con más de 40 radioemisoras. Muchas están parcializadas —ya sea apoyadas por el gobierno o presuntamente financiadas por organizaciones extranjeras conservadoras—. Los funcionarios del gobierno tienden a atacar a las radioemisoras privadas cuando la cobertura de éstas no apoya al partido oficialista o al presidente.

El país tiene dos diarios principales, Le Nouvelliste y Le Matin, junto con tres semanarios partidistas que se distribuyen en los Estados Unidos y Haití: Haïti-Observateur, Haïti Progrès y Haïti En Marche. El Haitian Times, semanario de dos años de edad editado por el ex reportero del New York Times Garry Pierre-Pierre y publicado en Brooklyn, Nueva York, tiene como objetivo informar a los haitianos angloparlantes en el país y en el extranjero acerca de hechos de actualidad en Haití y en la diáspora haitiana.

En medio del tenso ambiente político y una economía en deterioro, Haití sufre de la ausencia de periodismo independiente. Si bien las radioemisoras privadas critican al gobierno de Aristide, muchas veces dejan de aplicar el mismo ojo crítico a las organizaciones cívicas, partidos de oposición y el sector privado, cuyos anuncios ayudan a mantenerlas a flote. Algunos periodistas aceptan sobornos y son conocidos por haber suprimido noticias a cambio de dinero. Prácticamente no hay reportajes investigativos, por los peligros que conlleva.

Las violaciones de la libertad de prensa en el 2001 coincidieron con una campaña contra la oposición al gobierno. El 9 de enero, el militante del FL Paul Raymond amenazó a varios dueños de los medios, a ex funcionarios del gobierno y a líderes de la oposición con el uso de la violencia si no se distanciaban del plan de una coalición minoritaria de crear un «gobierno paralelo». Algunos periodistas fueron blanco durante las manifestaciones de marzo cuando militantes pro Aristide erigieron barreras de neumáticos en llamas alrededor del país y exigieron el arresto de Gérard Gourgue, líder de la opositora Convergencia Democrática y quien afirmó ser el presidente «paralelo». Los periodistas dijeron que se vieron obligados a esconder sus credenciales de prensa.

Jean Robert Delciné, periodista de Radio Haïti Inter, fue agredido y amenazado, y agentes de la policía le confiscaron el equipo de radio cuando fue a la barriada Cité Soleil el 13 de octubre para preguntar acerca de presuntas ejecuciones perpetradas por agentes de la policía. Las ejecuciones extrajudiciales se han convertido en un problema cada vez más grave después de que Aristide lanzara una campaña de «cero tolerancia» contra la delincuencia en junio, insinuando que el delincuente callejero que fuera sorprendido en el acto podría ser castigado sumariamente sin juicio alguno. Los líderes de la oposición y las organizaciones de derechos humanos denunciaron la política, temiendo que cualquier persona considerada delicuente pudiera convertirse en blanco.

El 3 de diciembre, Brignolle Lindor, director de noticias de Radio Echo 2000, fue asesinado a machetazos por una turba mientras se dirigía a uno de sus otros empleos, como funcionario de aduanas, cerca del pueblo de Petit-Goâve, en el interior del país. Fuentes del CPJ dijeron que el nombre de Lindor aparecía en la lista de un diputado del FL con nombres de los simpatizantes de la oposición que deberían ser blanco de la política de cero tolerancia.

En junio, la coordinadora del Programa de las Américas del CPJ, Marylene Smeets, visitó Haití y se reunió con dueños de los medios, funcionarios del gobierno, diplomáticos extranjeros, asociaciones de prensa locales y periodistas para tratar el caso Dominique y otras preocupaciones acerca de la libertad de prensa.