Vigilancia, legislación de Internet restrictiva y ataques informáticos obligan al CPJ a incluir al ciberespacio a la lista de lugares donde la libertad de prensa está en declive. Por Maya Taal

Partidarios de los Hermanos Musulmanes tratan de sacar a un periodista, centro, de la academia de policía  en las afueras de El Cairo donde el  derrocado presidente Mohamed Morsi fue enjuiciado el 4 de noviembre de 2013. La libertad de prensa se deterioró en el polarizado Egipto en 2013 quizás más dramáticamente que en cualquier otra parte del mundo.   (Reuters/Amr Abdallah Dalsh)

 

CPJ-Lista de Riesgo:
Donde peligra la libertad de prensa

Por Maya Taal

El 31 de agosto de 2013,  Der Spiegel informó que la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) había interceptado las comunicaciones privadas de la cadena de televisión Al-Jazeera de Qatar. La revista de noticias alemana, citando documentos filtrados por el ex contratista de la NSA Edward Snowden, informó que la NSA consideraba su operación para acceder a las comunicaciones de blancos de interés,  especialmente protegidos por Al-Jazeera, “un éxito notable”.

Partidarios de los Hermanos Musulmanes tratan de sacar a un periodista, centro, de la academia de policía  en las afueras de El Cairo donde el  derrocado presidente Mohamed Morsi fue enjuiciado el 4 de noviembre de 2013. La libertad de prensa se deterioró en el polarizado Egipto en 2013 quizás más dramáticamente que en cualquier otra parte del mundo.   (Reuters/Amr Abdallah Dalsh)

A fin del último año, la acción contra Al-Jazeera era la única instancia reportada en la cual la NSA hubiera espiado directamente a algún medio de prensa. Pero revelaciones permanentes basadas en documentos obtenidos por Snowden describen un panorama de una vigilancia generalizada por parte de Estados Unidos y sus aliados–una vigilancia que representa una clara amenaza a la privacidad global de la Internet y, por lo tanto, a la libertad de prensa en todo el mundo. La comunicación digital se ha vuelto esencial en la recopilación de noticias, y la índole descentralizada de Internet ha servido hasta el momento de refugio para muchos periodistas de todo el mundo que están limitados en su labor informativa o en la expresión de sus opiniones en los medios tradicionales. Más aun, el gobierno de Estados Unidos ha socavado su propia posición de liderazgo global en materia de libertad de expresión y apertura en la Internet, en especial cuando se trata de combatir los esfuerzos perpetrados por países represivos como China e Irán para restringir el uso de la Internet.

“Los países que buscan controlar a su gente a través de la Internet tienen sus propias agendas. Están en busca de un control gubernamental más amplio o inclusive de censurar la Internet”, afirmó Marietje Schaake, miembro del Parlamento europeo y líder en asuntos de libertad en la Internet. “Debemos asegurar que el debate originado a partir de las revelaciones sobre la NSA no se vuelva una espiral descendente”, afirmó al CPJ.

Los programas de vigilancia masiva a cargo de Estados Unidos y del Reino Unido, como así también la restrictiva legislación sobre el uso de la Internet que imponen diversos gobiernos y una ola de ataques informáticos a nivel global, están entre los desarrollos más alarmantes que han ubicado al ciberespacio en la Lista de Riesgo del CPJ.

El CPJ desarrolló la Lista de Riesgo en 2012 para poner de relieve los ámbitos donde la libertad de prensa está en declive. Este año, el CPJ añadió la plataforma supranacional del ciberespacio a la lista debido a la profunda erosión de la libertad en la Internet, una esfera crítica para los periodistas de todo el mundo. En 2013, el CPJ también identificó a Egipto y a Bangladesh, deteriorados por la polarización política, con reporteros atrapados en medio de las disputas; a Siria, que sigue siendo devastada por violentos conflictos; y a Vietnam, dominado por el autoritarismo. Ecuador, Liberia, Rusia, Turquía, y Zambia también están incluidos–todas ellas democracias nominales en las que el espacio para la libertad de expresión y la recopilación independiente de información está reduciéndose en forma rápida.

La lista se basa en el trabajo de investigación del CPJ, pero también toma en consideración indicadores de libertad de expresión como los asesinatos y los encarcelamientos de periodistas; la legislación restrictiva; la censura estatal; la impunidad ante los ataques a la prensa; y los periodistas empujados al exilio. Los incluidos en la Lista de Riesgo no son los peores agresores de la libertad de prensa, sino más bien esferas en donde el CPJ documentó el deterioro más significativo en el clima de represión contra medios durante 2013. Los países que aparecían en la lista del CPJ de 2012, y que no aparecen este año, no han necesariamente mejorado sino que simplemente han sido desplazados por acontecimientos más recientes

Las tendencias observadas en 2013 incluyen:

  • Deterioro de varios indicadores, incluyendo asesinatos y censura, en Egipto

  • Nueva legislación para restringir la libertad de expresión en Ecuador, Liberia, Rusia, Vietnam y Zambia

  • Despido y renuncias forzadas de periodistas en Turquía por orden del gobierno.

  • Violencia dirigida contra periodistas en Bangladesh y Rusia, y un índice creciente de secuestros Siria.

  • Represión contra el periodismo en la Internet en Rusia, Vietnam y Bangladesh.

Acaso en ninguna parte fue más dramático el deterioro de la libertad de prensa que en Egipto, en donde la persecución de reporteros críticos durante el gobierno del Presidente Mohamed Morsi se revirtió radicalmente a mitad de año cuando el ejército lo destituyó y lanzó una represión contra los medios de prensa partidarios de Morsi. Al menos seis periodistas cayeron en cumplimiento de su labor informativa lo que convirtió al país en el tercer lugar más peligroso del mundo después de Siria e Irak. Decenas de periodistas fueron detenidos por períodos breves de tiempo. Además de la censura amparada por el estado, se profundizó un clima de autocensura.

Las tendencias negativas en Liberia y Zambia son de especial preocupación dado que ambos países están liderados por gobiernos que prometían una nueva era de libertad de expresión. Por el contrario, ambos países estuvieron signados por la constante denigración pública de la prensa por parte de las autoridades y la mordaza sistemática de periodistas a través de la justicia. Turquía ya había dañado su imagen de democracia en ascenso al abusar de leyes antiterroristas con el propósito de encarcelar a periodistas, especialmente de origen kurdo. Mediante ataques verbales y físicos a periodistas locales e internacionales durante las protestas en el Parque Gezi, Turquía restringió aún más el espacio para la cobertura informativa independiente.

Tanto Ecuador como Rusia implementaron una legislación ambigua y de amplio alcance que le brinda al gobierno amplios poderes para reprimir el disenso. Ecuador, ya conocido por su abuso en el uso de las leyes de difamación, adoptó una nueva Ley de Comunicación con amplias atribuciones de censura. La ley será implementada por un consejo regulador leal al Presidente Rafael Correa. El retorno de Vladimir Putin a la presidencia estuvo signado por un retroceso en las modestas reformas implementadas durante el mandato de Medvedev, y por una atmósfera de creciente hostilidad hacia la prensa. Vietnam emitió un nuevo decreto que restringe en forma considerable la libertad de prensa en la Internet, una iniciativa que amenaza a los blogueros que representan a los únicos medios independientes del país.

La polarización derrumbó a Bangladesh en 2013, y la línea entre la política y el periodismo se volvió más confusa que nunca. Los periodistas recibieron ataques de todos los flancos durante una serie de protestas originadas por disputas políticas y tensiones religiosas que datan de cuando el país se separó de Pakistán en 1971.

En Siria, las condiciones extremadamente peligrosas para los periodistas se agravaron aún más. Además de seguir siendo el país más mortal para el periodismo, los secuestros se hicieron cada vez más comunes, lo que hizo casi imposible cubrir el conflicto.

A continuación presentamos los informes de los 10 ámbitos mencionados en la Lista de Riesgo del CPJ:

Ciberespacio

En 2013, nuevas y serias amenazas contra periodistas surgieron en la esfera supranacional del ciberespacio. La Internet revolucionó el periodismo, en gran medida, por la ausencia de control gubernamental, pero su naturaleza descentralizada se vio en peligro cuando muchos países redoblaron sus esfuerzos para monitorear o interrumpir el libre flujo de información digital.

Los artículos en la prensa sobre documentos clasificados obtenidos por el ex contratista de la NSA Snowden revelaron una amplia vigilancia tanto dentro como fuera de las fronteras de Estados Unidos, inhibiendo la recopilación de información, que depende de la confidencialidad. Los expertos afirman que la recopilación de metadatos brinda a las autoridades la capacidad para rastrear los contactos y la actividad de un periodista a través de registros de transacciones tales como la hora y la fecha de los llamados telefónicos, los números a los que llamó, datos de su ubicación y demás.

“Todos temen ser una fuente”, afirmó Thomas Peele, veterano reportero de investigación que vive en el área de la bahía de San Francisco. “Ahora, los periodistas vuelven a usar teléfonos públicos, y banderas rojas en floreros, porque todos saben que utilizar un correo electrónico del gobierno para contactar a un reportero o estar en una oficina de gobierno, usar un teléfono o un celular otorgado por el gobierno para contactar a un periodista, usar una cuenta privada de correo electrónico, pero conectado a través de una computadora del gobierno, puede ser fácilmente descubierto en esta época”.

Los periodistas y las fuentes fuera de Estados Unidos son particularmente vulnerables a quedar expuestos porque no gozan de las protecciones de privacidad que depara la ley estadounidense. Según informó el diario británico Guardian, la agencia de seguridad y escuchas electrónicas del Reino Unido, (GCHQ, por sus siglas en inglés), coopera con la NSA para reunir información proveniente de empresas de tecnología. También en el Reino Unido, un proyecto de ley sobre la comunicación de datos que le daría a las fuerzas de seguridad más poder para monitorear el uso de la Internet, aun era promovido por algunos funcionarios británicos a fines de 2013, a pesar de una fuerte oposición por parte de algunos políticos.

Las violaciones a la privacidad digital por parte de los gobiernos de Estados Unidos y del Reino Unido socavan su autoridad moral y su capacidad para desafiar a otros países que restringen la libertad de expresión. Entre éstos se incluye China, uno de los críticos más feroces de la hegemonía de Estados Unidos en la Internet. En septiembre, las autoridades chinas extendieron un control ya estricto sobre los medios sociales con nuevas reglamentaciones que podrían enviar a prisión a usuarios que publican comentarios que se consideran difamatorios y que son republicados de manera generalizada. En Singapur, un nuevo esquema de licencias para sitios web de noticias fue considerado como un modo de extender la censura de los medios tradicionales a la Internet. Las autoridades de Baréin espiaron ilegalmente cuentas de redes sociales para procesar a sus usuarios anónimos. Estas iniciativas se sumaron a la acción represiva contra periodistas que trabajan en medios digitales en Bangladesh, Rusia y Vietnam, tal como describe la Lista de Riesgos.

Una ola de ataques informáticos también golpeó a un grupo de medios en 2013. Los diarios The New York Times y The Wal Street Journal denunciaron intentos por parte de hackers chinos de acceder a sus comunicaciones. Antes de las elecciones de junio en Irán, hubo hechos de piratería informática en sitios web de la oposición, y Google denunció que miles de usuarios de correo electrónico iraníes fueron blanco de ataques. El Ejército Electrónico Sirio se acreditó varios ataques informáticos, incluyendo uno en la dirección de Twitter de la agencia de noticias Associated Press, en donde un falso tweet sobre una explosión en la Casa Blanca produjo una caída del Promedio Industrial Dow Jones (DIJA, por sus siglas en inglés) de 143 puntos. Más alejados de los centros del poder global, los periodistas que cubrían el conflicto armado en Birmania afirmaron que sus cuentas de correo electrónico se veían comprometidas por atacantes  asistidos por el estado. El diario guatemalteco elPeriódico afirmó que había sido blanco de una serie de ataques informáticos cuando publicó artículos sobre supuesta corrupción en el gobierno del Presidente Otto Pérez Molina.

Egipto

La prensa egipcia se polarizó en forma creciente durante 2013. El gobierno de Mohamed Morsi de los Hermanos Musulmanes y sus aliados utilizaron una retórica cargada y el hostigamiento legal para intimidar a periodistas críticos. El CPJ documentó al menos 78 ataques contra periodistas desde agosto de 2012 hasta la salida de Morsi del poder en  julio de 2013.  Partidarios de los Hermanos Musulmanes fueron responsables de 72 ataques, reveló el CPJ, con un número de otras agresiones cometidas por grupos de oposición contra periodistas alineados con los Hermanos Musulmanes.

La situación se dio vuelta en forma abrupta contra los partidarios de Morsi tras ser derrocado por el ejército egipcio, que clausuró o censuró medios favorables a Morsi. Las organizaciones de medios extranjeras consideradas críticas del régimen militar, incluyendo a las cadenas de telvisión CNN y Al-Jazeera, fueron hostigadas de modo sistemático.  Desde que el ejército tomó el control, al menos cinco periodistas cayeron en cumplimiento de su labor informativa; 30 fueron atacados y 11 medios de prensa allanados. El CPJ documentó la detención de al menos 44 periodistas. Un mínimo de cinco periodistas seguía en prisión a fines de 2013.

El control del gobierno sobre los medios se acentuó con la imposición de un estado nacional de emergencia. Los periodistas que se desvían del relato oficial corren peligro de censura, arresto, procesamiento o ataque. Existe la sensación entre los reporteros de que aun cuando los esfuerzos de Morsi por intimidar a la prensa con el fin de silenciarla, fracasaron en gran medida, la censura del ejército está comenzando a echar raíces. “Existía definitivamente una barrera de miedo que se rompió en enero de 2011, y debo decir que ha regresado”, afirmó Lina Attalah, editora de Mada Masr, remontándose a los inquietantes días posteriores a la caída del ex Presidente Hosni Mubarak. “Existe la impresión de que no somos capaces de ejercer el periodismo que habíamos esperado después de la revolución.”

Rusia

Mientras Rusia se prepara para ser anfitrión de los Juegos Olímpicos de Invierno 2014, la implementación de una serie de leyes draconianas y el procesamiento de opositores al gobierno ha llevado al país al clima más opresivo y antioccidental que se ha visto desde la Guerra Fría.

Conforme a nuevas leyes sancionadas a fines de 2012, se les exige a los grupos locales de derechos humanos y a agencias independientes de monitoreo que reciben fondos del extranjero que se registren como “agentes extranjeros”. Los periodistas rusos temen que puedan perseguirlos por reunir información proveniente de organizaciones no aprobadas por el gobierno.

El 18 de septiembre, el periodista británico independiente Kieron Bryan y el fotógrafo ruso independiente Denis Sinyakov fueron detenidos y acusados de piratería cuando cubrían una protesta de Greenpeace a bordo de un barco en el mar de Pechora. Cuando los periodistas cubren determinadas acciones, “las autoridades pueden tratarte no como un periodista, sino como un activista, y ésta es una nueva realidad”, afirmó Elena Milashina, corresponsal del CPJ en Moscú. “Si pueden hacer esto con extranjeros, imaginen qué pueden hacer con los periodistas locales”. El gobierno también ha interferido con reporteros que cubren los próximos Juegos Olímpicos. Las autoridades, “de hecho se acercaron a todos los periodistas con los que hablé (en Sochi), y les marcaron los límites de lo que podían cubrir y les hicieron sentir esos límites,” afirmó Milashina, que escribe para el periódico independiente Novaya Gazeta.

Dos periodistas rusos, Akhmednabi Akhmednabiyev y Mikhail Beketov,  murieron como resultado de su labor periodística en 2013. Nadie fue arrestado en conexión con sus muertes. Siguen acumulándose los casos de asesinatos no resueltos de periodistas, exacerbando el clima del temor.  En por lo menos 32 casos, no  hubo ningún autor material o instigador que haya sido enjuiciado, según reveló la investigación del CPJ.

Siria

Las condiciones ya peligrosas para los periodistas en Siria empeoraron en 2013. Por segundo año consecutivo, Siria fue testigo de la mayor cantidad de periodistas caídos en acción de todo el mundo, con al menos 29 casos registrados hasta fin de año. Además, aproximadamente 30 reporteros siguen desaparecidos en Siria, según la investigación del CPJ.

Una dramática reducción en las condiciones de seguridad ha hecho que sea virtualmente imposible para los periodistas extranjeros trabajar en Siria. Las organizaciones internacionales de noticias confían de modo creciente en los reporteros independientes. La organización Rory Peck Trust, un grupo dedicado a la seguridad de reporteros independientes, difundió una declaración en agosto instando a que los periodistas reconsideren la decisión de viajar a Siria. “Se trata de una nueva situación en la cual no hay planificación o preparación que pueda confiablemente reducir la posibilidad de secuestros o privaciones ilegítimas de la libertad”, afirmó el grupo.

Decenas de periodistas fueron secuestrados por las diversas facciones del conflicto, incluyendo fuerzas gubernamentales y milicias progubernamentales; grupos rebeldes o afiliados a los rebeldes; y grupos extremistas islámicos no sirios. Entre los grupos rebeldes, el secuestro de periodistas para obtener dinero o el intercambio por prisioneros se ha vuelto cada vez más frecuente. En territorios controlados por el gobierno, los periodistas extranjeros siguen siendo detenidos  y por períodos de tiempo más prolongados. Los periodistas locales que trabajan sin permiso son detenidos rápidamente o desaparecen. “El periodismo ciudadano ha sido devastado dentro de las áreas controladas por el gobierno en términos de seguridad”, sostuvo Rami Jarrah, bloguero y activista sirio en el exilio. Varios periodistas seguían detenidos por el gobierno de Assad a fines de 2013.

Los que logran ejercer el periodismo en Siria se ven sometidos a una vasta censura por cualquiera de las facciones que controla el territorio. “Uno puede ser un periodista en cualquier parte del país pero debe ser parte de un acuerdo. Es necesario seguir el relato de lo que ellos quieren”, afirmó Jarrah. “Si uno es un periodista independiente, está en peligro donde quiera que uno se encuentre”.

Vietnam

La represión de Vietnam contra los blogueros independientes, que comenzó en 2008, se intensificó en 2013. En Asia, Vietnam ocupa el segundo lugar después de China con mayor número de periodistas presos, según el censo anual de reporteros encarcelados del CPJ. Entre los reporteros detenidos se encuentra Nguyen Van Hai, conocido en la blogósfera de Vietnam como Dieu Cay, encarcelado desde 2008. El bloguero vietnamita fue uno de los receptores del Premio Internacional a la Libertad de Prensa del CPJ en 2013.

En enero, cinco blogueros que contribuyeron periódicamente con Vietnam Redemptorist News de la Iglesia Católica fueron condenados a duras penas en prisión y posteriores períodos de arresto domiciliario por delitos contra el estado. A mitad de año, había tres conocidos blogueros, Dinh Nhat Uy, Pham Viet Dao y Truong Duy Nhat, fueron detenidos debido a que sus actividades en la blogósfera habían “abusado de las libertades democráticas”. Después de un juicio de un solo día, Uy fue condenado en octubre a una sentencia a 15 meses de prisión en suspenso y a un año de arresto domiciliario. Los otros dos blogueros seguían detenidos sin ninguna acusación formal a fines de 2013. La bloguera Nguyen Hoang Vi fue golpeada, desnudada y forzada a padecer una búsqueda en su cavidad vaginal por enfermeras estatales mientras estaba en custodia en el pabellón Nguyen Cu Trinh en la ciudad de Ho Chi Minh. El bloguero crítico Le Anh Hung fue arrestado y confinado en una institución psiquiátrica en contra de su voluntad.

Dado que Vietnam carece de medios privados, la blogósfera es el único espacio abierto al periodismo crítico. Los esfuerzos del gobierno para clausurarla se reflejaron en un decreto promulgado el 1 de septiembre de 2013, que específicamente apunta contra los blogueros y los usuarios de redes sociales. Entre algunas de sus cláusulas, el decreto 172 sobre Gestión, Provisión y Uso de Servicios de Internet e Información Digital prohíbe que los usuarios de Internet vietnamitas hagan conexión con sitios de referencia o republiquen noticias de medios de prensa internacionales, mientras que restringe los tipos de contenido que a las empresas extranjeras se les permite tener en sus páginas o plataformas en la web. “Naturalmente, todos tememos que nos envíen a la cárcel. Y éste es el desafío que cada uno de los blogueros en Vietnam debe enfrentar no sólo a diario, sino también hora tras hora”, manifestó el equipo editorial del blog de noticias colectivo Danlambao (Periodista Ciudadano), cuyos miembros trabajan en el anonimato, en un correo electrónico al que tuvo acceso el CPJ. “Se trata de un método de represión que se usa para evitar que las redes de blogueros prosperen y se expandan”.

Turquía

En 2013, Turquía permaneció como uno de los países líderes en encarcelamiento de periodistas. El país sigue promoviendo la autocensura a través del uso extendido de detenciones y procesamientos penales de periodistas. Las manifestaciones antigubernamentales de junio, comúnmente conocidas como las protestas del Parque Gezi, estuvieron acompañadas por una represión contra los medios en represalia por la cobertura independiente o pro-oposición.

El CPJ documentó numerosos ataques contra periodistas locales e internacionales, como así también casos de obstrucción y detención durante las protestas en Estambul, Ankara y en otras regiones de Turquía. El ente regulador de medios del estado turco, conocido como RTÜK, multó a cuatro emisoras de televisión por la cobertura que habían realizado de las manifestaciones. El Primer Ministro Recep Tayyip Erdoğan acusó públicamente a los medios internacionales de cobertura tendenciosa, en particular a CNN International, la BBC y Reuters.

Numerosos columnistas, editores y reporteros críticos fueron despedidos u obligados a renunciar en manifiesta represalia por la cobertura informativa que habían realizado de las protestas en el Parque Gezi. Según el Sindicato de Periodistas de Turquía, al menos 22 periodistas fueron despedidos y otros 37 obligados a renunciar, reflejando el hecho de que los grupos económicos turcos son dueños de medios de prensa y están comprometidos con el gobierno por la suerte de sus otros negocios. “Nuestro problema era el encarcelamiento de los periodistas. Ahora nuestro problema es si seremos o no capaces de ejercer el periodismo en primer lugar, porque los que han seguido en los medios no pueden en realidad cumplir una labor informativa apropiada y los que fueron empujados fuera de los medios no pueden encontrar empleo,” afirmó un  reportero de un periódico turco que pidió que su nombre no fuera revelado por temor a represalias.

Turquía también continúa usando las leyes antiterroristas para penalizar la expresión crítica y suprimir a los medios kurdos, como así también a grupos de izquierda y nacionalistas. En enero, Turquía arrestó a otros 11 periodistas acusándolos de pertenecer a una organización terrorista prohibida. En agosto, una audiencia judicial por el caso Ergenekon–una supuesta y amplia conspiración antigubernamental–declaró a 20 periodistas culpables de participar en el complot y les dictó prolongadas sentencias en prisión. La mayoría de los periodistas encarcelados en Turquía fueron detenidos antes del juicio y muchos no habían visto las acusaciones en su contra.

Bangladesh

Enfrentamientos callejeros entre islamistas y secularistas deterioraron rápidamente el clima de libertad de prensa en Bangladesh, donde los periodistas que hablaron públicamente sobre cuestiones delicadas fueron blanco de ataques desde todos los flancos. En forma creciente, los blogueros se convirtieron en víctimas de violencia y persecución política. El bloguero Asif Mohiuddin fue apuñalado en enero cuando salía de su oficina en Dhaka. Al mes siguiente, otro bloguero, Ahmed Rajib Haider, fue asesinado debido a lo que había escrito.

Un tribunal de crímenes de guerra que está procesando casos de genocidio, crímenes de lesa humanidad y otros delitos que datan de la guerra de independencia de Pakistán en 1971, exaltó las tensiones y condujo a una serie de protestas en todo el país. La condena a cadena perpetua contra uno de los principales líderes islámicos en febrero desató manifestaciones a nivel nacional llamadas “el movimiento Shahbag”, en el cual los manifestantes reclamaban la pena capital. Cuatro blogueros seculares fueron arrestados en abril por haber incitado, supuestamente, a la tensión religiosa, y sus blogs fueron clausurados. Los islamistas respondieron con sus propias protestas masivas llamando a que los blogueros fueran ejecutados. Los periodistas que cubrieron el Shahbag y las protestas islámicas fueron hostigados y atacados físicamente. La reportera de Ekushey Television, Nadia Sharmeen, fue golpeada por una multitud mientras cubría una protesta islámica en abril.

Mahmudur Rahman, editor del periódico pro-oposición Amar Desh,fue encarcelado, acusado de publicar información falsa y peyorativa que incitaba a la sublevación. El gobierno controlado por la Liga Awami también detuvo las emisiones de cuatro canales de la oposición. “Existen muchos malentendidos en esta sociedad”, afirmó Mainul Islam Khan, codirector del grupo de libertad de prensa Centro de Desarrollo, Periodismo y Comunicación de Bnagladesh. “Si no dejan  que la otra parte se exprese, esto crea tensión”, aseguró.

Liberia

El gobierno de la Presidenta Ellen Johnson Sirleaf prometió un mandato más abierto y democrático en Liberia luego de años de guerra civil y dictadura. En 2013, no obstante,  se pudo observar un clima de autocensura creciente. Acontecimientos preocupantes incluyen el encarcelamiento de periodistas en casos de dfiamación civil y la quiebra financiera de medios de prensa al imponerles multas exorbitantes por daños.

Más de un año después de firmar la Declaración de Table Mountain–un llamado para la derogación de los procesos penales por difamación y las leyes de “insulto” en todo África–el gobierno de Sirleaf hizo poco por avanzar en la despenalización de los procesos por difamación. Además, los casos civiles presentados por funcionarios del gobierno produjeron resarcimientos financieros excesivos en concepto de daños. En agosto, un fallo que impuso una multa de 1, 5 millones de dólares, obligó a cerrar el periódico líder independiente FrontPageAfrica y produjo el encarcelamiento de su jefe de redacción y editor, Rodney Sieh, en un caso teñido de trasfondo político. Sieh fue encarcelado por tiempo indefinido pendiente de pago, luego liberado con una “licencia por motivos familiares” temporaria. En noviembre, un tribunal formalmente cerró los procesos judiciales contra Sieh y de FrontPageAfrica luego de que las demandas por injurias fueran desestimadas en medio de protestas internacionales.

FrontPageAfrica ha informado reiteradamente sobre corrupción, conducta indebida de funcionarios y abusos a los derechos humanos. Los periodistas locales indicaron al CPJ que la pesada multa fue un claro ardid para cerrar al periódico crítico. Ningún periódico ha ganado un caso por injurias desde la elección de Sirleaf en 2005, de acuerdo al Sindicato de Prensa de Liberia. “Cuando los funcionarios de gobierno están tan interesados en manejar los tribunales de justicia con cuestiones como éstas, que son de interés público, resulta mucho más difícil para la prensa trabajar con libertad”, afirmó Peter Quaqua, presidente del sindicato.

Sumado a este ambiente de tensión para los periodistas, un asistente clave de Sirleaf desató una tormenta con un discurso encendido en el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Othello Daniel Warrick, principal asistente en temas de seguridad de Sirleaf, calificó a los periodistas de “terroristas” y señaló que iría “detrás” de todo aquel que publicara artículos críticos sobre la presidencia.

Ecuador

Mientras que las demandas por difamación y los insultos públicos de funcionarios siguen usándose para intimidar a la prensa en Ecuador, una serie de medidas legales sancionadas por el gobierno del Presidente Rafael Correa profundizó el deterioro de la libertad de prensa en 2013.

La nueva Ley de Comunicación, aprobada en junio por la Asamblea Nacional para regular el contenido editorial, otorga a las autoridades el poder para imponer sanciones arbitrarias y censurar a  la prensa. La ley ordena que un organismo de control de estado monitoree el contenido de los medios y está llena de lenguaje ambiguo que exige que los reporteros brinden información precisa y equilibrada o enfrenten sanciones civiles o penales. El recientemente designado superintendente de comunicación e información, Carlos Ochoa, es conocido por insultar públicamente a la prensa. “La atmósfera es mucho peor debido a la ley”, afirmó dijo Mónica Almeida, editora del diario El Universo. “Anteriormente, había un nivel de control por parte del gobierno…pero no contaban con un marco legal como la Ley de Comunicación que les permite hacer muchas cosas en favor propio”.

Anteriormente en el año, una legislación que impedía que los medios de prensa promuevan a candidatos políticos “directa o indirectamente” durante los 90 días previos a una elección llevó a una autocensura amplia entre los medios ecuatorianos. La ley fue considerada mayormente como un modo de sofocar las críticas a Correa en su apuesta por la reelección del 17 de febrero y arrojó como resultado una labor informativa superficial y ligera sobre cuestiones electorales. “Existió una seria falta de cobertura informativa…fue difícil hacer trabajo más en profundidad,” aseveró Almeida.

Zambia

En septiembre de 2011, luego de dos décadas de gobierno unipartidista en Zambia, el gobierno del Frente Patriótico encabezado por el Presidente Michael Sata prometió una era de mayor libertad de prensa. En la actualidad, no obstante, la prensa, que es mayormente propiedad del estado, se halla bajo mayor presión para autocensurarse que nunca, al tiempo que el pequeño espacio que comenzó a abrirse para los periodistas independientes está achicándose.

Los líderes de Zambia han invocado durante mucho tiempo las leyes penales de difamación para intimidar a periodistas y Sata ha sido veloz en usarlas, según el periodista independiente Paul Carlucci. El gobierno persiguió a periodistas independientes con una serie de acusaciones vagas y espurias. Las autoridades acusaron al periodista zambiano Wilson Pondamali, sospechado de tener vinculaciones con el bloqueado sitio de prensa de Internet Zambian Watchdog, de sedición y de insultar al presidente–cargos que eventualmente cambiaron a robo de un libro de la biblioteca y a estar en posesión de suministros del ejército. Otros dos periodistas sospechados de vinculaciones con Zambian Watchdog,  Thomas Zyambo y el ex profesor universitario de periodismo Clayson Hamasaka, también enfrentaron una serie de acusaciones, que iban de tenencia de drogas a insultos al presidente, que fue mutando a medida que evolucionaron las investigaciones policiales. “Estoy muy restringido en mis movimientos…No sé qué intentan conseguir, más que intimidarme”, afirmó Hamasaka. “Todos mis colegas tienen miedo. Ahora mismo, si uno se atreve a cualquier tipo de labor informativa crítica, será arrestado”.

Zambia Reports, un sitio de Internet lanzado en febrero de 2012, fue bloqueado en julio. Uno de sus editores informó al CPJ que el personal creía que el gobierno era responsable del hecho. Zambia Reports presentó una demanda ante la Autoridad de Tecnología de la Información y la Comunicación (ZICTA) el 22 de  julio, pero no  ha recibido ninguna respuesta.

Maya Taal es una redactora independiente en Bruselas. Trabajó anteriormente en comunicaciones para el CPJ y para Human Rights Watch.


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