CPJ responsabiliza a Cuba por el bienestar de los periodistas presos

Nueva York, 4 de marzo de 2010—Una semana después de la muerte del disidente cubano preso Orlando Zapata Tamayo, un periodista en huelga de hambre se encuentra en estado crítico mientras que las condiciones de salud de los reporteros encarcelados siguen siendo graves. A poco de cumplirse el séptimo aniversario de la masiva embestida contra la disidencia el 18 de marzo, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) reiteró la exhortación al gobierno cubano para que libere de inmediato y sin condiciones a todos los periodistas presos.

Zapata Tamayo, un disidente encarcelado en 2003 y sentenciado a 25 años por acusaciones de desacato a las autoridades, murió el 23 de febrero en un hospital de La Habana tras rehusarse a ingerir alimentos desde diciembre en protesta por las condiciones carcelarias, según informes de prensa.

La muerte de Zapata, que generó condenas de la comunidad internacional y un inusual comunicado del Presidente Raúl Castro lamentando el deceso, resaltó las terribles condiciones de las cárceles cubanas y el trato inhumano de los disidentes presos. También provocó fuertes reacciones de disidentes en la isla.

“Instamos al Presidente Castro a asegurar que los periodistas presos reciban la atención adecuada”, afirmó Carlos Lauría, coordinador senior del programa de las Américas del CPJ. “Responsabilizamos al gobierno cubano de la salud y el bienestar de todos los reporteros encarcelados”.

Guillermo Fariñas, de 48 años, un periodista cubano y activista político en la ciudad de Santa Clara, ha estado en huelga de hambres desde el 24 de febrero para protestar por la muerte de Zapata y reclamar la liberación de más de 20 disidentes –incluyendo varios periodistas- que sufren serias enfermedades, su colega Licet Zamora indicó al CPJ en una entrevista telefónica. Fariñas fue trasladado de urgencia a un hospital el miércoles luego de que su estado se deteriorara, según The Associated Press, pero ya fue dado de alta.

 

Fariñas, quien estuvo grave en 2006 luego de una extensa huelga de hambre en protesta por falta de acceso a la Internet, no ha ingerido alimentos ni agua por una semana y estaba con síntomas de deshidratación, hipoglucemia y baja presión arterial, informó Zamora.

 

Los periodistas presos Pedro Argüelles Morán y Adolfo Fernández Saínz también protestaron por la muerte de Zapata e hicieron ayuno por tres días, indicó Laura Pollán, una activista líder por los derechos humanos.

Pollán, la esposa del periodista preso Héctor Maseda Gutiérrez –ganador en 2008 de uno los premios del CPJ- señaló que los periodistas Pedro Argüelles Morán, José Luis García Paneque, Alfredo Pulido López, Adolfo Fernández Saínz, Normando Hernández González, Juan Carlos Herrera Acosta, José Ubaldo Izquierdo Hernández y Fabio Prieto Llorente sufren serias enfermedades y reciben atención médica inadecuada.

La investigación del CPJ muestra que la salud de los periodistas cubanos se ha deteriorado seriamente por las pobres condiciones carcelarias y la insuficiente atención médica. Familiares y amigos describieron una serie de problemas de salud que comprende desde diabetes y tumores hasta neumonía y cataratas. Indicaron que en algunos casos, los periodistas han recibido atención médica deficitaria. Señalaron también que en condiciones carcelarias antihigiénicas donde además hace mucho calor, los problemas médicos de los periodistas se han exacerbado. Enfermedades preexistentes se han agudizado, según parientes y amigos, mientras que algunos de los periodistas encarcelados han desarrollado nuevas y graves enfermedades.

Cuba continúa siendo uno de los países del mundo con mayor cantidad de periodistas presos por su labor –detrás de Irán y China-, con 22 reporteros independientes encarcelados en la actualidad. Veinte entre los 22  periodistas fueron presos durante la masiva embestida de marzo de 2003, conocida como la Primavera Negra. Tras juicios sumarios a puerta cerrada, los periodistas fueron sentenciados hasta a 28 años de cárcel bajo acusaciones de traición vinculadas a su trabajo periodístico. Los reporteros trabajaban para agencias de noticias independientes y enviaban sus artículos por fax y teléfono a medios y sitios Web en el extranjero. 

“Los periodistas cubanos han pagado un precio altísimo solo por ejercer su derecho a la libertad de expresión”, indicó Lauría. “Siete años es suficiente; éstas sentencias son crueles y vengativas. Instamos al Presidente Castro a liberar de inmediato y sin condiciones a todos los periodistas presos y a garantizar la libertad de expresión y de información a todos los ciudadanos cubanos”.