Ataques a la prensa en el 2009: Cuba

Principales Acontecimientos
• Una entusiasta cultura de blogueros emerge a pesar de las severas restricciones en Internet.
• Los periodistas encarcelados sufren en medio de condiciones inhumanas.


Estadística Clave
22: Son los reporteros y editores encarcelados desde el 1 de diciembre.

Cuba se vio golpeada por la crisis económica global y sufrió un período de agitación política en la jerarquía de gobierno, aunque los medios de prensa estatales siguieron brindando cobertura superficial y sesgada. La situación de los derechos humanos, incluyendo la libertad de prensa, siguió paralizada. Periodistas independientes enfrentaron hostigamiento constante y más de 20 reporteros y editores locales permanecían en la cárcel. Sin embargo, como un rayo de esperanza para la libertad de expresión en la isla, una comunidad de blogueros independientes pudo sortear las restricciones legales, económicas y tecnológicas para describir las experiencias diarias y expresar opiniones que desafiaron la perspectiva del régimen cubano.

ATAQUES A LA
PRENSA EN EL 2009

Prólogo
Introducción
Análisis Regional:
En las Américas,
Gran Hermano observa
a los reporteros

Informes por país
Argentina
Brasil
Colombia
Cuba
Ecuador
Honduras
México
Nicaragua
Estados Unidos
Venezuela
En un Vistazo

Cuba fue uno de los 10 peores países del mundo para ser bloguero, según un análisis realizado en abril por el CPJ. Pero como el gobierno reprime con tanta dureza a otros medios, la Internet se ha convertido en la principal vía de los cubanos para ejercer la libertad de expresión. El gobierno calcula que cerca del  13 por ciento de la población tiene acceso a la Internet, aunque las estimaciones independientes son mucho más bajas.

Por otra parte, la Internet en Cuba es extremadamente lenta y cara. Es uno de los países con mayores restricciones legales para acceder a la Internet en el mundo. Una comisión interministerial tiene autoridad para regular “el uso de la información procedente de dichas redes informáticas de alcance global” supuestamente encargado de asegurar la ciber seguridad y defensa del país. También existe una agencia de gobierno que aprueba todas las conexiones de Internet y sólo permite a los extranjeros y a un puñado de intelectuales, funcionarios de alto rango, médicos y académicos tener acceso individual a la Internet. Otros cubanos se conectaron a la Internet en cibercafés controlados por el gobierno, en hoteles, embajadas y centros educativos altamente vigilados. A los cubanos no se les permitió comprar productos electrónicos, incluyendo computadoras personales, hasta 2008. Siguió siendo difícil hallar computadoras.

A pesar de las dificultades, Cuba se convirtió en sede de una pequeña pero entusiasta comunidad de blogueros, que el CPJ describió en un informe especial de septiembre titulado “Con crónicas sobre Cuba, los blogueros ofrecen nueva esperanza”. El CPJ encontró que al menos 25 blogs independientes,  periodísticos y periódicamente actualizados estaban siendo producidos por escritores cubanos en 2009. La mayoría de los blogueros entrevistados por el CPJ tenían menos de 35 años y se referían a sí mismos como parte de la juventud pos-revolucionaria. Igual que la prensa independiente, informaron sobre los problemas que enfrentan: escasez de comida, salud y educación y problemas de vivienda.

Los blogueros escribieron desde sus casas, en ocasiones en computadoras armadas con partes obtenidas en el mercado negro. Aunque ocasionalmente pueden subir la información a sus blogs directamente desde cibercafés en la isla, con más frecuencia enviaron su información por correo electrónico a amigos que viven en el extranjero que luego subieron sus entradas a la Internet. Los blogueros, que a menudo no pueden leer sus propias entradas en la Internet, eran concientes de que su audiencia en la Web era predominantemente extranjera. De modo que guardaron sus trabajos en CDs que fueron distribuidos a bibliotecas independientes en la isla o imprimieron copias de sus escritos y las unieron en publicaciones improvisadas que pasaron de mano en mano.

Aunque pudiese parecer sorprendente, los cubanos tienen una larga tradición en el periodismo de Internet. Las raíces del periodismo en línea pueden encontrarse en el movimiento de prensa independiente que se desarrolló entre mediados de los noventa hasta nuestra década. Usando las herramientas básicas del periodismo para cumplir con su labor informativa, los reporteros independientes enviaban sus notas a sitios de Internet de prensa extranjeros usando teléfono, fax o mensajes de correo electrónico. 

La nueva generación de blogueros difiere de sus antecesores del movimiento de prensa independiente, cuya mayoría eran activistas de oposición con fuertes opiniones políticas. En general, los blogueros evitaron las vinculaciones con grupos disidentes e intentaron no criticar directamente el régimen de Castro, según la investigación del CPJ. En consecuencia, o tal vez debido a la brecha generacional existente entre los jóvenes blogueros y el liderazgo del país, las autoridades no han reprimido a la comunidad de blogueros con tanta dureza como a la prensa independiente. Veintinueve periodistas independientes fueron encarcelados luego de una represión masiva contra la disidencia en 2003; la mayoría aun seguía en prisión en 2009.

No obstante, un grupo de blogueros señaló al CPJ que habían sido citados por las autoridades para interrogarlos y amenazarlos con sanciones, incluyendo el encarcelamiento, si no dejaban de escribir. En noviembre, agentes de seguridad del Estado detuvieron, atacaron y hostigaron a Yoani Sánchez, una bloguera reconocida internacionalmente, y a dos de sus colegas, Claudia Cadelo y Omar Luís Pardo Lazo. Las autoridades también revocaron el permiso de Sánchez para viajar fuera del país.

Blogueros y periodistas independientes que trabajan para medios de prensa extranjeros continuaron con la cobertura de temas que fueron ignorados por los medios oficiales. Cuando algunos de los funcionarios más poderosos de Cuba y conocidos como leales a Fidel Castro –incluyendo el Ministro de Relaciones Exteriores Felipe Pérez Roque y el Vicepresidente Carlos Lage– fueron destituidos de sus cargos en marzo, la noticia se anunció sintéticamente al final de un programa de televisión oficial. Un día después, los matutinos oficiales, los únicos disponibles en Cuba, publicaron las cartas de renuncia sin comentarios ni contexto. Los blogueros cuestionaron los motivos de la decisión y las repercusiones que dichos cambios tendrían en la isla. Escritores independientes como Elizardo Sánchez de Santa Cruz, presidente de la Comisión Cubana sobre Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, y Oscar Espinosa Chepe, ex periodista encarcelado, analizaron los acontecimientos en columnas de opinión.

En julio, el Presidente Raúl Castro se refirió al severo impacto de la crisis financiera global y anunció recortes en los gastos para revitalizar la economía. La prensa oficial de la isla respondió con notas editoriales superficiales llamando a que los cubanos “ahorren” y “sean comprensivos”. Blogueros y periodistas independientes informaron sobre las distintas respuestas de los ciudadanos. Muchas notas, según el CPJ, fueron críticas de las políticas del gobierno y de las posibles repercusiones que tendrían en la vida cotidiana de la población.

Los blogueros desarrollaron fuertes vínculos globales y crearon nuevos métodos para obtener información fuera de Cuba, lo que les permitió destacar problemas que de otro modo no serían cubiertos a nivel local e internacional, según pudo averiguar el CPJ. Los medios internacionales solicitaron sus opiniones y, en algunos casos, publicaron su trabajo. En septiembre, la comunidad de blogueros marcó otro hito. Una asociación de blogueros cubanos envió mensajes vía Twitter por primera vez desde la isla anunciando a los ganadores del primer concurso local de blogueros, según un informe aparecido en The Miami Herald. Este tipo de atención internacional pudo brindarles a los blogueros (y a los periodistas independientes) cierta protección ante el hostigamiento y la posibilidad de prisión.

En abril, el Presidente de Estados Unidos Barack Obama levantó las restricciones a las visitas y el envío de dinero a Cuba proveniente de estadounidenses con familiares en la isla, pero desestimó el fin del prolongado embargo impuesto a la isla. Obama indicó que estaba dispuesto a dialogar con el gobierno de Castro e instó a que Cuba devolviera el gesto con avances tangibles en materia de derechos humanos, según informó The Associated Press. La Secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton explicó que Cuba debería “abrirse a las opiniones del exterior y a los medios”. El Presidente Castro fue rápido en responder y afirmó que Cuba estaba dispuesta a debatir dichas cuestiones, pero también llamó a la liberación de cinco cubanos encarcelados en Estados Unidos acusados de espionaje, según informó AP. Posteriormente, esa misma semana, una columna de opinión escrita por el ex Presidente Fidel Castro para el diario oficial Juventud Rebelde pareció dar marcha atrás con la respuesta cubana. Fidel Castro explicó que Obama había “interpretado equivocadamente” a su hermano menor y aseveró que todos los prisioneros políticos en Cuba eran, en realidad, “mercenarios al servicio de una potencia extranjera”.

Previo a la Cumbre de las Américas que se realizó en Trinidad y Tobago en abril, el CPJ hizo presión ante el gobierno de Obama para asegurarse de que los derechos humanos en Cuba, incluyendo la liberación de prisioneros políticos y las condiciones de la libertad de prensa, fuesen parte de la agenda. El CPJ hizo lo mismo en ocasión de un viaje que realizó a Cuba en marzo el comisario europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel. El CPJ instó a Michel a que exhortara a los líderes cubanos a mejorar efectivamente la situación de los derechos humanos, a asegurar que las organizaciones humanitarias puedan visitar las prisiones cubanas y a liberar a todos los periodistas encarcelados. En junio, cuando el Consejo de la Unión Europea dictó una resolución llamando a un diálogo eficaz con el gobierno de la isla, el CPJ reiteró su llamado a los líderes europeos, subrayando que el gobierno cubano debe garantizar la libertad de información y de expresión a todos los cubanos, incluyendo acceso irrestricto a la Internet.

Sin embargo, organizaciones regionales e internacionales solamente tuvieron un éxito limitado al vincular los derechos humanos con mejores relaciones con Cuba. En junio, la Organización de los Estados Americanos (OEA) levantó la suspensión sobre Cuba para ser miembro del organismo que pesaba desde hacía 47 años. La reincorporación, advirtieron los líderes regionales, no sería inmediata sino que ocurriría a través de un mecanismo que exigiría que Cuba mejore sus antecedentes en materia de derechos humanos, señalaron informes de prensa internacionales. El gobierno de Castro respondió rechazando la reincorporación a la OEA. En enero, Manfred Nowak, relator especial de la ONU sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes, anunció que luego de una invitación del gobierno cubano, visitaría la isla antes de 2010, según la agencia española de noticias EFE. Nowak relató a los periodistas que planeaba reunirse con todo tipo de prisioneros y con sus familias, como así también con miembros del movimiento disidente y con funcionarios del gobierno. Hacia fines de año, sin embargo, aún no se había programado una visita.

Veintidós periodistas continuaron en prisión en 2009 en Cuba, ubicando a la isla como uno de los países del mundo con mayor cantidad de periodistas encarcelados. Entre los reporteros en prisión se encuentran 20 periodistas detenidos durante la embestida de 2003. En mayo, Albert Santiago Du Bouchet Hernández fue condenado a tres años acusado por desacato y por distribuir propaganda enemiga. Du Bouchet Hernández había pasado previamente un año en la cárcel.

Los periodistas presos en Cuba continuaron viviendo en condiciones inhumanas, confinados en diminutas celdas, sin ventanas o junto a decenas de otros delincuentes comunes en gigantescos depósitos. A menudo recibieron comida en mal estado y las condiciones sanitarias fueron paupérrimas. Muchos periodistas encarcelados padecieron serias enfermedades, incluyendo dolencias cardíacas, pulmonares y de la piel, que se habían desarrollado o habían empeorado durante el encarcelamiento. La investigación del CPJ halló que al menos 10 de ellos iniciaron prolongadas y peligrosas huelgas de hambre en 2009 para protestar por las pobres condiciones carcelarias. Muchos buscaron mayor acceso a sacerdotes y a médicos, como así también mejores alimentos.

Entre los reporteros que siguieron tras las rejas se destacó Héctor Maseda Gutiérrez, quien en 2008 fue galardonado con el Premio a la Libertad de Prensa del CPJ. Maseda Gutiérrez, de 66 años, miembro fundador de la agencia de prensa independiente Grupo de Trabajo Decoro, fue arrestado durante el segundo día de la masiva represión gubernamental de 2003. A pesar de varias apelaciones de parte de su familia ante las autoridades cubanas, el periodista fue retenido en la cárcel de Agüica, de máxima seguridad, en la provincia occidental de Matanzas, sin atención médica por su condición hipertensiva y por una afección cada vez peor en la piel, según su esposa, Laura Pollán Toledo. Maseda Gutiérrez continuó pasando a escondidas desde la cárcel informes que describían las pésimas condiciones del lugar y las violaciones a los derechos humanos.

Fuera de las paredes carcelarias, las familias de los periodistas continuaron siendo víctimas de hostigamiento. En agosto, Graciela González-Degard, de 72 años, cuyo hermano, Ricardo González Alfonso, se hallaba detenido en la prisión de La Habana, Combinado del Este, describió al CPJ un viaje de dos semanas a Cuba. González-Degard expresó que agentes de seguridad del Estado la interrogaron y la amenazaron, mientras que autoridades de la prisión rechazaron sus visitas planificadas y los pedidos de la familia para brindarle al periodista ropa limpia. González-Degard relató cómo las autoridades cubanas habían incluido en una lista negra a la esposa y a los dos hijos adolescentes de su hermano, impidiéndoles trabajar, y cómo revocaron en forma continua los privilegios para González Alonso en castigo por sus protestas. Otras familias cuyos miembros son activistas de derechos humanos detallaron al CPJ que agentes de la policía secreta los siguen, intervienen ilegalmente sus teléfonos e interceptan sus cuentas de correo electrónico.

Los periodistas independientes que informan desde las calles fueron también blanco de las autoridades locales. Funcionarios de seguridad del Estado detuvieron e interrogaron a Roberto de Jesús Guerra Pérez, director de Hablemos Press de La Habana, en reiteradas ocasiones. Después de una hora de detención en marzo, Guerra Pérez explicó al CPJ que había sido continua y agresivamente amenazado antes de ser liberado. Su esposa, Ismari Salomón Carcases, indicó que su esposo había sido detenido al menos 50 veces en 2008.

Otros reporteros independientes en La Habana y en las provincias fueron detenidos por breves lapsos de tiempo durante el año. En mayo, agentes de seguridad del Estado advirtieron al periodista independiente Julio Beltrán que si continuaba escribiendo sería encarcelado, informó el sitio de Internet de Miami, Cubanet. Un mes antes, Yudelmis Fonseca, reportera de 25 años de la agencia de prensa independiente Centro de Información de Derechos Humanos de Cuba, en La Habana, fue despedida de su trabajo estatal sin explicación, según Cubanet. Fonseca reveló que había sido detenida varias veces antes.

No obstante, así como la joven comunidad de blogueros, otros cubanos siguieron expresando su disconformidad y subiendo sus mensajes a la Internet que, en algunos casos, fueron sumamente críticos del régimen de Castro. Tal es el caso de Juan Carlos González, conocido como Pánfilo, un habitante de La Habana que fue grabado en video cuando gritaba que los cubanos mueren de hambre. El video alcanzó atención internacional luego de que fuese visto por miles de personas en YouTube. En agosto, un tribunal cubano sentenció a Pánfilo a dos años de prisión acusado de “peligrosidad social”. Fue liberado tres semanas después luego de una apelación exitosa, algo poco frecuente en Cuba.