Por John Otis/Corresponsal del CPJ para la región andina
Cuando corrieron los rumores de que el presidente venezolano Hugo Chávez estaba enfermo de gravedad hace cuatro años, su gobierno socialista se negó a dar a conocer el diagnóstico. Entonces en junio de 2011 una fuente en La Habana, Cuba, donde Chávez recibía tratamiento, le dijo a Nelson Bocaranda, veterano columnista del diario caraqueño El Universal, que el presidente tenía cáncer.
Temiendo la reacción del gobierno, que había emprendido una campaña contra los medios independientes, El Universal se rehusó a publicar la noticia, afirmó Bocaranda. “No se atrevieron a publicarla”, el periodista sostuvo en un video y en una entrevista en la web en marzo, en el segundo aniversario de la muerte de Chávez. “Entonces pensé, ‘OK, colocaré esto en mi propio sitio web’”. Poco después, El Universal y otros medios publicaron la noticia.
Por ello una de las mayores primicias de la historia reciente de Venezuela fue publicada por Runrunes, un sitio web de noticias que Bocaranda había lanzado apenas ocho meses antes. Era una señal de lo que vendría después: al negarse los medios tradicionales venezolanos a ofrecer una cobertura informativa crítica del gobierno, un puñado de nuevos sitios han asumido con vigor el papel de fiscalizar la gestión gubernamental, expresaron varios periodistas y analistas de medios consultados por el CPJ.
“Ahora mismo hay un auge en los sitios web de noticias”, señaló Marianela Balbi, directora del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS Venezuela), con sede en Caracas. “Me siento mejor informada que nunca”.
Los sitios web abarcan de todo un poco, desde Prodavinci, que ofrece análisis de las noticias por parte de historiadores, científicos y académicos, hasta Poderopedia, que publica perfiles de los poderosos en Venezuela, y Armando, que brinda periodismo investigativo. La mayoría de ellos critican con dureza la gestión del mandatario Nicolás Maduro, pero han surgido varios sitios web partidarios del gobierno, entre ellos Contrapunto y Misión Verdad.
Por otra parte, los avances tecnológicos, las transformaciones en los modelos de negocio y los cambiantes hábitos culturales impulsaron a las empresas de medios y a los periodistas a iniciar una transición a la Internet. Esos factores también desempeñaron un papel en Venezuela, sostuvo Balbi, pero el auge en los sitios web de noticias también se debió a las tentativas gubernamentales de restringir o controlar los medios audiovisuales y los periódicos.
Algunos periódicos han reducido la circulación o el número de páginas, o cambiaron de formato papel a formato digital en medio de la escasez de papel periódico, los boicots de la publicidad oficial y la reducción en la publicidad del sector privado en el contexto de la crisis económica del país. Muchos propietarios de medios audiovisuales parecen evadir los temas polémicos por temor a perder la concesión para transmitir. Y los dos mayores periódicos venezolanos, El Universal y Últimas Noticias, así como el canal de TV Globovisión, le han bajado el tono a la cobertura informativa crítica luego de ser vendidos a propietarios que serían cercanos a representantes del gobierno, declararon al CPJ algunos periodistas de esos medios.
El Universal y Últimas Noticias no respondieron a una solicitud del CPJ para que se pronunciaran respecto a los comentarios de que le han bajado el tono a la cobertura informativa. Luego de la venta de Globovisión, a los periodistas se les dijo que el canal continuaría transmitiendo todos los puntos de vista de las noticias.
Uno de los pocos aspectos positivos es que muchos periodistas, cansados de las restricciones que enfrentaban en los medios tradicionales, han encontrado empleo en sitios web que están dispuestos a investigar denuncias de actos ilícitos contra el gobierno.
“Otros países hablan de la transición de los medios impresos a la red como un proceso evolutivo”, declaró el año pasado Luis Carlos Díaz, periodista y experto en nuevos medios venezolano, al Centro Knight para el Periodismo en las Américas, una organización de capacitación periodística. “En Venezuela fue hecha a través de una crisis, a través de trauma. El periodismo se volcó a la red porque era el único lugar donde podía sobrevivir”.
Un ejemplo de ello es Alberto Ravell, cofundador de Globovisión, quien lanzó el sitio web La Patilla, un agregador de noticias sumamente crítico del gobierno, pero que también publica muchas fotos para inducir al lector a hacer clic y noticias de celebridades. En la actualidad es uno de los 10 sitios web más visitados de Venezuela, de acuerdo con la empresa de mediciones de Internet Alexa.
Otra refugiada de los medios tradicionales es Nathalie Alvaray, directora de contenido de Runrunes. Veterana reportera de Últimas Noticias, Alvaray expresó al CPJ que dejó el periódico el año pasado luego de que la empresa matriz, la Cadena Capriles, fuera vendida y que reporteros que trataban de escribir sobre cuestiones sensibles denunciaran haber sido censurados. Runrunes ahora cuenta con 12 reporteros y continúa ofreciendo primicias, como por ejemplo una investigación el año pasado de denuncias de enormes excesos en los costos y de retrasos en el cronograma de construcción en seis hospitales estatales.
Pero los nuevos medios tienen desventajas. De acuerdo con Alvaray, la mayoría de los lectores de Runrunes provienen de la clase media o de la clase alta, que por lo general tienen una mala opinión del gobierno. Por el contrario, plantea la periodista, Últimas Noticias tiene una circulación de más de 300,000 ejemplares diarios y es leído por la clase trabajadora y las clases más bajas, las que forman la base de apoyo del gobierno.
“Nuestra audiencia no es muy diversa”, declaró Alvaray al CPJ. “Les estamos predicando a los conversos”.
Runrunes cuenta con el apoyo financiero de Miguel Ángel Capriles, uno de los antiguos propietarios de la Cadena Capriles, y recibe algunos ingresos por concepto de publicidad. Pero no está claro si su modelo de negocio, o el de los demás sitios nuevos, lo mantendrá a flote a largo plazo, señaló Balbi, la directora del IPYS.
En el caso del sitio web de periodismo de interés público Efecto Cocuyo, que salió en enero con el objetivo de convertirse en el ProPublica de Venezuela, la reputación de sus fundadoras fue lo que ayudó al sitio a conseguir fondos. Laura Weffer, experiodista investigativa de Últimas Noticias, y Luz Mely Reyes, exdirectora del periódico caraqueño Diario 2001, son dos periodistas sumamente respetadas, lo que ayudó a atraer un pequeño monto de capital inicial de inversionistas de Caracas.
“Encontramos a algunos periodistas tremendos aquí que pueden crear valor”, expresó al CPJ Carlos Aguiló, uno de los inversionistas del sitio web.
Aguiló afirmó que Efecto Cocuyo tiene planeado sustentar su periodismo por medio de la financiación colectiva o crowd-funding y mediante la venta del contenido a terceros. Además, las distorsiones de la economía venezolana a veces funcionan a favor del sitio. Aunque la primera ronda de donaciones del sitio web a nivel nacional e internacional recaudó solamente un tercio del objetivo de USD 75,000, Weffer declaró al sitio web El Estímulo que esos dólares duplicaron su valor en la moneda local en los últimos meses debido a la rápida devaluación del bolívar venezolano.
“Nuestro presupuesto para el primer año es justo $35,000 y ya eso se ha cubierto”, Weffer declaró al CPJ.
La otra ventaja de irse a la Internet es que ello les otorga a las organizaciones de medios un mayor grado de protección frente a la represión gubernamental. “No necesitamos papel. No necesitamos una concesión para transmitir la señal. No hay mucho que puedan hacer para apretarnos”, Ravell declaró al diario The Wall Street Journal el año pasado.
No obstante, el gobierno está encontrando maneras de enfocarse en la web.
En 2013 les ordenó a los proveedores de servicio de Internet que bloquearan el acceso a los sitios web que publicaban detalles de la tasa de cambio del mercado negro, en una medida que llevó a algunos periodistas a decir que temían que la orden se ampliara a cualquier sitio web crítico del gobierno o sus políticas. Y en abril, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, presentó una demanda contra tres empresas de medios, una de ellas La Patilla, por reproducir un artículo noticioso que afirmaba que Cabello estaba vinculado al narcotráfico. Ello provocó que este mes un juez de Caracas les prohibiera abandonar el país a 22 ejecutivos de noticias –entre ellos Ravell–.