Por David Agren, corresponsal del CPJ en México
El 16 de octubre alguien subió fotografías de una mujer a la cuenta de Twitter @Miut3 acompañadas de un mensaje ominoso. “Hoy que mi vida ha llegado a su fin… No arriesguen a sus familias como lo hice yo”, decía el mensaje de Twitter. “Les pido perdón… Encontré la muerte a cambio de nada… Están más cerca de nosotros de lo que creen”.
La mujer que aparecía en las fotos presuntamente se trataba de la misma usuaria de la cuenta @Miut3: la Dra. María del Rosario Fuentes Rubio, una doctora de la fronteriza ciudad de Reynosa, en México. Utilizando la cuenta @Muit3, Fuentes informaba activamente mediante las redes sociales, según Sergio Chapa, reportero del canal KGBT 4 de Harlingen, Texas. La denuncia de su secuestro y posible asesinato ha sembrado el pánico entre las personas dedicadas a subir información sobre balaceras, robos de autos y secuestros a sitios de redes sociales como Facebook y Twitter.
Fuentes fue secuestrada afuera de una empresa no identificada, poco antes del mediodía del 15 de octubre, según una declaración de la Procuraduría General del Estado de Tamaulipas. Sus colegas han tomado muy en serio las advertencias difundidas por la cuenta @Miut3 –la cual ya ha sido suspendida por Twitter–, pues temen que grupos de la delincuencia organizada pudieran tener en sus manos el teléfono de Fuentes y los datos de sus contactos, la información de su cuenta de Twitter y el contenido de los mensajes directos de Twitter. “Están utilizando su muerte para intimidar a los periodistas ciudadanos que informan”, señaló Chapa, quien sigue las noticias compartidas en las redes sociales en el estado de Tamaulipas.
Aunque el secuestro de Fuentes ha sido confirmado y se ha difundido la noticia de que fue asesinada, las autoridades no han confirmado oficialmente ni el asesinato ni el posible móvil.
Fuentes era una usuaria activa en Twitter, donde utilizaba la cuenta @Muit3, se llamaba a sí misma “Felina” y había adoptado a Catwoman como su avatar. Chapa expresó al CPJ que ella retuiteaba sus mensajes “a diario” y era una de las más diligentes de las “decenas” de usuarios que utilizaban el hashtag #ReynosaFollow.
El hashtag #ReynosaFollow se emplea comúnmente en Reynosa cuando están sucediendo acontecimientos como balaceras y narcobloqueos (cuando los carteles del narcotráfico utilizan vehículos para bloquear las calles y establecer puntos de control). Chapa afirma que la información recogida por los usuarios de Twitter que utilizan el hashtag #ReynosaFollow ha resultado ser precisa –hasta el punto de que es utilizada por medios noticiosos nacionales e internacionales–. Los colaboradores de #ReynosaFollow también se han defendido contra los intentos por contaminar su contenido y por difundir mensajes de spam. “Son un grupo honesto de periodistas ciudadanos”, sostuvo Chapa. “Ellos ponen al descubierto cosas que se convierten en noticias en todo el país”.
Tamaulipas tiene frontera con Texas y ha sido asolada por la violencia desatada por el narcotráfico durante el último decenio, mientras el Cartel del Golfo y Los Zetas (su antiguo brazo militar) se enfrascaban en una guerra por el control de un estado codiciado por sus rutas de contrabando. El secuestro y la extorsión son comunes, junto con los ataques contra emigrantes centroamericanos que viajan por Tamaulipas con destino a Estados Unidos. Ambos carteles han recibido duros golpes por parte de las autoridades, que han capturado a algunos de sus principales jefes, pero los problemas de seguridad persisten y se han desatado luchas intestinas entre los jefes subalternos.
Es raro encontrar informaciones periodísticas confiables en Tamaulipas, debido a que la mayoría de los medios tradicionales del estado están o bien controlados o intimidados por la delincuencia organizada, y en algunos casos a los periodistas se les exige redactar las noticias que los carteles quieren que se publiquen –o se les exige silenciar otras, según periodistas consultados por el CPJ–. Un informe publicado por el CPJ en el 2010 y elaborado desde Reynosa expresó: “En Reynosa el Cartel del Golfo controla al gobierno, a la policía e incluso a los vendedores ambulantes. Pero eso no se lee en la prensa local: el cartel también controla a los medios de comunicación”.
Varios observadores entrevistados por el CPJ sostienen que la situación de supuesta colusión entre el gobierno y la delincuencia y el control de la prensa por parte de los carteles no ha variado, inclusive si el liderazgo dentro de los carteles ha cambiado. “Los carteles tienen un jefe de información y ellos trabajan por medio de una persona de los medios de prensa que está en contubernio con ellos”, manifestó un periodista que solicitó el anonimato por temor a represalias. Las sospechas en torno a una posible colaboración entre los carteles y el gobierno complican aun más las cosas. “Ahora existe una línea muy fina entre los dos”, aseguró el periodista, quien ha trabajado en periódicos y ha aportado noticias a sitios de redes sociales. “No se sabe quién es quién”.
El periodista conocía el trabajo de Fuentes y la describió como “bien informada”. Muchas personas utilizan las redes sociales en Tamaulipas para difundir y recibir información sobre la seguridad y la delincuencia, afirmó la fuente, pero la mayoría realizan sus aportes de manera esporádica. El número de periodistas, blogueros y ciudadanos interesados que informan de manera activa sobre los acontecimientos –como Fuentes– es bajo porque la mayoría prefiere no correr el riesgo. “Ejercer el periodismo… como se debe ejercer es como jugar a la ruleta rusa”, señaló el periodista. “Si valoras a tu familia, si valoras tu vida, no lo puedes hacer”.
El director de la página de Facebook Valor por Tamaulipas, que publica información sobre la inseguridad en el estado, declaró a The Associated Press que, además de su trabajo en Twitter, Fuentes solía ser una colaboradora, pero que dejó de colaborar en el 2013 por razones de seguridad. El director no reveló su nombre por razones de seguridad. El año pasado en Tamaulipas se difundieron volantes que ofrecían una recompensa de 600,000 pesos mexicanos (aproximadamente USD 44,000) a cambio de información sobre la identidad de los encargados de la página Valor por Tamaulipas, según informes de prensa.
Valor por Tamaulipas colocó la siguiente declaración en su página tras el secuestro de Fuentes: “Hoy Miut3 dejó de reportar. Pero lo que no saben los delincuentes, es que Miut3 está en nuestra alma y ella nunca nos dejaría rendirnos ante el crimen organizado”. Valor por Tamaulipas también mostró varios mensajes amenazadores con fecha 8 de octubre, los cuales habían sido agregados a la cuenta @Miut3, con la advertencia “Ya andamos cerca de varios, ten cuidado felina”.
Muchos periodistas y blogueros “tienen algún tipo de relación con Valor por Tamaulipas”, señaló el periodista entrevistado por el CPJ. Un pedido para comentar al respecto, enviado a una dirección electrónica en la página de Facebook Valor por Tamaulipas, no recibió respuesta.
Según una fuente del reportero Chapa, las investigaciones en torno al secuestro de Fuentes están en marcha y posiblemente el secuestro no esté relacionado con sus actividades en las redes sociales. La fuente le dijo a Chapa que la Dra. Fuentes no había podido brindar asistencia médica en su clínica al hijo de un narcotraficante, y que el niño había muerto en camino al hospital. Según la fuente, los secuestradores de Fuentes probablemente se enteraron de su identidad digital y la utilizaron para difundir el miedo.
No es la primera vez que los periodistas de Tamaulipas han sufrido ataques. Un video divulgado el año pasado muestra el asesinato de un presunto colaborador de Valor por Tamaulipas que momentos antes había repetido una advertencia dirigida a los usuarios de redes sociales y que los conminaba a dejar de informar sobre las actividades de la delincuencia organizada. La autenticidad del video no ha quedado esclarecida. Y en el 2011, María Elizabeth Macías Castro fue asesinada en la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas, tras informar sobre las actividades de la delincuencia organizada en las redes sociales. Con su cuerpo decapitado se encontró una nota que mostraba su identidad digital, y unos audífonos y un teclado estaban al lado de la cabeza. Este caso fue el primero que el CPJ documentó respecto a un asesinato de periodista perpetrado en represalia directa por trabajo publicado en los medios sociales.