Le escribo como presidente de la junta directiva del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) para requerir su liderazgo en la reafirmación del papel los Estados Unidos como defensor incondicional de la libertad de prensa en el mundo.
Equipo de transición presidencial
Washington, DC 20270
12 de enero de 2009
Estimado Presidente electo Obama,
Le escribo como presidente de la junta directiva del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) para requerir su liderazgo en la reafirmación del papel los Estados Unidos como defensor incondicional de la libertad de prensa en el mundo. Periodistas de muchos países, quienes arriesgan sus vidas y libertad para mantener los valores de la libertad de expresión, esperan el apoyo de los Estados Unidos.
Para reafirmar nuestra autoridad moral, primero debemos poner la casa en orden. Como prioridad, lo insto a poner fin a la práctica utilizada por las fuerzas armadas estadounidenses de detener indefinidamente a periodistas y trabajadores de los medios, y a investigar a fondo los casos de periodistas caídos bajo fuego de las fuerzas militares estadounidenses.
La detención sin juicio de periodistas ha desprestigiado a los Estados Unidos en el mundo y puede haber contribuido al aumento global del número de periodistas encarcelados al animar a los muchos autócratas que buscan pretextos o justificaciones para encarcelar a periodistas críticos.
Aliados y amigos cercanos de los Estados Unidos como Azerbaiján, Egipto, Etiopía, Marruecos y Pakistán están dentro de los 10 países dónde la libertad de prensa se ha deteriorado más, de acuerdo con un sondeo del CPJ. Otros países como Túnez figuran entre los mayores censores en el mundo.
Como el Senador Richard Lugar observó recientemente: “El ejemplo de la libertad de prensa que ponemos en este país es un faro importante para guiar a otras naciones mientras éstas hacen su transición de formas de gobierno autócratas”.
O como su antiguo colega en el Senado de Illinois, Richard Durban, señaló últimamente: “América ha sido por mucho tiempo un campeón y una fuente de esperanza en el mundo para los que sufren violaciones de sus derechos humanos—los que están encerrados en las prisiones de dictadores, los que luchan por las libertades de prensa y políticas, los que valientemente se enfrentan a la tiranía y la injusticia”. El Senador Durban continúo indicando: “Tristemente, me preocupa que una parte de este liderazgo, de esta inspiración, y de esta esperanza únicamente americana se haya perdido en los últimos años”.
Esta esperanza continúa erosionándose con las detenciones de periodistas por las fuerzas militares estadounidenses. Catorce periodistas han sido detenidos por lapsos prolongados sin debido proceso en Irak, Afganistán y Guantánamo. Uno sigue tras las rejas. Ibrahim Jassam, un fotógrafo freelance que trabajaba para la agencia Reuters, fue detenido el 2 de septiembre por fuerzas estadounidenses en Bagdad. El 30 de noviembre, la Corte Central Penal de Irak dictaminó que no existía evidencia para mantener a Jassam detenido y ordenó a las fuerzas militares estadounidenses liberarlo. Sin embargo, el Mayor del Ejercito de los Estados Unidos, Eric Larson, indicó al CPJ en diciembre que a pesar del fallo, el ejército podía detener a Jassam si lo consideraba una amenaza a la seguridad. Larson explicó que se iniciaría una revisión militar que podría tardar hasta 60 días.
La lista de detenidos por las fuerzas militares sin juicio incluye a los siguientes periodistas:
• Bilal Hussein, un fotógrafo iraquí, formaba parte de un equipo de The Associated Press que ganó un Premio Pulitzer en 2005. Arrestado en 2006, Hussein fue detenido por dos años sin ser acusado. En noviembre, el CPJ otorgó a Hussein un Premio Internacional a la Libertad de Prensa.
• Jawed Ahmad, un productor afgano para la televisora canadiense CTV, fue detenido en 2007 en un campo aéreo cerca de Kandahar. Ahmad fue transferido a la Base Aérea Begram afuera de Kabul y estuvo detenido por 11 meses sin ser acusado.
• Sami al-Haj, un camarógrafo sudanés para Al Jazira, fue arrestado por las fuerzas paquistaníes en 2001 en la frontera entre Afganistán y Pakistán mientras cubría la ofensiva liderada por los Estados Unidos para derrocar al Talibán. Fue transferido a custodia estadounidense y transladado a Guantánamo, dónde permaneció preso seis años sin ser acusado.
Además de Jassam, quien permanece detenido, los 13 periodistas detenidos por las fuerzas armadas han sido liberados sin cargos después de pasar semanas, meses o años en prisión. Esta práctica viola el propio compromiso de las fuerzas militares de los Estados Unidos a revisar los casos de periodistas dentro de las primeras 36 horas de detención. En marzo de 2006, oficiales militares de los Estados Unidos en Bagdad y Washington informaron a Reuters y al CPJ sobre un nuevo procedimiento que daría atención rápida y de alto nivel a las detenciones de periodistas y aseguraría que los reporteros que se encuentran trabajando no permanezcan detenidos sin cargos por períodos prolongados. No obstante, el procedimiento recién anunciado fue aparentemente abandonado en meses, tal como lo indiqué en una carta de noviembre de 2006 al entonces Secretario de Defensa, Donald H. Rumsfeld.
Pienso que la derogación de la práctica de detener a periodistas sin debido proceso por períodos prolongados enviaría una señal clara que los Estados Unidos mantiene su largo compromiso con la libertad de expresión.
Esta señal sería reforzada aún más con un compromiso inequívoco de su administración para que las fuerzas militares investiguen a fondo las muertes de cualquier periodista en manos de tropas estadounidenses. Desde 2003, por lo menos 16 periodistas han caído y otros han sido heridos de gravedad bajo fuego de las fuerzas de los Estados Unidos en Irak. Hasta donde sabemos, las autoridades militares de los Estados Unidos han llevado a cabo investigaciones en menos de un puñado de casos. Las investigaciones exoneraron a los soldados involucrados en cada uno de estos casos.
Algunas de las investigaciones no lograron conciliar preguntas sobre la cadena de mando y el control de las operaciones, ni sobre declaraciones contradictorias de testigos. Un informe del CPJ encontró una supuesta falla en la cadena de mando y el control operacional que contribuyó al episodio de 2003 en el que un tanque estadounidense disparó contra el Hotel Palestina, resultando en la muerte de dos periodistas. Otras investigaciones militares estadounidenses hicieron recomendaciones específicas para evitar que se repitiera este tipo de incidentes, incluyendo una revisión de las reglas de enfrentamiento y una mejoría de la cadena de mando y control y puntos de control. El CPJ y Human Rights Watch manifestaron juntos su preocupación por la seguridad en los puntos de control en una carta enviada al Secretario Rumsfeld. Sin embargo, sigue poco claro si, o hasta qué grado, las fuerzas militares de los Estados Unidos han implementado sus propias u otras recomendaciones.
Es más, las fuerzas militares estadounidenses aún no han hecho públicas las investigaciones sobre la mayoría de los otros casos de periodistas caídos en los que estuvieron involucradas. Dentro de estos casos se incluye el ataque aéreo a las oficinas en Bagdad de la red de televisión Al Jazira durante el cual murió su corresponsal Tareq Ayyoub.
El Pentágono debería llevar a cabo una investigación oportuna y rigurosa sobre las muertes de todos los periodistas bajo fuego estadounidense. Los resultados de dichas averiguaciones deben hacerse públicos y las lecciones aprendidas deben ser incorporadas dentro de los procesos operativos.
También le pido que aliente a las fuerzas militares a que incluyan procedimientos para crear mayor conciencia entre los soldados que se encuentran con periodistas en el campo. Mientras que las tropas de los Estados Unidos se ven enfrentadas cada vez con más frecuencia a enemigos que operan profundamente inmersos en la población civil, éstas deben estar entrenadas para aceptar la presencia de periodistas locales, quienes tienen el derecho legítimo de cubrir el conflicto. Con demasiada frecuencia, el CPJ recibe informes de periodistas locales sobre abuso verbal y a veces físico por parte de tropas estadounidenses en países como Afganistán o Irak.
El Comité para la Protección de los Periodistas es una organización independiente y sin ánimo de lucro que no acepta ningún tipo de fondos gubernamentales mientras trabaja para defender la libertad de prensa en el mundo. Desde que el CPJ fue fundado en 1981 por periodistas estadounidenses preocupados por sus colegas en otras partes del mundo, la gran mayoría de nuestro trabajo se ha centrado en la defensa de periodistas que trabajan en algunas de las condiciones más represivas en el mundo.
Existen dos grandes amenazas a la libertad de prensa. Una es la taza alarmante de impunidad para asesinatos de periodistas en el mundo: casi tres de cada cuatro periodistas caen en cumplimiento de su trabajo y sus asesinos quedan impunes en casi nueve de 10 casos. La otra es el frecuente encarcelamiento de periodistas por cumplir con su trabajo: por lo menos 125 periodistas estaban en la cárcel alrededor del mundo el 1 de diciembre de 2008. Casi la mitad de los periodistas encarcelados son periodistas de Internet, quienes ahora son detenidos más a menudo que aquellos que trabajan para otros medios. El CPJ se concentra en estos temas, al igual que en muchas otras formas de restricción a la libertad de la prensa en el mundo.
No puedo enfatizar suficiente la importancia de la defensa decidida de la libertad de los medios en este momento de aumento en la represión, censura y ataques contra periodistas en el mundo. Lo insto a hacer de la libertad de prensa una parte integral tanto de su política doméstica como de su política exterior. Como señaló Thomas Jefferson, “Nuestra libertad depende de la libertad de la prensa, y ésta no puede ser limitada sin perderse”.
Sinceramente,
Paul E. Steiger