Nueva York, 24 de abril del 2007— Saúl Noé Martínez Ortega, periodista mexicano de la fuente policial secuestrado hace una semana, fue encontrado muerto ayer en el estado norteño de Chihuahua. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) está investigando posibles vínculos entre la muerte de Martínez y su trabajo profesional.
Ayer en la madrugada, un transeúnte descubrió un cadáver envuelto en una cobija al lado de una carretera en las afueras de la ciudad de Nuevo Casas Grandes, cerca de la frontera entre Chihuahua y de Sonora, según informes de prensa y entrevistas del CPJ. El cuerpo, en un grado de alta descomposición, fue identificado como el de Martínez gracias a un diente de plata y un tatuaje en el hombro izquierdo, indicó el hermano del periodista, Erick Martínez Ortega.
Martínez, de 36 años, fue secuestrado durante la noche el 16 de abril a la entrada del edificio de la policía municipal de Agua Prieta, una ciudad en el estado de Sonora cerca a la frontera con Arizona. Según informes de prensa, tras una persecución a alta velocidad, Martínez detuvo su camioneta a la entrada del edificio de la policía para pedir ayuda. Pero sujetos fuertemente armados forzaron al periodista a subir a su vehículo y se alejaron del centro de la ciudad.
El periodista llevaba muerto aproximadamente seis días cuando encontraron su cuerpo, indicó José Larrinaga Talamantes, vocero de la Procuraduría General del Estado de Sonora en Hermosillo. Había sido golpeado y aparentemente murió de un fuerte golpe a la cabeza, Erick Martínez detalló al CPJ.
Martínez cubría la fuente policial durante la noche para Interdiario, un periódico familiar que sale tres veces por semana en Agua Prieta, señaló la semana pasada al CPJ Lorenzo, el padre del periodista. Según la familia de Martínez, el periodista estaba investigando la desaparición de un amigo quien trabajaba como informante de la policía municipal. La familia Martínez cree que su muerte puede estar relacionada con el trabajo periodístico sobre ese caso, indicó Erick Martínez.
Larrinaga explicó al CPJ que las autoridades locales y federales están llevando investigaciones paralelas. Se están estudiando varios motivos posibles, incluyendo supuestos vínculos entre el periodista y traficantes de droga locales, especificó el vocero de la Procuraduría General del Estado. Las autoridades no han descartado la labor periodística de Martínez como posible motivo, añadió Larrinaga.
“Estamos entristecidos por la muerte de nuestro colega y ofrecemos nuestras condolencias a su familia y amigos”, indicó el Director Ejecutivo del CPJ, Joel Simon. “Instamos a las autoridades de Sonora y a las autoridades federales a investigar este asesinato de manera pronta y exhaustiva, y a llevar a todos los responsables ante la justicia”.
Según las investigaciones del CPJ, seis periodistas han caído en represalia directa por su trabajo desde el 2000. El CPJ continúa investigando las circunstancias que rodean otros 11 asesinatos desde entonces para determinar si las muertes están relacionadas con el trabajo de los reporteros. Tres periodistas han desaparecidos desde el 2005. Dos de ellos cubrían la fuente policial.