Cuba: Periodista independiente liberado tras dos años en prisión

18 de enero de 2001

Su Excelencia Fidel Castro Ruz
Presidente de Cuba
c/o Misión de Cuba ante las Naciones Unidas
Nueva York, NY

POR FAX: 212-779-1697

Su Excelencia:

El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) aplaude la liberación ayer del periodista independiente Jesús Joel Díaz Hernández, quien estuvo encarcelado por dos años debido a su trabajo, en flagrante violación del derecho internacional. Exhortamos a Su Excelencia a liberar a los otros dos periodistas que continúan encarcelados: Bernardo Arévalo Padrón y Manuel Antonio González Castellanos.

Ayer, las autoridades penitenciarias convocaron a los padres de Díaz Hernández a la prisión de Canaleta en la provincia de Ciego de ávila. Sin explicación alguna, liberaron a Díaz Hernández y lo entregaron a sus padres. Díaz Hernández había cumplido exactamente dos años de su sentencia de cuatro; un documento que le fue entregado al ser liberado indica que el resto de la sentencia fue suspendida.

Si bien sentimos alivio por la liberación de Díaz Hernández, seguimos indignados por el hecho de que en primer lugar él haya sido encarcelado. Que él haya sido condenado de conformidad con el Artículo 72 del código penal cubano implica que puede ser encarcelado nuevamente si vuelve a ejercer el periodismo independiente. El Artículo 72 reza: “Se considera estado peligroso la especial proclividad en que se halla una persona para cometer delitos, demostrada por la conducta que observa contradicción manifiesta con las normas de la moral socialista”.

Díaz Hernández, director ejecutivo del servicio noticioso independiente Cooperativa Avileña de Periodistas Independientes (CAPI), fue sometido a un juicio viciado y fue hallado culpable de “peligrosidad”, delito que no existe en ningún otro país. él fue confinado en condiciones denigrantes y se le negó incluso los mínimos derechos que le confieren las leyes cubanas.

El 18 de enero de 1999, agentes de la Policía Nacional Revolucionaria arrestaron a Díaz Hernández en su casa, situada en la ciudad de Morón, provincia de Ciego de ávila. El Tribunal Municipal de Morón lo condenó por “peligrosidad” tras un juicio de un solo día. En protesta, Díaz Hernández se declaró en huelga de hambre y se negó incluso a ingerir agua.

Tras una sesión sumaria el 22 de enero de 1999, el Tribunal Provincial de Ciego de ávila confirmó la sentencia de Díaz Hernández. En evidente violación del principio de debido proceso, se le prohibió siquiera a su propio abogado asistir a la audiencia (al periodista se le adjudicó un abogado estatal). Díaz Hernández puso fin a su huelga de hambre el 28 de enero y comenzó a ingerir líquidos.

En julio de 1999, Díaz Hernández comenzó otra huelga de hambre, que duró 17 días. En septiembre, tras pasar ocho meses en celda de aislamiento, el periodista fue transferido a otra sección de la prisión donde estaban confinados otros presos condenados por “peligrosidad”.

Fuentes locales del CPJ informaron que el 11 de noviembre de 1999, justo antes de la Novena Cumbre Iberoamericana de La Habana, Díaz Hernández comenzó una tercera huelga de hambre en apoyo de una amnistía general para todos los presos políticos cubanos. Nuevamente fue colocado en celda de aislamiento, aún cuando su sentencia estipulaba que debía ser llevado a un establecimiento especializado de trabajo.

El 23 de noviembre de 1999, el CPJ le otorgó a Díaz Hernández el Premio Internacional a la Libertad de Prensa (International Press Freedom Award). Los invitados a la ceremonia de premiación, celebrada en Nueva York, firmaron 312 postales en las que pedían a Su Excelencia liberar al periodista de inmediato. Las postales fueron enviadas por FedEx a la Sección de Intereses de Cuba en Washington D.C. el 4 de febrero del 2000.

En julio del 2000, los colegas de Díaz Hernández informaron que el periodista sufría de hepatitis y no estaba recibiendo atención médica apropiada. La condición del periodista fue descubierta sólo después de que familiares suyos sacaran clandestinamente de la cárcel una muestra de orina. Ese mismo mes, los guardias de la prisión confiscaron los libros de Díaz Hernández y les prohibieron a sus familiares traerle otros.

Estamos complacidos de que, después de dos años en prisión, Díaz Hernández esté libre y disfrutando de la compañía de sus amigos y familiares. Esperamos que él ahora pueda ejercer su profesión sin intervención del gobierno, aunque no nos hacemos ilusiones, dado el historial de su gobierno en reprimir el periodismo independiente.

De hecho, seguimos sumamente preocupados por dos colegas nuestros que siguen en prisión:

1) Bernardo Rogelio Arévalo Padrón está encarcelado desde 1997. Arévalo Padrón, fundador de la agencia de noticias Línea Sur Press en la provincia de Cienfuegos, continúa encarcelado a pesar de que tiene derecho a recibir libertad condicional. Su salud se ha deteriorado debido a su prolongado encarcelamiento.

El 31 de octubre de 1997, la Cámara Provincial del Tribunal de Aguada de Pasajeros, un pueblo de Cienfuegos, sentenció a Arévalo Padrón a seis años de cárcel por “desacato” a Su Excelencia y a Carlos Lage, miembro del Consejo de Estado. Las acusaciones surgieron a raíz de una serie de entrevistas que Arévalo Padrón concedió a fines de 1997 a emisoras radiales con sede en Miami. En las entrevistas, el periodista denunció que mientras los campesinos cubanos pasaban hambre, helicópteros del gobierno transportaban carne fresca a La Habana con destino a las mesas de comida de Su Excelencia, Lage y otros funcionarios del Partido Comunista.

El 18 de noviembre de 1997, oficiales de la Seguridad del Estado detuvieron a Arévalo Padrón y lo enviaron a la cárcel. El periodista cumplió la primera parte de su sentencia en la cárcel de máxima seguridad de Ariza, en Cienfuegos, donde compartió una celda inmunda con delincuentes comunes. El 11 de abril de 1998, oficiales de la Seguridad del Estado propinaron una golpiza a Arévalo Padrón tras acusarlo de escribir letreros contra el gobierno en la prisión. A consecuencia fue colocado en celda de aislamiento. Luego se determinó que otro preso fue quien escribió los letreros.

En Ariza, Arévalo Padrón fue maltratado constantemente, según sus colegas. Otros presos que entraron en contacto con él fueron trasladados a otros centros o castigados. Además, Arévalo Padrón sufrió de bronquitis y, según se informó, dos veces recibió tratamiento en la enfermería del penal por padecer de alta presión arterial. El 8 de enero, el periodista fue trasladado al Campamento de Trabajo No. 20, en el municipio de Abréu, en Cienfuegos, donde permaneció por cuatro meses.

Desde el 6 de abril del 2000, el periodista ha estado confinado en el hacinado e insalubre campamento de trabajo San Marcos, en el municipio de Lajas, en Cienfuegos, donde trabaja cortando yerba con un machete en los campos de caña y recibe de comer sólo arroz con caldo. Según la agencia de noticias independiente CubaPress, las autoridades penitenciarias mantienen una estrecha vigilancia sobre Arévalo Padrón, le censuran las cartas que escribe y que recibe, y lo han amenazado con enviarlo a una prisión de máxima seguridad si no cumple su norma de producción.

Debido al arduo trabajo que debe realizar en los campamentos de trabajo, Arévalo Padrón ahora sufre de sacrolumbagia y de bloqueo coronario. Luego de hacer caso omiso al sufrimiento de Arévalo Padrón durante varias semanas, en septiembre de este año las autoridades del penal le permitieron realizarse exámenes médicos, según la agencia de noticias CubaPress. Un médico determinó que Arévalo Padrón no debería hacer esfuerzo físico y que debía llevar una faja ortopédica.

A mediados de octubre, las autoridades penitenciarias informaron a Arévalo Padrón que su libertad condicional había sido aprobada, pero el periodista continúa confinado al campamento de trabajo San Marcos, en evidente violación de las leyes cubanas.

2) Manuel Antonio González Castellanos, corresponsal de la agencia de noticias independiente CubaPress en la provincia oriental de Holguín, ha estado encarcelado desde 1998. Se le ha negado atención médica y beneficios legales a los cuales tiene derecho, como la libertad condicional.

González Castellanos fue arrestado el 1 de octubre de 1998 por formular declaraciones críticas contra Su Excelencia ante agentes de la Seguridad del Estado que lo habían detenido e insultado cuando caminaba de regreso a su casa tras visitar a un amigo. Tras permanecer siete meses encarcelado sin juicio en la Prisión Provisional de Holguín, él fue condenado por el Tribunal Municipal de San Germán, en la misma provincia, el 6 de mayo de 1999. Su delito fue “desacato” y se le sentenció a dos años y siete meses de cárcel.

Aunque los cargos contra González Castellanos no están directamente relacionados con su labor periodística, los periodistas locales sospechan que él fue provocado deliberadamente por los agentes de la Seguridad del Estado en represalia por haber reportado sobre las actividades de disidentes políticos.

El 30 de junio de 1999, González Castellanos fue trasladado a la prisión de máxima seguridad “Cuba Sí”, en Holguín, donde fue constantemente maltratado por los guardias. Cuando se quejó de las pésimas condiciones higiénicas, los guardias amenazaron con suspenderle su derecho a recibir visitas. A fines de 1999, periodistas independientes locales informaron que oficiales de la Seguridad del Estado prometieron recompensar a otros presos si acosaban a González Castellanos y remitían a las autoridades información sobre él.

El 3 de marzo del 2000, González Castellanos fue trasladado nuevamente a la Prisión Provisional de Holguín. El 26 de junio, él fue confinado a una celda de castigo por 10 días, luego de ser golpeado en la cabeza por el oficial de reeducación del penal y un guardia, por haber protestado contra la confiscación de sus notas personales. Al ser liberado de la celda de castigo, González Castellanos fue colocado en un destacamento de trabajo. él sufrió un catarro agudo por dos meses y perdió mucho peso, pero se le negó atención médica adecuada. Su salud mejoró sólo luego de que su familia logró llevarle medicamentos.

A mediados de noviembre del 2000, se le dijo a González Castellanos, quien también tiene derecho a libertad condicional, que él figuraba entre 60 presos que iban a ser trasladados a un campamento de trabajo, donde las condiciones eran menos duras. Sin embargo, cuando llegó el día del traslado, se le dijo que seguiría en la Prisión Provisional de Holguín.

Como organización de periodistas dedicada a la defensa de la libertad de prensa en todo el mundo, el CPJ cree que la política del gobierno cubano de tipificar como delito el periodismo independiente es una flagrante violación del Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que establece que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, incluyendo el derecho de “investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Encarcelar a quienen ejercen este derecho es también una violación del Artículo 9 de la Declaración, que establece que “Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”.

Exhortamos a Su Excelencia a garantizar que González Castellanos y Arévalo Padrón sean liberados inmediatamente, y que sus injustas condenas sean revocadas.

Atentamente,

Ann K. Cooper
Directora Ejecutiva

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