Ataques a la Prensa en 2000: PERÚ

PERÚ
LOS PERIODISTAS INVESTIGATIVOS PERUANOS CONTRIBUYERON a expulsar del poder al presidente Alberto K. Fujimori después de obligar al otrora poderoso jefe de inteligencia Vladimiro Montesinos a marcharse al exilio. La partida de Fujimori en noviembre llevó a la liberación de la prensa independiente, la que había padecido seriamente bajo un régimen que trató de manipular la información pública por una década.

El presidente Fujimori utilizó todos los recursos a su alcance contra los medios de comunicación independientes, con lo que se ganó un lugar en la lista del CPJ de los Diez Peores Enemigos de la Prensa en 1999 y 2000. El arsenal de Fujimori abarcaba la vigilancia, las tácticas difamatorias y la fabricación de cargos judiciales contra periodistas y publicaciones. El mandatario peruano diezmó el periodismo televisivo independiente y monopolizó el tiempo de emisión de las estaciones pro gobierno. La prensa sensacionalista y un sitio de Internet controlado por miembros del círculo íntimo del presidente se especializaron en destruir la imagen de políticos opositores y de los periodistas que en sus reportajes adoptaron una actitud crítica frente al presidente.

Con tales antecedentes, se realizaron fuertes protestas cuando Fujimori decidió lanzar su candidatura a las elecciones generales del 9 de abril, a pesar de una aparente prohibición constitucional que le impedía cumplir un tercer mandato. Las políticas populistas de Fujimori, sin embargo, le habían ganado un amplio apoyo dentro de la población rural peruana, y se esperaba que el presidente declarara una fácil victoria sobre su principal rival, el ex economista del Banco Mundial Alejandro Toledo.

Pero los periodistas peruanos cambiaron el guión al publicar perjudiciales revelaciones que erosionaron la legitimidad de Fujimori. El 29 de febrero, el respetado diario El Comercio de Lima publicó un reportaje que acusaba a integrantes de la coalición oficialista Perú 2000 de falsificar más de un millón de firmas para inscribir a Fujimori como candidato. A sólo semanas de su primicia, el periódico fue víctima del acoso judicial. Canal N, un canal independiente por cable lanzado por la empresa propietaria de El Comercio en 1999, fue acosado durante todo el año.

Fujimori no se inmutó por la condena nacional e internacional que siguió a estas acusaciones. Aunque Toledo logró forzar una segunda vuelta, se abstuvo de participar en ella tras acusar al presidente de fraude. Fujimori tomó posesión de su cargo el 28 de julio, en medio de protestas antigubernamentales. Sería un tercer mandato breve.

El 21 de agosto Fujimori y Montesinos anunciaron a bombo y platillo que habían desarticulado una red internacional de tráfico de armas que utilizaba a Perú de intermediario en la venta de armas rusas a las guerrillas colombianas. De hecho, los periodistas locales ya habían comenzado a descubrir posibles vínculos entre el organismo de espionaje de Montesinos, el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), y los traficantes.

Los reporteros de imediaperu.com, una nueva agencia de prensa por Internet que publicó una serie de artículos sobre el escándalo del tráfico de armas y el SIN, muchas veces notaron la presencia de un auto o una furgoneta con ventanillas polarizadas en el exterior de sus oficinas. Vehículos similares siguieron a Cecilia Valenzuela, la directora de la agencia. La línea telefónica de la agencia se interrumpía con regularidad, al igual que el teléfono celular de Valenzuela. A partir del 2 de septiembre, la prensa sensacionalista pro oficialismo comenzó una campaña de desprestigio contra Valenzuela. El hostigamiento terminó una semana después, luego de que varias organizaciones internacionales denunciaron la campaña. A finales de año el posible vínculo de Montesinos con el tráfico de armas hacia Colombia seguía bajo investigación.

La verdadera bomba explotó el 14 de septiembre, cuando Canal N transmitió un video que mostraba a Montesinos sobornando a un congresista opositor que luego se pasó a la coalición oficialista. Dos días después, Fujimori dijo que desmantelaría el SIN y prometió convocar a nuevas elecciones en las que no se presentaría como candidato. Días más tarde, Montesinos huyó a Panamá pero este país le negó el asilo. Luego se informó que él había regresado al Perú, y Fujimori mismo protagonizó una búsqueda ampliamente publicitada que suscitó el ridículo. A finales de año se desconocía el paradero de Montesinos.

Luego de asistir en noviembre a la Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, celebrada en Brunei, país del sureste asiático, Fujimori hizo una escala en Japón, tierra natal de sus padres. El 20 de noviembre, luego de que la oposición tomó el control del Congreso, Fujimori envió su renuncia por fax al Congreso desde la habitación de un hotel en Tokio. El Congreso rechazó la renuncia y declaró a Fujimori como incapacitado moralmente para ejercer el cargo. El político moderado Valentín Paniagua fue juramentado dos días después. Él dirigirá un gobierno provisional hasta julio del 2001, cuando el ganador de las nuevas elecciones fijadas para abril asumirá la presidencia.

El panorama de los medios de la televisión y la radio es mucho más alentador ahora, como lo demuestra el regreso el 6 de diciembre de Baruch Ivcher, el exiliado propietario de un canal de TV. En 1997, el gobierno de Fujimori había despojado de su estación de televisión Frecuencia Latina-Canal 2 al empresario de origen israelí, luego de que su canal transmitió informes investigativos acerca de las finanzas personales de Montesinos y las actividades ilícitas del SIN. Ivchner recuperó el canal a finales del 2000, luego de que el gobierno de Paniagua desestimó todas las demandas en contra de Ivcher.

En otro paso que ayudó a revivir la televisión independiente, Genaro Delgado Parker, a quien se le despojó de Red Global de Televisión-Canal 13 en 1999, recuperó el control de su estación tras negociaciones sostenidas bajo el auspicio de la Organización de Estados Americanos.

Los periódicos que alguna vez fueron vinculados al SIN ahora encaran tiempos difíciles. El 28 de septiembre, el diario limeño La República informó que varios periódicos sensacionalistas que antes se habían dedicado a campañas difamatorias orquestadas en contra de periodistas y miembros de la oposición, habían tomado un vuelco de 180 grados. El Mañanero, un periódico sensacionalista que había sido enérgicamente pro Fujimori, publicó un artículo acerca de un paro nacional de transporte bajo el titular «¿Y ahora quién podrá salvarnos?» Sería apropiado hacerle la pregunta al periódico mismo.

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